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Plantación y propagación del cedro del Atlas

Linden · 01.08.2025.

La correcta plantación del cedro del Atlas es el cimiento sobre el cual se construirá la salud y la longevidad de este magnífico árbol. Este proceso no debe tomarse a la ligera, ya que los errores cometidos en esta etapa inicial pueden tener consecuencias negativas que se arrastrarán durante toda la vida del ejemplar. Una plantación exitosa implica una cuidadosa selección del lugar, una preparación meticulosa del suelo y una técnica adecuada para asentar el árbol en su nuevo hogar, minimizando el estrés del trasplante. Del mismo modo, la propagación, aunque más desafiante, ofrece la gratificante oportunidad de multiplicar este árbol a partir de semillas o esquejes, un proceso que conecta al jardinero de una forma más íntima con el ciclo de vida de la planta.

Antes de adquirir el ejemplar, es fundamental haber planificado su ubicación definitiva, considerando su tamaño adulto y sus necesidades de luz solar y drenaje. El momento ideal para la plantación varía según el clima, pero generalmente se recomienda el otoño o principios de la primavera. Plantar en otoño permite que las raíces comiencen a establecerse durante los meses más frescos y húmedos, mientras que la plantación en primavera aprovecha la temporada de crecimiento inminente, aunque puede requerir un riego más atento durante el primer verano.

La preparación del sitio de plantación es tan importante como la técnica misma. Esto incluye la eliminación de malas hierbas y césped en un área amplia alrededor del punto de plantación para reducir la competencia por el agua y los nutrientes. También es crucial asegurarse de que el suelo tenga el drenaje adecuado; si el suelo es pesado y arcilloso, la incorporación de materia orgánica como compost o arena gruesa puede ser necesaria para mejorar su estructura y prevenir problemas de encharcamiento que son fatales para esta especie.

En cuanto a la propagación, es importante entender que el cedro del Atlas presenta ciertos desafíos. La reproducción por semillas es el método más común pero requiere paciencia y un tratamiento específico para romper la latencia. La propagación por esquejes, por otro lado, es considerablemente más difícil y tiene una tasa de éxito mucho menor, siendo una técnica reservada generalmente para viveristas experimentados. Sin embargo, para el aficionado entusiasta, ambos métodos representan un reto fascinante y una forma de obtener nuevos ejemplares con una conexión personal.

Preparación del terreno para el éxito

Una preparación adecuada del terreno es un paso no negociable para asegurar que el cedro del Atlas tenga el mejor comienzo posible. El primer paso es analizar el lugar elegido, confirmando que cumple con los requisitos de pleno sol y espacio suficiente a largo plazo. Una vez confirmado el emplazamiento, se debe limpiar un círculo de al menos un metro de diámetro de cualquier vegetación existente, como césped o malas hierbas. Esta zona despejada evitará la competencia directa por los recursos vitales durante la crucial fase de establecimiento del árbol.

A continuación, se debe evaluar y, si es necesario, mejorar la calidad del suelo. La mayoría de los suelos de jardín se benefician de la adición de materia orgánica. Si tu suelo es muy arcilloso y pesado, la incorporación de compost bien descompuesto y un poco de arena de río puede mejorar drásticamente el drenaje y la aireación. Por el contrario, si el suelo es excesivamente arenoso y pobre, la materia orgánica ayudará a retener la humedad y los nutrientes cerca de la zona de las raíces.

El hoyo de plantación debe ser significativamente más ancho que el cepellón del árbol, idealmente de dos a tres veces su diámetro. Esta anchura es más importante que la profundidad. El objetivo es proporcionar a las raíces laterales un suelo suelto y enriquecido en el que puedan extenderse fácilmente durante los primeros meses. La profundidad del hoyo debe ser aproximadamente la misma que la altura del cepellón, para que el árbol quede plantado al mismo nivel al que crecía en el vivero, o incluso ligeramente elevado.

Es una práctica muy recomendable no añadir fertilizantes sintéticos de alta concentración directamente en el fondo del hoyo de plantación, ya que pueden «quemar» las raíces jóvenes y sensibles. En su lugar, mezcla la tierra extraída del hoyo con una buena cantidad de compost o abono orgánico bien maduro. Esta mezcla será la que utilices para rellenar el hoyo una vez colocado el árbol, proporcionando una nutrición suave y de liberación lenta, además de mejorar la estructura del suelo circundante.

El proceso de plantación paso a paso

Una vez preparado el hoyo, es momento de manejar el árbol con cuidado. Si el cedro viene en un contenedor, riégalo bien una hora antes de plantarlo para que el cepellón esté húmedo y salga con más facilidad. Coloca el contenedor de lado y presiona suavemente sus paredes para aflojar la tierra, luego desliza el árbol con cuidado, sujetándolo por la base del cepellón, no por el tronco. Si el árbol viene con el cepellón envuelto en arpillera, colócalo en el hoyo y luego corta y retira las cuerdas y la mayor cantidad de arpillera posible, especialmente si es sintética.

Inspecciona el cepellón en busca de raíces enmarañadas o que crezcan en círculo, un problema común en plantas cultivadas en maceta durante mucho tiempo. Si encuentras raíces circulares, desenrédalas suavemente con los dedos o realiza unos cortes verticales poco profundos en los lados del cepellón con una navaja afilada. Este paso es crucial para evitar el «estrangulamiento» de las raíces, animándolas a crecer hacia afuera, hacia el suelo circundante, en lugar de seguir creciendo en círculo.

Coloca el árbol en el centro del hoyo, asegurándote de que esté derecho desde todos los ángulos. La parte superior del cepellón debe quedar al mismo nivel de la superficie del suelo circundante, o como máximo uno o dos centímetros por encima, especialmente en suelos arcillosos. Plantar el árbol demasiado profundo es uno de los errores más graves y comunes, ya que puede provocar la pudrición del cuello de la raíz. Utiliza una tabla o el mango de una herramienta colocado a través del hoyo para verificar el nivel.

Comienza a rellenar el hoyo con la mezcla de tierra y compost que habías preparado. Añade la tierra por capas, apisonándola suavemente con las manos o los pies para eliminar las bolsas de aire, pero sin compactarla en exceso. Una vez que el hoyo esté lleno, construye un pequeño alcorque o anillo de tierra alrededor del perímetro de la zona de plantación. Este anillo ayudará a retener el agua del riego directamente sobre la zona de las raíces, asegurando una hidratación profunda y eficiente.

Cuidados post-plantación inmediatos

El riego es la tarea más crítica inmediatamente después de la plantación. Justo después de terminar de rellenar el hoyo y construir el alcorque, riega el árbol de forma abundante y lenta. Llena el alcorque con agua varias veces, dejando que se absorba completamente entre cada llenado. Este primer riego profundo es esencial para asentar el suelo alrededor de las raíces, eliminar las bolsas de aire restantes y proporcionar la humedad necesaria para que el árbol comience a recuperarse del estrés del trasplante.

Durante las primeras semanas y meses, el seguimiento del riego debe ser constante. La frecuencia dependerá del clima, la estación del año y el tipo de suelo, pero como regla general, el suelo alrededor del cepellón debe mantenerse constantemente húmedo, pero no encharcado. Comprueba la humedad introduciendo un dedo a unos 5-10 cm de profundidad en el suelo. Si se siente seco a esa profundidad, es hora de volver a regar a fondo.

La aplicación de una capa de mantillo (mulch) orgánico es altamente recomendable después del primer riego. Extiende una capa de 5 a 10 cm de corteza de pino, paja o compost sobre toda la zona de plantación, manteniendo el material a unos centímetros de distancia del tronco del árbol para evitar problemas de pudrición. El mantillo ayudará a conservar la humedad del suelo, a regular su temperatura, a prevenir el crecimiento de malas hierbas y a añadir materia orgánica a largo plazo.

En zonas ventosas o si el ejemplar es particularmente alto y delgado, puede ser necesario entutorarlo temporalmente para proporcionarle estabilidad mientras sus raíces se anclan firmemente. Utiliza tutores y ataduras flexibles y anchas que no dañen la corteza del tronco. El sistema de tutorado debe permitir un ligero movimiento del tronco, ya que esto estimula el desarrollo de un tronco más fuerte y un mejor anclaje de las raíces. Generalmente, los tutores deben retirarse después del primer año para evitar que el árbol se vuelva dependiente de ellos.

Propagación a través de semillas

La propagación del cedro del Atlas a partir de semillas es un proceso que requiere paciencia y una técnica específica, pero que puede ser muy gratificante. Las semillas se encuentran dentro de los grandes conos erectos que produce el árbol, los cuales tardan dos años en madurar. Una vez maduros, los conos se desintegran en el árbol para liberar las semillas aladas. La recolección puede hacerse recogiendo conos maduros justo antes de que se desintegren o recolectando las semillas del suelo.

Las semillas de cedro tienen una latencia natural que debe romperse para que puedan germinar. Este proceso se llama estratificación fría y simula las condiciones invernales que las semillas experimentarían en su hábitat natural. Para estratificar las semillas, mézclalas con un sustrato húmedo como turba, vermiculita o arena en una bolsa de plástico con cierre hermético. Coloca la bolsa en el refrigerador (no en el congelador) a una temperatura de unos 4°C durante un periodo de 21 a 30 días.

Después del periodo de estratificación, las semillas están listas para ser sembradas. Utiliza macetas o bandejas de semillero con un sustrato de buena calidad, ligero y con buen drenaje. Siembra las semillas a una profundidad de aproximadamente un centímetro y cubre ligeramente con el sustrato. Riega suavemente para no desplazar las semillas y coloca los semilleros en un lugar cálido y luminoso, pero sin sol directo intenso.

La germinación puede tardar varias semanas o incluso meses, por lo que la paciencia es clave. Mantén el sustrato constantemente húmedo pero no empapado durante todo el proceso. Una vez que las plántulas hayan germinado y desarrollado varios pares de hojas verdaderas, se pueden trasplantar con cuidado a macetas individuales más grandes. Deberán crecer en estas macetas durante al menos uno o dos años antes de que sean lo suficientemente grandes y fuertes para ser plantadas en su ubicación definitiva en el jardín.

El desafío de la propagación por esquejes

La propagación del cedro del Atlas mediante esquejes es un método mucho más complejo y con una tasa de éxito notablemente baja en comparación con la propagación por semillas. Esta técnica, conocida como propagación vegetativa, tiene la ventaja de producir un clon genéticamente idéntico a la planta madre, lo cual es muy útil para replicar variedades con características específicas, como un color de follaje particularmente intenso. Sin embargo, las coníferas en general, y los cedros en particular, son notoriamente difíciles de enraizar a partir de esquejes.

El momento ideal para tomar los esquejes es a finales de otoño o principios de invierno, cuando el crecimiento del árbol se ha ralentizado y la madera está semi-lignificada. Selecciona brotes sanos y vigorosos del crecimiento del año en curso. Los esquejes deben tener entre 10 y 15 cm de longitud y se deben cortar justo por debajo de un nudo de hojas. Es preferible tomar esquejes con un «talón», que es una pequeña porción de la madera de la rama principal, ya que esta zona contiene una mayor concentración de hormonas naturales que favorecen el enraizamiento.

Una vez obtenidos los esquejes, retira las acículas de los dos tercios inferiores del tallo para evitar la pérdida de humedad y facilitar su inserción en el sustrato. A continuación, sumerge la base del esqueje en un polvo o gel de hormonas de enraizamiento, lo que aumentará significativamente las probabilidades de éxito. Este paso es prácticamente indispensable para conseguir que los esquejes de cedro desarrollen raíces.

Inserta los esquejes tratados en una mezcla de enraizamiento muy porosa, como una mezcla a partes iguales de turba y perlita o arena. El sustrato debe estar húmedo pero no saturado. Para mantener la alta humedad ambiental que necesitan los esquejes para no deshidratarse, es crucial cubrirlos con una bolsa de plástico transparente o colocarlos en un propagador con calefacción de base. Coloca el conjunto en un lugar con luz indirecta brillante y mantén una temperatura constante. El proceso de enraizamiento puede tardar varios meses, y requiere vigilancia constante para evitar la aparición de hongos.

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