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Las enfermedades y plagas del castaño

Daria · 06.04.2025.

A pesar de su apariencia robusta y longeva, el castaño es susceptible al ataque de diversas enfermedades y plagas que pueden comprometer seriamente su salud e incluso causar su muerte. El conocimiento de estas amenazas, la capacidad para identificar sus síntomas de forma temprana y la aplicación de estrategias de manejo adecuadas son pilares fundamentales para proteger nuestros árboles y asegurar su productividad. Históricamente, el castaño ha sufrido el azote de enfermedades devastadoras que han diezmado sus poblaciones en todo el mundo. Hoy en día, gracias a la investigación y a un enfoque de gestión integrada, disponemos de herramientas para hacer frente a estos desafíos, protegiendo tanto los castañares tradicionales como las nuevas plantaciones.

La prevención es siempre la mejor estrategia en la sanidad vegetal. Muchas de las enfermedades que afectan al castaño están relacionadas con unas condiciones de cultivo inadecuadas. La elección de un emplazamiento con un suelo bien drenado es, como ya se ha mencionado, la medida preventiva más importante contra las enfermedades de raíz. Del mismo modo, una poda correcta que favorezca la aireación de la copa, un marco de plantación que evite el exceso de densidad y una nutrición equilibrada que evite el exceso de vigor, son prácticas culturales que crean un ambiente menos propicio para el desarrollo de patógenos.

La vigilancia constante de la plantación es otra herramienta clave. Realizar inspecciones periódicas de los árboles nos permitirá detectar los primeros síntomas de una enfermedad o la presencia de una plaga. Una actuación rápida en los estadios iniciales de una infestación es mucho más eficaz y requiere medidas menos agresivas que cuando el problema ya está extendido. Es importante aprender a reconocer los signos característicos de los principales problemas sanitarios del castaño para no confundirlos con otras alteraciones fisiológicas.

El manejo integrado de plagas y enfermedades (MIP) es el enfoque más racional y sostenible para la protección del castañar. Este sistema prioriza el uso de métodos naturales y biológicos, y recurre a los tratamientos químicos únicamente como última opción, cuando el nivel de daño lo justifica y seleccionando los productos de menor impacto ambiental. El MIP combina el conocimiento del ciclo biológico de las plagas y patógenos con prácticas culturales preventivas, el fomento de los enemigos naturales y, si es necesario, la aplicación de tratamientos específicos en el momento más oportuno.

Finalmente, la elección del material vegetal es un factor determinante. El uso de variedades o patrones resistentes a las principales enfermedades es la forma más eficaz y económica de control a largo plazo. La investigación ha logrado desarrollar híbridos que combinan la resistencia a enfermedades de las especies de castaño asiáticas con la calidad del fruto del castaño europeo. La inversión en plantas de vivero certificadas y sanitariamente controladas es una garantía de futuro para la plantación.

La tinta del castaño

La tinta del castaño, causada por el oomiceto Phytophthora cinnamomi, es una de las enfermedades más destructivas que existen para esta especie. Este patógeno del suelo ataca el sistema radicular del árbol, provocando su pudrición. Las raíces afectadas se vuelven negras y quebradizas, perdiendo su capacidad para absorber agua y nutrientes. La enfermedad se desarrolla en condiciones de exceso de humedad y temperaturas suaves, por lo que los suelos pesados, mal drenados y los riegos excesivos son sus principales aliados.

Los síntomas aéreos de la enfermedad son una consecuencia del daño en las raíces. El árbol muestra un decaimiento general, con hojas que se vuelven amarillas y de un tamaño más reducido de lo normal. La copa empieza a clarear, los brotes crecen poco y las ramas terminales se van secando. En la base del tronco, a menudo se puede observar una mancha oscura, como de tinta, que rezuma un líquido negruzco, lo que da nombre a la enfermedad. El avance de la enfermedad puede ser lento, durando varios años, o fulminante, matando al árbol en una sola temporada.

La lucha contra la tinta se basa fundamentalmente en la prevención. La medida más importante es la elección del terreno, evitando a toda costa suelos con mal drenaje. Si el terreno es propenso al encharcamiento, es necesario realizar labores para mejorarlo, como la construcción de zanjas o la plantación en caballones. El control del riego es igualmente crucial, evitando cualquier tipo de exceso de agua. Una vez que un árbol está gravemente afectado, su recuperación es prácticamente imposible y lo más recomendable es arrancarlo y quemarlo para reducir la cantidad de inóculo en el suelo.

La herramienta más eficaz para cultivar castaños en zonas afectadas por la tinta es el uso de patrones resistentes. Se han desarrollado portainjertos híbridos, resultado del cruce entre el castaño europeo (Castanea sativa) y castaños asiáticos resistentes (Castanea crenata o Castanea mollissima), que ofrecen una excelente resistencia a la Phytophthora. Al injertar sobre estos patrones las variedades de fruto deseadas, es posible establecer plantaciones sanas y productivas en terrenos donde el castaño europeo no podría sobrevivir.

El chancro del castaño

El chancro, causado por el hongo Cryphonectria parasitica, es otra enfermedad gravísima que provocó la práctica desaparición de los castaños en Norteamérica a principios del siglo XX y que ha causado enormes daños en Europa. El hongo penetra en el árbol a través de cualquier tipo de herida en la corteza, ya sea por poda, granizo, grietas por heladas o daños mecánicos. Una vez dentro, crece en el cámbium y la corteza, formando una lesión o cancro de color anaranjado-rojizo.

El cancro se expande y termina por rodear (anillar) la rama o el tronco afectado. Al interrumpir el flujo de savia, todo lo que se encuentra por encima del cancro se seca y muere. Es muy característico ver en los árboles afectados ramas secas con las hojas marrones todavía adheridas. En el chancro se forman unos pequeños puntos anaranjados, los picnidios, que contienen las esporas del hongo, listas para ser dispersadas por el viento, la lluvia o los animales, e infectar nuevas heridas.

La prevención del chancro pasa por minimizar las heridas en el árbol. Es fundamental realizar una poda cuidadosa, con herramientas desinfectadas, y proteger los cortes grandes con pasta cicatrizante. Si se detecta un cancro en una rama, se debe cortar por debajo de la zona afectada, asegurándose de eliminar toda la madera infectada, y quemar inmediatamente los restos. La limpieza y desinfección de las herramientas después de cortar una zona enferma es obligatoria para no propagar el hongo a otros árboles o a otras partes del mismo árbol.

Afortunadamente, en Europa se ha extendido de forma natural un método de control biológico muy eficaz: la hipovirulencia. Consiste en la existencia de cepas del hongo que están infectadas por un virus (hipovirus) que reduce su capacidad para causar la enfermedad. Cuando una cepa hipovirulenta entra en contacto con un chancro activo, le transmite el virus y «cura» la lesión, permitiendo al árbol cicatrizar la herida. Es posible tratar los chancros de forma artificial aplicando cepas hipovirulentas, una técnica que ha permitido la recuperación de muchos castañares.

La avispilla del castaño

La avispilla del castaño, Dryocosmus kuriphilus, es una plaga de origen asiático que se ha convertido en el principal problema entomológico del castaño a nivel mundial en las últimas décadas. Se trata de un insecto diminuto cuya hembra pone los huevos en el interior de las yemas del castaño durante el verano. Las larvas se desarrollan dentro de la yema durante el otoño y el invierno sin que se aprecie ningún síntoma externo.

El daño se hace visible en la primavera siguiente, cuando las yemas afectadas, en lugar de desarrollar un brote normal con hojas y flores, se hinchan y forman una agalla de color verdoso o rojizo. Estas agallas impiden el crecimiento normal de la rama y, lo que es más grave, reducen drásticamente o anulan por completo la producción de flores y, por tanto, de frutos. Un ataque severo de avispilla puede reducir la cosecha de un árbol en más de un 80%, además de debilitarlo y hacerlo más vulnerable a otras plagas y enfermedades.

El control de la avispilla es complicado. Los tratamientos químicos son poco eficaces, ya que la larva está protegida dentro de la yema o de la agalla durante la mayor parte de su ciclo, y además afectarían a los insectos beneficiosos. La poda y quema de las agallas en primavera antes de que salgan los adultos puede ayudar a reducir la presión de la plaga a pequeña escala, pero es inviable en grandes masas forestales. El método de control más eficaz, sostenible y respetuoso con el medio ambiente es la lucha biológica.

La lucha biológica contra la avispilla del castaño se basa en la suelta controlada de su enemigo natural específico, Torymus sinensis. Se trata de otro pequeño insecto, un parasitoide, que pone sus huevos dentro de las agallas de la avispilla. La larva de Torymus se alimenta de la larva de la avispilla, matándola y desarrollándose en su lugar. Tras varios años desde las primeras sueltas, el Torymus sinensis se ha establecido en muchas regiones y está consiguiendo controlar las poblaciones de la avispilla, permitiendo la recuperación de la producción de los castañares.

Otros insectos y problemas

Además de los tres grandes problemas mencionados, el castaño puede verse afectado por otros insectos que, aunque generalmente menos graves, pueden causar daños considerables en la cosecha. Entre ellos destacan los gusanos o gorgojos de la castaña, principalmente las larvas de las polillas Cydia splendana y Pammene fasciana. Las hembras ponen los huevos sobre los erizos, y las larvas penetran en el fruto para alimentarse de la castaña, dejándola inservible para el consumo.

El control de estos carpófagos se basa en medidas culturales. Es muy importante recoger y destruir todos los frutos afectados que caen al suelo para romper el ciclo biológico del insecto. La instalación de trampas de feromonas para capturar a los machos adultos puede ayudar a reducir los apareamientos y, por tanto, las puestas. En agricultura ecológica, se pueden realizar tratamientos con Bacillus thuringiensis en el momento de la eclosión de los huevos para controlar las larvas antes de que penetren en el fruto.

Otros insectos que pueden aparecer son los pulgones, que se alimentan de la savia de los brotes tiernos, y los perforadores del tronco y las ramas, como el Coroebus undatus. Generalmente, las poblaciones de estos insectos son controladas por sus enemigos naturales (mariquitas, crisopas, pájaros insectívoros). Fomentar la biodiversidad en la plantación, por ejemplo, manteniendo cubiertas vegetales floridas, es la mejor manera de asegurar la presencia de esta fauna auxiliar que mantiene a raya a las plagas.

Finalmente, el castaño también puede sufrir problemas abióticos, es decir, no causados por organismos vivos. Las heladas tardías de primavera pueden quemar los brotes jóvenes y las flores, arruinando la cosecha de ese año. El granizo puede causar heridas en ramas y frutos, que además son una puerta de entrada para el chancro. La elección de variedades de brotación más tardía y la plantación en laderas bien orientadas pueden mitigar el riesgo de heladas. La instalación de mallas antigranizo es una opción en plantaciones de alto valor.

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