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Las necesidades de agua y el riego del dondiego de noche

Daria · 19.06.2025.

Comprender las necesidades de agua del dondiego de noche y establecer una rutina de riego adecuada es fundamental para cultivar plantas sanas, vigorosas y llenas de flores. Aunque es conocida por ser una planta relativamente resistente a la sequía una vez establecida, un suministro de agua constante y bien gestionado durante la temporada de crecimiento es crucial para su desarrollo óptimo. El riego incorrecto, ya sea por defecto o por exceso, es una de las causas más comunes de problemas en el jardín. Este artículo explora en profundidad cómo y cuándo regar tu Mirabilis jalapa, ayudándote a interpretar las señales que la propia planta te da y a ajustar tus prácticas a las condiciones cambiantes del entorno.

El dondiego de noche, gracias a sus raíces tuberosas que almacenan agua y nutrientes, posee una notable capacidad para soportar períodos cortos de sequía. Sin embargo, para que la planta muestre todo su potencial, con un follaje denso y una floración espectacular, requiere una humedad del suelo consistentemente moderada. El objetivo principal del riego es mantener el sustrato húmedo, pero nunca saturado de agua. Un suelo encharcado puede ser fatal, ya que priva a las raíces de oxígeno y crea las condiciones perfectas para el desarrollo de enfermedades fúngicas que pueden provocar la pudrición de los tubérculos.

La frecuencia del riego no debe seguir un calendario fijo, sino que debe adaptarse a una serie de factores variables. El tipo de suelo, la temperatura ambiental, la exposición al sol, el tamaño de la planta y la presencia de lluvias son elementos que influyen directamente en la rapidez con la que el suelo se seca. Por ello, la mejor estrategia es comprobar la humedad del suelo antes de cada riego. Introduce un dedo o un palo en la tierra hasta unos 5 centímetros de profundidad; si sientes el sustrato seco a esa profundidad, es el momento de volver a regar. Esta simple prueba es mucho más fiable que regar cada ciertos días de forma automática.

La técnica de riego también es importante para asegurar que el agua llegue a donde más se necesita. Es preferible aplicar riegos profundos y menos frecuentes en lugar de riegos superficiales y constantes. Un riego profundo anima a las raíces a crecer hacia abajo en busca de agua, lo que resulta en un sistema radicular más fuerte y una planta más resistente a la sequía. Intenta aplicar el agua directamente en la base de la planta, evitando mojar el follaje en la medida de lo posible, especialmente durante las horas de sol intenso para evitar quemaduras o por la tarde-noche para reducir el riesgo de enfermedades fúngicas que prosperan en la humedad nocturna.

La frecuencia de riego según la estación

Las necesidades hídricas del dondiego de noche varían significativamente a lo largo del año, adaptándose a su ciclo de crecimiento. Durante la primavera, cuando las plantas recién brotan de los tubérculos o están en su fase inicial de crecimiento a partir de semillas, el suelo debe mantenerse ligeramente húmedo para fomentar un establecimiento rápido y un desarrollo vigoroso. Sin embargo, es crucial no excederse, ya que las plántulas jóvenes y los brotes tiernos son particularmente sensibles al exceso de agua. A medida que las temperaturas aumentan y la planta crece, sus necesidades de agua también se incrementarán gradualmente.

El verano es la estación de máximo crecimiento y floración, y por tanto, el período de mayor demanda de agua. Durante los días largos, calurosos y secos, es probable que necesites regar tus plantas de dondiego de noche cada dos o tres días, especialmente si están en pleno sol. En regiones con veranos extremadamente tórridos, puede ser necesario incluso un riego diario, sobre todo si las plantas están cultivadas en macetas, ya que el sustrato se seca mucho más rápido. La clave, como siempre, es verificar la humedad del suelo antes de añadir más agua para evitar el encharcamiento.

A medida que el verano da paso al otoño y las temperaturas comienzan a descender, el crecimiento de la planta se ralentiza y su necesidad de agua disminuye. Durante esta época, debes reducir gradualmente la frecuencia de riego, permitiendo que el suelo se seque un poco más entre riegos. Esta reducción paulatina de la humedad ayuda a la planta a prepararse para su período de latencia invernal. Continuar regando con la misma frecuencia que en verano podría provocar la pudrición de los tubérculos en un suelo que ya no se seca tan rápidamente.

Durante el invierno, las necesidades de riego son mínimas o nulas, dependiendo de tu clima. En zonas frías donde los tubérculos se desentierran y almacenan, obviamente no se riegan en absoluto. En climas más suaves donde los tubérulos permanecen en el suelo, las lluvias invernales suelen ser suficientes para mantener la humedad necesaria. Es importante asegurarse de que el suelo tenga un drenaje excelente para evitar que los tubérculos permanezcan en tierra saturada de agua durante el invierno, lo que casi con seguridad los llevaría a pudrirse.

Signos de riego insuficiente

Reconocer los signos de falta de agua es crucial para poder actuar a tiempo y evitar que la planta sufra daños permanentes. El primer y más obvio síntoma de estrés hídrico en el dondiego de noche es el marchitamiento de las hojas y los tallos. Durante un día caluroso, es normal que las hojas se ablanden ligeramente, pero si permanecen caídas por la mañana temprano o después de que el sol se haya puesto, es una clara señal de que la planta necesita agua urgentemente. Un riego profundo suele ser suficiente para que la planta se recupere en unas pocas horas.

Otro indicador de riego insuficiente es el cambio en la apariencia del follaje. Las hojas pueden empezar a perder su color verde vibrante, volviéndose más pálidas o amarillentas. Los bordes y las puntas de las hojas pueden secarse, volverse marrones y quebradizos al tacto. Si la falta de agua persiste, la planta comenzará a sacrificar sus hojas más viejas, que se volverán completamente amarillas y caerán, como un mecanismo de defensa para conservar la humedad para las partes más jóvenes y vitales.

La floración también se ve directamente afectada por la falta de agua. Una planta deshidratada tendrá dificultades para formar nuevos capullos florales, y los que ya existen pueden secarse y caer antes de abrirse. En general, el tamaño de las flores será menor y el período de floración se acortará considerablemente. El crecimiento general de la planta se verá atrofiado, resultando en un arbusto más pequeño y menos denso de lo que debería ser. Si notas una disminución en la producción de flores y un crecimiento lento, comprueba la humedad del suelo.

A largo plazo, la sequía crónica debilita a la planta, haciéndola más susceptible al ataque de plagas y enfermedades. Insectos como los pulgones y la araña roja a menudo prefieren atacar a las plantas que están bajo estrés. Además, una planta debilitada tiene menos capacidad para defenderse de las infecciones fúngicas o bacterianas. Por lo tanto, mantener un nivel de humedad adecuado no solo es vital para el crecimiento y la floración, sino también para la salud general y la resiliencia de tu dondiego de noche.

El peligro del exceso de riego

Aunque la falta de agua es perjudicial, el exceso de riego es a menudo un problema más grave y difícil de solucionar para el dondiego de noche. El principal peligro del suelo constantemente saturado es la asfixia radicular. Las raíces necesitan oxígeno para respirar y funcionar correctamente, y cuando todos los poros del suelo están llenos de agua, este oxígeno se agota. Sin oxígeno, las raíces no pueden absorber nutrientes y comienzan a morir, lo que inevitablemente afecta a toda la planta.

El síntoma más común y a menudo confuso del exceso de riego es el amarillamiento de las hojas, especialmente las más bajas, que luego se caen. Esto puede parecer similar a los síntomas de falta de agua, lo que lleva a algunos jardineros a regar aún más, empeorando el problema. La diferencia clave es que en el caso del exceso de riego, el suelo estará húmedo o empapado al tacto, y las hojas marchitas pueden sentirse blandas y flácidas en lugar de secas y crujientes. El crecimiento de la planta se detendrá y los nuevos brotes pueden ser débiles y pálidos.

El encharcamiento crea el ambiente perfecto para la pudrición de la raíz, una enfermedad causada por hongos patógenos del suelo como Phytophthora o Pythium. Estos hongos prosperan en condiciones anaeróbicas y atacan a las raíces debilitadas. Si sospechas de pudrición de la raíz, puedes examinar cuidadosamente el sistema radicular de la planta. Las raíces sanas son firmes y de color blanco o crema, mientras que las raíces podridas son blandas, pastosas y de color marrón oscuro o negro, y pueden desprender un olor desagradable a descomposición.

Para evitar el exceso de riego, la prevención es la mejor estrategia. Asegúrate desde el principio de que la planta esté en un suelo con un drenaje excelente o en una maceta con suficientes agujeros de drenaje. Utiliza siempre la técnica de comprobar la humedad del suelo antes de regar y ajusta la frecuencia según las condiciones climáticas. Si ya has regado en exceso, deja que el suelo se seque completamente antes de volver a regar. En casos graves en macetas, puede ser necesario trasplantar la planta a un sustrato nuevo y seco después de podar las raíces dañadas.

Consejos prácticos para un riego eficiente

Para optimizar el riego del dondiego de noche y asegurar que cada gota de agua se aproveche al máximo, existen varias prácticas eficientes. Regar por la mañana temprano es ideal. A esta hora, las temperaturas son más frescas y hay menos viento, lo que reduce la cantidad de agua que se pierde por evaporación. Además, regar por la mañana permite que la planta se hidrate bien antes de las horas más calurosas del día y que el exceso de humedad en la superficie del suelo y las hojas se seque, minimizando el riesgo de enfermedades fúngicas.

La aplicación de una capa de mantillo (mulching) alrededor de la base de la planta es una de las mejores cosas que puedes hacer. Una capa de 5 a 7 centímetros de material orgánico como corteza triturada, paja, compost o recortes de césped secos ayuda a conservar la humedad del suelo al reducir la evaporación. También ayuda a mantener una temperatura del suelo más estable, suprimiendo el crecimiento de malas hierbas que compiten con tu planta por el agua y los nutrientes. Con una buena capa de mantillo, la frecuencia de riego necesaria se reducirá significativamente.

Para las plantas cultivadas en macetas, la elección del recipiente es importante. Las macetas de terracota o arcilla son porosas y permiten que el suelo se seque más rápidamente, lo que puede ser beneficioso si tiendes a regar en exceso, pero requerirá riegos más frecuentes en verano. Las macetas de plástico o cerámica esmaltada retienen la humedad durante más tiempo. Independientemente del material, asegúrate siempre de que la maceta tenga agujeros de drenaje adecuados para permitir que el exceso de agua escape libremente.

Considera el uso de sistemas de riego por goteo o mangueras de exudación. Estos sistemas aplican el agua lentamente y directamente a la zona de las raíces, donde es necesaria, minimizando la pérdida de agua por evaporación y escorrentía. Son extremadamente eficientes y ayudan a mantener un nivel de humedad constante en el suelo. Aunque requieren una inversión inicial, a largo plazo pueden ahorrar agua, tiempo y esfuerzo, además de promover plantas más sanas al mantener el follaje seco.

📷 そらみみCC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

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