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Las enfermedades y plagas del durillo

Daria · 20.08.2025.

El Viburnum tinus es ampliamente apreciado en el mundo de la jardinería no solo por su belleza, sino también por su notable resistencia a problemas fitosanitarios. Es un arbusto que, cuando se cultiva en las condiciones adecuadas de luz, suelo y riego, raramente sufre de enfermedades graves o ataques de plagas devastadores. Sin embargo, como cualquier ser vivo, no es completamente inmune. Conocer los posibles problemas que pueden afectarle y, sobre todo, cómo prevenirlos, es esencial para mantener tus plantas sanas y vigorosas. La prevención, a través de buenas prácticas culturales, es siempre la primera y más efectiva línea de defensa.

La mayoría de los problemas que pueden surgir en un durillo están directamente relacionados con un cultivo en condiciones subóptimas. Un exceso de humedad en el suelo debido a un mal drenaje, una falta de circulación de aire por un exceso de densidad o una ubicación demasiado sombría, o un estrés hídrico por falta de riego en verano, son factores que debilitan la planta. Una planta debilitada es mucho más vulnerable al ataque de insectos y a la infección por patógenos fúngicos y bacterianos. Por lo tanto, el primer paso para un control de plagas y enfermedades eficaz es revisar y corregir las condiciones de cultivo.

La observación regular de tus plantas es una herramienta de diagnóstico fundamental. Dedicar unos minutos cada semana a inspeccionar el haz y el envés de las hojas, los tallos y las flores de tu durillo te permitirá detectar cualquier problema en sus etapas iniciales. La detección temprana hace que el control sea mucho más fácil y efectivo, a menudo permitiéndote solucionar el problema con métodos sencillos y respetuosos con el medio ambiente, antes de que sea necesario recurrir a tratamientos químicos más agresivos.

Cuando te enfrentes a un problema, es importante identificar correctamente la plaga o enfermedad antes de actuar. No todos los insectos son dañinos (muchos son beneficiosos) y no todas las manchas en las hojas son causadas por un hongo peligroso. Una identificación precisa te permitirá elegir el método de control más adecuado y específico, evitando tratamientos innecesarios que podrían dañar a los insectos beneficiosos, como las abejas y las mariquitas, que son grandes aliadas en el jardín.

Medidas preventivas generales

La mejor estrategia contra las plagas y enfermedades es la prevención. Un durillo sano y fuerte, cultivado en un entorno adecuado, tiene sus propias defensas naturales para resistir la mayoría de los ataques. Asegúrate de plantar tu arbusto en un lugar con buena circulación de aire. Evita las plantaciones demasiado densas y realiza podas de aclareo si el follaje se vuelve excesivamente espeso. Una buena ventilación ayuda a que las hojas se sequen rápidamente después de la lluvia o el riego, lo que dificulta enormemente la germinación de las esporas de hongos.

El manejo del agua es otro pilar de la prevención. Riega siempre en la base de la planta, evitando mojar el follaje, y hazlo preferiblemente por la mañana para que cualquier salpicadura tenga tiempo de secarse durante el día. Un suelo con un drenaje excelente es absolutamente crucial para prevenir la enfermedad más grave que puede afectar al durillo: la pudrición de la raíz. Un suelo permanentemente encharcado asfixia las raíces y crea las condiciones perfectas para el desarrollo de hongos patógenos del suelo.

Mantener la zona alrededor del arbusto limpia y libre de malas hierbas y restos vegetales también es una práctica importante. Las hojas caídas y otros detritos pueden albergar esporas de hongos y huevos de plagas, que permanecerán latentes durante el invierno para resurgir en la primavera siguiente. Retirar y compostar (si no están enfermas) las hojas caídas en otoño reduce la carga de inóculo de enfermedades como la mancha foliar y el oídio.

Fomentar la biodiversidad en tu jardín es una estrategia de prevención a largo plazo muy eficaz. Plantar una variedad de flores que atraigan a insectos beneficiosos como mariquitas (depredadoras de pulgones), crisopas y avispas parásitas, ayudará a crear un equilibrio ecológico donde las poblaciones de plagas se mantienen bajo control de forma natural. Un jardín sano es un ecosistema en miniatura, y un ecosistema equilibrado es más resistente a los brotes de plagas y enfermedades.

Plagas comunes y su control

A pesar de su resistencia, el durillo puede ser ocasionalmente atacado por algunas plagas. Los pulgones son quizás los más comunes. Estos pequeños insectos chupadores suelen congregarse en los brotes tiernos y en el envés de las hojas nuevas, succionando la savia y debilitando la planta. Un ataque fuerte puede deformar las hojas y los brotes. Para infestaciones leves, a menudo es suficiente con un chorro de agua a presión o eliminarlos manualmente. Para casos más persistentes, una pulverización con jabón potásico o aceite de neem es un tratamiento ecológico y muy efectivo.

El escarabajo del viburno (Pyrrhalta viburni) puede ser una plaga más específica y dañina en algunas regiones. Tanto las larvas como los adultos se alimentan de las hojas, dejando un patrón de agujeros característico que puede llegar a esqueletizar las hojas por completo en infestaciones severas. El control se centra en romper su ciclo de vida. Las larvas aparecen en primavera, por lo que la inspección regular y la aplicación de tratamientos como el aceite de neem en esa época pueden ser eficaces. Eliminar los brotes donde la hembra pone los huevos durante el invierno también ayuda a reducir la población del año siguiente.

La cochinilla algodonosa es otra plaga chupadora que puede aparecer, especialmente en ambientes secos y cálidos. Se presenta como pequeñas masas blancas algodonosas en los tallos y en las axilas de las hojas. Al igual que los pulgones, excretan una melaza pegajosa que puede favorecer la aparición del hongo de la negrilla. Para controlarlas, puedes aplicar un algodón empapado en alcohol directamente sobre las colonias para disolver su capa protectora, seguido de una pulverización con jabón potásico o aceite de neem.

En condiciones de mucho calor y sequedad, la araña roja puede convertirse en un problema. Estos ácaros diminutos son difíciles de ver a simple vista, pero su presencia se delata por un fino telaraña en el envés de las hojas y un aspecto moteado y descolorido del follaje. Aumentar la humedad ambiental mediante pulverizaciones de agua sobre el follaje puede ayudar a controlar su población, ya que no prosperan en ambientes húmedos. Los acaricidas específicos o el aceite de neem también son eficaces para su control.

Enfermedades fúngicas frecuentes

Las enfermedades causadas por hongos son los problemas patológicos más habituales en el durillo, y casi siempre están relacionadas con un exceso de humedad y una mala circulación de aire. La mancha foliar es una de las más comunes. Se manifiesta como manchas marrones o negras en las hojas, que a veces pueden tener un halo amarillo. Aunque estéticamente es poco atractiva, raramente causa un daño grave a la planta. La mejor medida de control es preventiva: evitar mojar las hojas al regar, podar para mejorar la aireación y retirar y destruir las hojas afectadas y las caídas al suelo.

El oídio es otra enfermedad fúngica fácil de reconocer. Se presenta como un recubrimiento polvoriento de color blanco o grisáceo sobre las hojas, los tallos y a veces las flores. Prospera en condiciones de alta humedad ambiental pero con superficies foliares secas. Al igual que con la mancha foliar, la prevención es clave. Si la infección aparece, se pueden utilizar fungicidas a base de azufre o cobre, o remedios más caseros como una solución de bicarbonato de potasio, siempre aplicados siguiendo las instrucciones y preferiblemente en las primeras etapas de la infección.

La pudrición de la raíz, causada por hongos del suelo como Phytophthora, es la enfermedad más grave y potencialmente letal para el durillo. Los síntomas aéreos son un marchitamiento general de la planta, hojas amarillentas y falta de vigor, a pesar de que el suelo esté húmedo. Si extraes la planta, verás que las raíces están ennegrecidas, blandas y se deshacen con facilidad. Esta enfermedad es casi siempre consecuencia de un suelo con mal drenaje. No tiene cura una vez establecida, por lo que la única solución es la prevención, asegurando un drenaje perfecto desde el momento de la plantación.

La negrilla o fumagina no es una enfermedad que ataque directamente a la planta, sino un hongo que crece sobre la melaza secretada por insectos chupadores como pulgones y cochinillas. Se manifiesta como una capa negra, similar al hollín, que cubre las hojas y los tallos. Aunque no daña los tejidos de la planta, puede reducir la capacidad de fotosíntesis al bloquear la luz solar. El control de la negrilla pasa por el control de la plaga que la origina. Una vez eliminados los insectos, la capa de negrilla se puede limpiar con un paño húmedo o simplemente se irá desprendiendo con el tiempo y la lluvia.

Problemas abióticos y fisiológicos

No todos los problemas que afectan al durillo son causados por organismos vivos. Los desórdenes abióticos o fisiológicos son aquellos provocados por factores ambientales o de cultivo inadecuados. Las quemaduras solares son un ejemplo. En climas muy cálidos y con una exposición solar muy intensa, las hojas pueden desarrollar manchas marrones, secas y de aspecto acorchado, especialmente en las partes más expuestas de la planta. Si bien no es grave, indica que la planta podría beneficiarse de un poco de sombra durante las horas más calurosas del día.

Los daños por heladas son otro problema abiótico común, sobre todo en plantas jóvenes o en climas que están en el límite de su zona de resistencia. Las heladas tardías de primavera pueden dañar los nuevos brotes tiernos, que se volverán negros y se marchitarán. Las heladas intensas en invierno pueden quemar los bordes de las hojas o incluso dañar los botones florales. Proteger las plantas jóvenes durante el invierno con una manta térmica o una capa gruesa de mantillo puede ayudar a mitigar estos daños. Generalmente, la planta se recupera bien, y solo hay que podar las partes dañadas en primavera.

Las deficiencias nutricionales, como la clorosis férrica discutida anteriormente, también son desórdenes abióticos. Un amarilleamiento de las hojas no siempre indica una enfermedad, sino que puede ser una señal de que a la planta le falta algún nutriente esencial o de que el pH del suelo no le permite absorberlo. Un análisis del suelo y la observación cuidadosa de los síntomas pueden ayudar a diagnosticar el problema y a aplicar el corrector o fertilizante adecuado.

El estrés por trasplante es una respuesta fisiológica normal de la planta a ser movida. Puede manifestarse con hojas marchitas o incluso la caída de algunas de ellas. Es una reacción temporal mientras la planta se adapta a su nuevo entorno y regenera las raíces dañadas durante el proceso. Proporcionar un riego adecuado y constante después del trasplante es la mejor manera de ayudar a la planta a superar este período de estrés. Con los cuidados correctos, un durillo sano se recuperará y comenzará a emitir nuevo crecimiento en pocas semanas.

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