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Las enfermedades y plagas de la lantana

Daria · 30.06.2025.

Aunque la lantana es una planta robusta y generalmente resistente, no es completamente inmune al ataque de ciertas plagas y enfermedades. Un jardinero atento debe ser capaz de identificar los signos tempranos de problemas para poder actuar de forma rápida y eficaz, evitando que una pequeña infestación se convierta en una plaga grave o que una enfermedad se propague. Conocer a los enemigos más comunes de la lantana y las mejores estrategias para su prevención y control es fundamental para mantener tus plantas sanas, vigorosas y luciendo su mejor aspecto durante toda la temporada. La mayoría de los problemas pueden manejarse con prácticas de cultivo adecuadas y remedios sencillos.

La prevención es siempre la mejor estrategia cuando se trata de plagas y enfermedades. Una lantana sana, vigorosa y cultivada en las condiciones adecuadas (pleno sol, buen drenaje, circulación de aire adecuada) es mucho menos susceptible a los problemas. El estrés, ya sea por falta de luz, exceso de riego o deficiencias nutricionales, debilita las defensas naturales de la planta y la convierte en un blanco fácil. Por lo tanto, el primer paso en el control de plagas y enfermedades es asegurarse de que estás proporcionando a tu lantana todo lo que necesita para prosperar.

La inspección regular de tus plantas es una práctica crucial. Dedica unos minutos cada pocos días a observar de cerca tu lantana, prestando atención al anverso y al reverso de las hojas, a los tallos y a los brotes nuevos. Busca cualquier signo inusual, como manchas, decoloraciones, agujeros, telarañas finas o la presencia de pequeños insectos. Detectar un problema en sus etapas iniciales facilita enormemente su control y minimiza los daños a la planta.

La higiene en el jardín también juega un papel importante en la prevención. Retira y desecha las hojas caídas, las flores marchitas y cualquier otro residuo vegetal que se acumule alrededor de la base de la planta. Estos restos pueden albergar esporas de hongos o huevos de insectos, sirviendo como fuente de futuras infecciones o infestaciones. Mantén tus herramientas de poda limpias y desinféctalas con alcohol o una solución de lejía diluida después de usarlas en una planta enferma para evitar la propagación de patógenos.

Fomentar la biodiversidad en tu jardín es otra poderosa herramienta de prevención. Atrae a insectos beneficiosos como mariquitas, crisopas y avispas parásitas, que son depredadores naturales de muchas plagas comunes como los pulgones. Puedes hacerlo plantando una variedad de flores que les sirvan de alimento y refugio, como eneldo, cilantro o caléndulas. Estos aliados naturales te ayudarán a mantener las poblaciones de plagas bajo control de forma ecológica y sostenible.

Plagas comunes que afectan a la lantana

Una de las plagas más frecuentes en la lantana, especialmente en condiciones de calor y sequía, es la araña roja. Estos diminutos ácaros, apenas visibles a simple vista, se alimentan de la savia de las hojas, provocando la aparición de pequeños puntos amarillos o blanquecinos y, en casos graves, un bronceado general del follaje. Un signo característico de su presencia es una fina telaraña en el envés de las hojas y en las uniones de los tallos. Para controlarlas, aumenta la humedad ambiental regando el follaje (siempre por la mañana) y aplica jabón potásico o aceite de neem.

Los pulgones son otra plaga común que suele atacar los brotes más tiernos y los capullos florales. Estos pequeños insectos chupadores de savia pueden causar deformaciones en las hojas y flores, y excretan una sustancia pegajosa llamada melaza, que puede favorecer la aparición de un hongo negro conocido como negrilla o fumagina. Afortunadamente, los pulgones son fáciles de controlar. Puedes eliminarlos con un fuerte chorro de agua, aplastarlos con los dedos o utilizar jabón potásico, que es muy eficaz contra ellos.

La mosca blanca también puede ser un problema, especialmente en ambientes cálidos y resguardados como invernaderos o galerías. Estos pequeños insectos voladores se congregan en el envés de las hojas y, al igual que los pulgones, se alimentan de la savia y debilitan la planta. Al agitar la planta, verás una nube de pequeñas «mosquitas» blancas. El control puede ser difícil, pero el uso de trampas adhesivas amarillas para capturar a los adultos y la aplicación de jabón potásico o aceite de neem para eliminar las ninfas puede ser efectivo.

Aunque menos comunes, las orugas de algunas mariposas o polillas pueden alimentarse de las hojas de la lantana. Si observas agujeros o mordeduras en las hojas, busca la presencia de estas larvas. Suelen ser fáciles de localizar y se pueden retirar a mano. En caso de una infestación más grande, puedes utilizar un insecticida biológico a base de Bacillus thuringiensis, que es específico para orugas y seguro para otros insectos beneficiosos, mascotas y humanos.

Enfermedades fúngicas a tener en cuenta

El oídio es una de las enfermedades fúngicas más comunes que pueden afectar a la lantana, especialmente en condiciones de alta humedad ambiental y mala circulación de aire. Se manifiesta como un polvillo blanco o grisáceo en la superficie de las hojas, los tallos y las flores, que puede extenderse y debilitar a la planta. Para prevenirlo, asegúrate de que tu lantana tenga suficiente espacio y buena ventilación. Si aparece, retira las partes más afectadas y aplica un fungicida a base de azufre o bicarbonato de potasio.

Otra enfermedad fúngica que puede aparecer en condiciones de humedad es la roya. Esta enfermedad se caracteriza por la aparición de pequeñas pústulas o bultos de color naranja o marrón en el envés de las hojas. Las hojas afectadas pueden amarillear y caer prematuramente. Al igual que con el oídio, la prevención a través de una buena circulación de aire y evitando mojar el follaje al regar es clave. Retira y destruye las hojas infectadas para evitar la propagación de las esporas.

El mildiú polvoroso es similar al oídio pero a menudo se presenta como manchas amarillentas en el haz de las hojas, con una correspondiente capa de moho grisáceo o violáceo en el envés. Prospera en condiciones de humedad y temperaturas frescas. Las estrategias de prevención y control son similares a las del oídio: mejorar la ventilación, evitar el riego por aspersión sobre las hojas y, si es necesario, utilizar fungicidas adecuados.

La pudrición de la raíz es, sin duda, el problema más grave y a menudo fatal para la lantana. No es una enfermedad fúngica del follaje, sino del sistema radicular, causada por patógenos del suelo como Phytophthora o Pythium. Su principal causa es el exceso de riego y un mal drenaje del suelo. Los síntomas incluyen marchitamiento general de la planta (incluso con el suelo húmedo), amarilleamiento de las hojas y ennegrecimiento de la base del tallo. La prevención, garantizando un drenaje excelente, es la única cura efectiva.

Métodos de control ecológicos

Para el jardinero concienciado con el medio ambiente, existen numerosas alternativas a los pesticidas químicos para el control de plagas y enfermedades. El jabón potásico (o jabón insecticida) es una herramienta muy valiosa. Actúa por contacto, disolviendo la cutícula protectora de los insectos de cuerpo blando como pulgones, moscas blancas y arañas rojas, sin dejar residuos tóxicos. Es importante pulverizarlo bien, cubriendo toda la planta, incluido el envés de las hojas.

El aceite de neem, extraído de las semillas del árbol de neem, es otro producto orgánico muy eficaz. Tiene una triple acción: actúa como insecticida, fungicida y acaricida. Interfiere con el sistema hormonal de los insectos, impidiendo que se alimenten y se reproduzcan, y también tiene propiedades preventivas contra hongos como el oídio. Al igual que el jabón potásico, debe aplicarse a fondo y preferiblemente al atardecer para evitar quemaduras en las hojas y no afectar a los polinizadores.

La preparación de remedios caseros también puede ser una opción. Por ejemplo, una infusión de ajo o de guindilla (chile) tiene propiedades repelentes para muchos insectos. Puedes macerar varios dientes de ajo o guindillas en agua durante la noche, colar la mezcla y pulverizarla sobre tus plantas. Estos remedios son seguros y económicos, aunque pueden requerir aplicaciones más frecuentes que los productos comerciales.

Como se mencionó anteriormente, la introducción y fomento de depredadores naturales es la estrategia de control biológico más sostenible. Puedes comprar larvas de mariquita o crisopa en centros de jardinería especializados y liberarlas en tu jardín. Crear un hábitat atractivo para estos insectos beneficiosos, sin embargo, es una solución a más largo plazo que te proporcionará un control de plagas gratuito y constante año tras año.

La toxicidad de la lantana: una advertencia

Aunque no es una plaga o enfermedad en el sentido tradicional, es crucial hablar de la toxicidad de la lantana, ya que es un aspecto importante de su manejo y seguridad en el jardín. Todas las partes de la planta contienen compuestos tóxicos llamados triterpenoides pentacíclicos, que pueden causar problemas de salud si se ingieren. La concentración de estas toxinas es mayor en las bayas verdes e inmaduras.

La ingestión de bayas de lantana puede ser peligrosa tanto para los humanos, especialmente para los niños, como para los animales domésticos (perros, gatos) y el ganado. Los síntomas de intoxicación pueden incluir vómitos, diarrea, debilidad, dificultad para respirar y, en casos graves, insuficiencia hepática. Por esta razón, si tienes niños pequeños o mascotas curiosas, es fundamental plantar la lantana en un lugar fuera de su alcance o supervisarlos cuando estén en el jardín.

Una medida preventiva eficaz es la eliminación regular de las flores marchitas («deadheading»). Esta práctica no solo estimula una floración más abundante y prolongada, sino que también evita que la planta forme las bayas tóxicas. Muchas de las variedades híbridas más modernas son estériles o producen muy pocas semillas, lo que también reduce el riesgo de formación de bayas y su potencial de convertirse en una planta invasora en ciertos climas.

Es importante educar a los miembros de la familia, especialmente a los niños, sobre qué plantas del jardín no deben tocarse ni comerse. La lantana es una planta de una belleza excepcional, pero debe ser tratada con respeto y precaución. Al ser consciente de su toxicidad y tomar las medidas adecuadas, puedes disfrutar de todo su esplendor de forma segura para todos los habitantes de tu hogar, incluidos los de cuatro patas.

📷 Flickr / Szerző: Mauricio Mercadante / Licence: CC BY-NC-SA 2.0

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