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Plantación y propagación del geranio real

Linden · 23.08.2025.

La plantación y propagación del geranio real son dos procesos fundamentales que permiten no solo iniciar el cultivo de esta espectacular planta, sino también multiplicarla para disfrutar de su belleza en más rincones de nuestro jardín o para compartirla con otros aficionados. Realizar una plantación correcta es el primer paso para asegurar que la planta se establezca bien y desarrolle un sistema radicular fuerte, lo que sentará las las bases para un crecimiento vigoroso y una floración abundante. Por otro lado, dominar las técnicas de propagación, principalmente a través de esquejes, nos ofrece la gratificante posibilidad de crear nuevas plantas idénticas a la planta madre, perpetuando sus características y asegurando una nueva generación de flores espectaculares. Ambos procesos requieren atención al detalle, desde la elección del momento adecuado y el sustrato correcto, hasta el cuidado posterior de las nuevas plantas.

El momento ideal para la plantación de los geranios reales es en primavera, una vez que haya pasado todo riesgo de heladas y las temperaturas comiencen a subir de manera constante. Este período ofrece a las plantas jóvenes las mejores condiciones para aclimatarse y comenzar su ciclo de crecimiento activo. Al adquirir nuevas plantas en un vivero, es importante elegir ejemplares sanos, con un follaje verde y compacto, sin signos de plagas o enfermedades, y preferiblemente con algunos capullos florales ya formados. Antes de plantar, es aconsejable aclimatar gradualmente las plantas a las condiciones exteriores durante unos días si han estado en un invernadero, para evitar un shock por el cambio brusco de ambiente.

La preparación del recipiente y del sustrato es un paso crucial para una plantación exitosa. Elige una maceta o jardinera que sea proporcional al tamaño del cepellón de la planta, asegurándote de que tenga suficientes agujeros de drenaje en el fondo para evitar el encharcamiento. Cubre el fondo con una fina capa de grava o arcilla expandida para mejorar aún más el drenaje. Utiliza un sustrato de alta calidad, específico para plantas con flor o geranios, que sea ligero, aireado y rico en nutrientes. Rellena la maceta con el sustrato, dejando espacio suficiente para colocar la planta.

El proceso de plantación en sí es sencillo pero requiere delicadeza. Extrae con cuidado la planta de su maceta original, intentando no dañar las raíces. Si el cepellón está muy compacto o las raíces forman una espiral en el fondo, puedes aflojarlas suavemente con los dedos para estimular su crecimiento hacia el nuevo sustrato. Coloca la planta en el centro de la nueva maceta, asegurándote de que la parte superior del cepellón quede al mismo nivel que en la maceta original, o ligeramente por debajo del borde de la nueva maceta. Rellena los huecos con más sustrato, presionando ligeramente para eliminar las bolsas de aire, y finaliza con un riego generoso para asentar la tierra y proporcionar la humedad inicial necesaria.

En cuanto a la propagación, el método más común y efectivo para el geranio real es mediante esquejes de tallo. Esta técnica permite obtener nuevas plantas genéticamente idénticas a la planta madre. El mejor momento para tomar esquejes es a finales del verano o principios del otoño, utilizando los tallos sanos y vigorosos resultantes de la poda de preparación para el invierno. De esta manera, no solo preparamos la planta madre para su descanso, sino que también aprovechamos ese material vegetal para crear la siguiente generación. Este método es una forma económica y satisfactoria de aumentar tu colección de geranios.

El momento y la selección para la plantación

Elegir el momento adecuado para plantar tus geranios reales es determinante para su éxito futuro. La época ideal para esta tarea es la primavera, concretamente cuando el peligro de las heladas tardías ha desaparecido por completo y las temperaturas nocturnas se mantienen de forma consistente por encima de los 10 grados Celsius. Plantar en estas condiciones permite que el geranio se establezca y desarrolle un sistema radicular robusto antes de la llegada de los calores más intensos del verano. Si se planta demasiado pronto, una helada inesperada podría dañar gravemente o incluso matar a la joven planta, mientras que si se espera demasiado, el calor estival podría estresarla e dificultar su aclimatación.

Al momento de adquirir tus geranios reales en un centro de jardinería o vivero, la selección de ejemplares de calidad es un paso que no debe tomarse a la ligera. Dedica tiempo a examinar las plantas disponibles. Busca ejemplares que presenten un aspecto general saludable y vigoroso, con un follaje denso, compacto y de un color verde intenso. Evita las plantas con hojas amarillentas, manchas, agujeros o cualquier signo visible de plagas como pulgones o mosca blanca. Un buen indicador de la salud de la planta es la presencia de múltiples brotes nuevos y capullos florales, lo que sugiere que la planta está en una fase de crecimiento activo y lista para florecer.

No te limites a observar solo la parte aérea de la planta; si es posible, revisa también el estado del cepellón. Con cuidado, puedes intentar levantar ligeramente la planta de su maceta para observar las raíces. Un sistema radicular sano se caracteriza por tener raíces de color blanco o crema y estar bien distribuidas por el sustrato. Si las raíces son marrones, blandas o tienen mal olor, es un signo de pudrición radicular, por lo que debes descartar esa planta. Del mismo modo, si las raíces han formado una masa densa y en espiral en el fondo de la maceta, significa que la planta lleva demasiado tiempo en ese recipiente, aunque esto se puede solucionar aflojando las raíces antes de plantar.

Una vez que hayas llevado tus nuevas plantas a casa, es importante no plantarlas inmediatamente en su ubicación definitiva, sobre todo si provienen de las condiciones controladas de un invernadero. Es muy beneficioso someterlas a un proceso de aclimatación o «endurecimiento» durante una semana. Este proceso consiste en exponer gradualmente las plantas a las condiciones exteriores. Comienza colocándolas en un lugar protegido y con sombra durante unas horas el primer día, y ve aumentando progresivamente el tiempo de exposición y la intensidad de la luz solar a lo largo de varios días. Este período de transición ayuda a las plantas a adaptarse a los cambios de temperatura, luz y viento, reduciendo el shock del trasplante y asegurando un establecimiento más rápido y saludable.

Preparación del sustrato y la maceta

La preparación meticulosa del sustrato y del contenedor es un pilar fundamental para que la plantación de tu geranio real culmine en un éxito rotundo. Esta planta es particularmente sensible al exceso de humedad en sus raíces, por lo que la elección de un sustrato con un drenaje excepcional es innegociable. Debes optar por una mezcla comercial de alta calidad específicamente formulada para plantas de flor o geranios. Estos sustratos están diseñados para ser ligeros y porosos, permitiendo que el agua fluya libremente y que las raíces reciban el oxígeno que necesitan. Si prefieres crear tu propia mezcla, una combinación eficaz consiste en mezclar tierra de jardín de buena calidad con compost para aportar nutrientes, y una parte generosa de perlita o vermiculita para garantizar una aireación y un drenaje óptimos.

La elección de la maceta o jardinera adecuada es igualmente crucial. El material puede variar desde la terracota tradicional hasta el plástico moderno, cada uno con sus propias ventajas en cuanto a la retención de humedad. Sin embargo, el requisito no negociable es la presencia de abundantes agujeros de drenaje en la base del recipiente. Sin una vía de escape para el exceso de agua, el sustrato se saturará, desplazando el oxígeno y creando un entorno anaeróbico que inevitablemente conducirá a la asfixia y pudrición de las raíces. Para mejorar aún más el drenaje, puedes colocar una capa de unos centímetros de grava, trozos de cerámica o arcilla expandida en el fondo de la maceta antes de añadir el sustrato.

El tamaño del contenedor debe estar en armonía con el tamaño de la planta que vas a plantar. Una maceta que es demasiado pequeña limitará el desarrollo del sistema radicular, lo que a su vez restringirá el crecimiento general de la planta y hará que se seque con demasiada rapidez, exigiendo riegos más frecuentes. Por el contrario, un recipiente excesivamente grande puede ser contraproducente, ya que el gran volumen de tierra tardará mucho tiempo en secarse, manteniendo las raíces constantemente húmedas y aumentando el riesgo de enfermedades fúngicas. Una buena regla general es elegir una maceta que sea unos 3-5 centímetros más ancha en diámetro que la maceta en la que venía la planta del vivero.

Antes de proceder con la plantación, es importante preparar el sustrato. Vierte la cantidad necesaria en un cubo o carretilla y humedécelo ligeramente, mezclándolo bien. Un sustrato prehumedecido es más fácil de manejar y asegura que el cepellón de la planta entre en contacto con un medio húmedo desde el primer momento, lo que reduce el estrés hídrico inicial. Llena la maceta preparada con esta mezcla hasta la altura adecuada para que, al colocar la planta, la parte superior de su cepellón quede aproximadamente 2-3 centímetros por debajo del borde de la maceta. Este espacio es importante para facilitar el riego y evitar que el agua y el sustrato se desborden.

El proceso de plantación paso a paso

Una vez que has seleccionado la planta perfecta, preparado el sustrato y elegido la maceta adecuada, ha llegado el momento de realizar la plantación. Comienza por extraer con sumo cuidado el geranio real de su maceta temporal del vivero. Para facilitar esta operación, puedes presionar suavemente los lados de la maceta de plástico o darle unos golpecitos en la base para aflojar el cepellón. Sujeta la base de la planta con una mano y, con la otra, invierte la maceta y deslízala hacia afuera. Es fundamental tratar de mantener el cepellón lo más intacto posible para minimizar el estrés en las raíces.

Después de liberar la planta, tómate un momento para inspeccionar el sistema radicular. Si observas que las raíces están muy apretadas y han comenzado a crecer en círculos en la parte inferior, es crucial intervenir suavemente. Con tus dedos o con un pequeño tenedor de jardín, desenreda con delicadeza las raíces exteriores. Este proceso, conocido como «escarificar las raíces», las estimula a crecer hacia afuera, explorando el nuevo sustrato en lugar de seguir creciendo en la forma restringida de la maceta anterior. Este simple paso puede marcar una gran diferencia en la rapidez con la que la planta se establece en su nuevo hogar.

A continuación, coloca la planta en el centro de la nueva maceta, sobre la capa de sustrato que habías preparado previamente. Ajusta la altura añadiendo o quitando sustrato de la base hasta que la parte superior del cepellón quede al mismo nivel que estaba en la maceta original, o como máximo, un par de centímetros por debajo del borde de la nueva maceta. Es muy importante no enterrar el tallo de la planta, ya que esto puede provocar la pudrición del cuello de la raíz. Una vez que la planta esté a la altura correcta, comienza a rellenar los espacios alrededor del cepellón con más sustrato prehumedecido.

Finalmente, una vez que todos los huecos estén rellenos, presiona suavemente el sustrato alrededor de la base de la planta con los dedos para asegurarte de que no queden grandes bolsas de aire y para proporcionar un buen contacto entre las raíces y la tierra. El paso final e indispensable es realizar un riego profundo y completo. Riega abundantemente hasta que veas que el exceso de agua comienza a salir por los agujeros de drenaje. Este primer riego es vital para asentar el sustrato alrededor de las raíces y proporcionar la humedad necesaria para que la planta comience su proceso de adaptación. Tras este riego inicial, coloca la planta en un lugar con luz indirecta brillante durante unos días antes de moverla a su ubicación final soleada.

Propagación por esquejes: una nueva generación

La propagación a través de esquejes de tallo es el método más fiable y popular para multiplicar tus geranios reales, permitiéndote crear nuevas plantas que serán clones exactos de la planta madre. El mejor momento para llevar a cabo esta tarea es a finales del verano o principios del otoño. En este período, la planta ha acumulado suficientes reservas de energía durante la temporada de crecimiento, y los tallos han madurado lo suficiente para enraizar con éxito. Además, este momento a menudo coincide con la poda de preparación para el invierno, lo que te permite aprovechar los recortes para la propagación en lugar de desecharlos.

Para empezar, selecciona tallos sanos, robustos y libres de flores. Busca tallos que no sean ni demasiado tiernos y verdes ni demasiado viejos y leñosos. Con una navaja afilada o unas tijeras de podar desinfectadas, corta un segmento de tallo de unos 10-12 centímetros de longitud. Realiza el corte justo por debajo de un nudo (el punto donde crecen las hojas), ya que es en estas zonas donde la concentración de hormonas de enraizamiento es mayor. Una vez que tengas el esqueje, retira con cuidado las hojas de la mitad inferior, dejando solo dos o tres hojas en la parte superior. Esto reduce la pérdida de agua por transpiración y concentra la energía del esqueje en la producción de raíces.

Aunque no es estrictamente necesario, el uso de hormonas de enraizamiento en polvo o en gel puede aumentar significativamente la tasa de éxito y acelerar el proceso de formación de raíces. Simplemente humedece la base del esqueje en agua y luego sumérgela en el polvo de hormonas, sacudiendo el exceso. Prepara unas macetas pequeñas o una bandeja de semillero con un sustrato de enraizamiento muy ligero y con buen drenaje, como una mezcla de turba y perlita o arena. Humedece ligeramente el sustrato antes de plantar los esquejes.

Con un lápiz o un palo pequeño, haz un agujero en el sustrato y luego inserta la base del esqueje, asegurándote de que los nudos inferiores queden enterrados. Presiona suavemente el sustrato alrededor del esqueje para que se mantenga firme. Riega con cuidado para asentar el sustrato. Para crear un ambiente húmedo que favorezca el enraizamiento, puedes cubrir las macetas con una bolsa de plástico transparente o la parte superior de una botella de plástico, asegurándote de que no toque las hojas. Coloca los esquejes en un lugar cálido y con luz indirecta brillante, y mantén el sustrato ligeramente húmedo. En unas pocas semanas, los esquejes deberían desarrollar raíces y comenzar a mostrar nuevo crecimiento, señal de que la propagación ha sido un éxito.

Cuidados posteriores a la plantación y la propagación

El cuidado que proporcionas a tus geranios reales inmediatamente después de la plantación o durante el proceso de enraizamiento de los esquejes es tan importante como la técnica utilizada. Tras plantar un nuevo geranio, es crucial mantener el sustrato consistentemente húmedo, pero no empapado, durante las primeras semanas. Las raíces necesitan tiempo para establecerse en su nuevo entorno, y un sustrato seco podría causarles un estrés irreparable. Sin embargo, evita el riego excesivo, ya que un suelo encharcado puede provocar la pudrición de las raíces recién perturbadas. La clave está en encontrar un equilibrio, revisando la humedad del suelo cada pocos días.

Durante este período inicial de establecimiento, que suele durar de dos a tres semanas, también es aconsejable proteger la planta recién plantada de las condiciones más extremas. Aunque el geranio real ama el sol, colocarlo directamente a pleno sol inmediatamente después del trasplante puede ser demasiado estresante. Es mejor mantenerlo en un lugar con luz indirecta brillante o sol de la mañana durante la primera semana, y luego moverlo gradualmente a su ubicación final más soleada. Esta transición suave permite que la planta se adapte a su nuevo entorno sin sufrir quemaduras en las hojas o marchitamiento por el calor.

En cuanto a la fertilización, es importante tener paciencia. No fertilices un geranio real inmediatamente después de plantarlo. El sustrato de alta calidad que has utilizado ya contiene nutrientes, y las raíces, que están en proceso de recuperación del trasplante, son sensibles y podrían quemarse con un exceso de fertilizantes. Espera al menos tres o cuatro semanas, o hasta que veas signos claros de nuevo crecimiento activo, antes de comenzar con un programa de fertilización regular. Cuando empieces, utiliza una dosis diluida a la mitad de la recomendada por el fabricante para las primeras aplicaciones.

Para los esquejes en proceso de enraizamiento, el cuidado se centra en mantener una alta humedad ambiental y una temperatura estable. Revisa regularmente el sustrato para asegurarte de que permanezca ligeramente húmedo. Ventila la cubierta de plástico o el mini-invernadero durante unos minutos cada día para renovar el aire y prevenir la formación de moho. Una vez que los esquejes hayan enraizado y comiencen a producir nuevo crecimiento, lo que indica que la propagación ha sido exitosa, puedes retirar la cubierta y comenzar a aclimatarlos gradualmente a condiciones de menor humedad. Espera a que las nuevas plantas estén bien establecidas antes de trasplantarlas a macetas individuales más grandes.

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