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La poda y el recorte del dondiego de noche

Daria · 17.07.2025.

La poda del dondiego de noche, aunque no es una tarea estrictamente esencial para su supervivencia, es una práctica de jardinería muy recomendable que puede transformar una planta simplemente bonita en un espécimen verdaderamente espectacular. A través de cortes estratégicos, podemos influir en su forma, aumentar la producción de flores, prolongar la temporada de floración y mantener la planta sana y vigorosa. Lejos de ser un acto dañino, una poda bien ejecutada es una forma de comunicarnos con la planta, guiando su crecimiento para obtener los mejores resultados estéticos y de salud. Este artículo te guiará a través de los diferentes tipos de poda y las técnicas adecuadas para tu Mirabilis jalapa.

La poda en el dondiego de noche cumple varios objetivos importantes. El primero es dar forma a la planta. Sin ninguna intervención, puede adquirir un hábito de crecimiento algo desordenado o abierto. Mediante la poda, podemos fomentar una estructura más compacta, densa y redondeada, que resulta mucho más atractiva en el jardín. Esto es especialmente útil cuando se utiliza en borduras o macizos, donde se busca una apariencia uniforme y cuidada.

El segundo objetivo, y quizás el más deseado por los jardineros, es estimular una mayor floración. Ciertas técnicas de poda, como el pinzado, promueven la ramificación de los tallos. Cada nueva rama es un lugar potencial para la aparición de más flores, por lo que una planta más ramificada se traduce directamente en una mayor cantidad de capullos y, por ende, una exhibición floral más profusa. De esta manera, la poda se convierte en una herramienta para maximizar el principal atractivo de la planta.

Además, la poda regular ayuda a mantener la salud general de la planta. La eliminación de tallos dañados, débiles o enfermos previene la propagación de posibles patógenos y permite que la planta dirija su energía hacia el crecimiento de partes sanas y productivas. También mejora la circulación de aire a través del follaje, lo cual es crucial para reducir la incidencia de enfermedades fúngicas como el oídio, que prosperan en condiciones de humedad y aire estancado.

Finalmente, la poda nos permite controlar el tamaño de la planta. El dondiego de noche puede crecer bastante en una sola temporada, alcanzando fácilmente el metro de altura. Si el espacio es limitado o si deseas mantener la planta a una altura determinada, la poda es la herramienta perfecta para lograrlo. Entender cuándo y cómo podar te dará el control para adaptar la planta a tus necesidades específicas y al diseño de tu jardín.

El pinzado para fomentar la ramificación

El pinzado es una técnica de poda muy sencilla pero increíblemente efectiva que se realiza al principio de la temporada de crecimiento, cuando la planta es joven y está desarrollando sus primeros tallos. Consiste en pellizcar o cortar la punta de crecimiento principal de cada tallo. Este acto elimina la dominancia apical, un fenómeno por el cual la yema terminal inhibe el crecimiento de las yemas laterales situadas más abajo en el tallo.

Cuando se elimina la yema terminal, se rompe esta inhibición y se estimula a las yemas laterales a brotar. En lugar de tener un solo tallo que sigue creciendo hacia arriba, obtendrás dos o más ramas nuevas que crecen desde los nudos inferiores al punto de corte. Este proceso puede repetirse en las nuevas ramas una vez que hayan crecido un poco, multiplicando aún más el número de tallos. El resultado es una planta mucho más densa, compacta y con una estructura más robusta.

El mejor momento para realizar el pinzado es cuando la planta joven ha alcanzado una altura de unos 15 a 20 centímetros. Utiliza tus dedos para pellizcar la punta tierna o unas tijeras limpias y afiladas para hacer un corte justo por encima de un par de hojas. Es un proceso rápido que no causa un gran estrés a la planta. Aunque puede retrasar ligeramente la aparición de las primeras flores, la recompensa será una floración mucho más abundante y prolongada más adelante en la temporada.

Esta técnica es especialmente valiosa para los dondiegos de noche cultivados a partir de semillas, que a veces pueden tener un crecimiento inicial algo larguirucho. El pinzado ayuda a corregir este hábito y a establecer una base fuerte y bien ramificada desde el principio. También es útil para plantas que han sobrevivido al invierno y pueden tener un crecimiento desigual en primavera. Un pinzado generalizado al inicio de la temporada unificará su forma y promoverá un crecimiento vigoroso y equilibrado.

El «deadheading» para una floración continua

El «deadheading» es el término en inglés para la práctica de eliminar las flores marchitas de una planta. En el dondiego de noche, esta es una de las tareas de mantenimiento más importantes durante la temporada de floración. Una vez que una flor se desvanece, el objetivo principal de la planta cambia de la producción de flores a la producción de semillas. Este proceso de formación de semillas consume una cantidad significativa de energía y recursos de la planta.

Al cortar las flores marchitas antes de que puedan desarrollar semillas, engañamos a la planta. Su instinto de reproducción la impulsa a intentar producir más flores para tener otra oportunidad de crear semillas. De esta manera, la energía que se habría destinado a la maduración de las semillas se redirige hacia la formación de nuevos capullos florales. El resultado es un ciclo de floración continuo y una planta que sigue produciendo flores de manera prolífica durante todo el verano y hasta bien entrado el otoño.

Para realizar el «deadheading» correctamente, inspecciona tu planta regularmente, idealmente cada dos o tres días. Localiza las flores que ya se han cerrado y marchitado. Sigue el pequeño tallo de la flor marchita hasta el punto donde se une con el tallo principal o con un conjunto de hojas. Utiliza unas tijeras pequeñas y afiladas o simplemente tus dedos para cortar o pellizcar ese tallo. Es un trabajo minucioso pero muy gratificante.

Además del beneficio de prolongar la floración, el «deadheading» también mejora la apariencia general de la planta. Eliminar las flores marrones y marchitas le da un aspecto mucho más limpio, fresco y cuidado. También puede ayudar a prevenir problemas de enfermedades, ya que los pétalos en descomposición pueden a veces albergar hongos si las condiciones son muy húmedas. Si bien puede parecer una tarea tediosa, los resultados en forma de una floración espectacular bien valen el esfuerzo.

La poda de limpieza y mantenimiento

La poda de limpieza es una tarea que se puede y se debe realizar en cualquier momento de la temporada de crecimiento, siempre que sea necesario. Consiste en la eliminación de cualquier parte de la planta que esté dañada, seca, enferma o que crezca de manera débil. Mantener la planta libre de este tipo de material no solo es estéticamente agradable, sino que es fundamental para su salud a largo plazo.

Inspecciona tus plantas en busca de hojas amarillas o marrones, que ya no son productivas para la planta y pueden ser una puerta de entrada para enfermedades. Pódalas en su base. Del mismo modo, si ves algún tallo que ha sido dañado por el viento, por el paso de animales o por cualquier otro motivo, es mejor cortarlo por debajo de la zona dañada. Un corte limpio sanará mucho mejor que una herida desgarrada.

Esta poda también incluye la eliminación de tallos que crezcan hacia el interior de la planta o que se crucen con otros, rozándose entre sí. Estos tallos débiles y mal posicionados compiten por la luz y los recursos y dificultan la circulación de aire en el centro del arbusto. Al eliminarlos, se abre el interior de la planta a la luz y al aire, lo que reduce la humedad y disminuye significativamente el riesgo de enfermedades fúngicas.

Utiliza siempre herramientas de poda afiladas y limpias para realizar estos cortes. Unas tijeras o podadoras afiladas hacen cortes limpios que cicatrizan rápidamente, mientras que las herramientas desafiladas pueden aplastar los tejidos del tallo, creando heridas que tardan más en sanar y son más susceptibles a las infecciones. Es una buena práctica desinfectar tus herramientas con alcohol o una solución de lejía diluida entre plantas, especialmente si has estado podando una planta que sospechas que podría estar enferma.

La poda de final de temporada

A medida que el otoño avanza y las temperaturas comienzan a bajar, el dondiego de noche comenzará a declinar de forma natural. La llegada de la primera helada fuerte marcará el final definitivo de su temporada de crecimiento, ennegreciendo y matando todo el follaje y los tallos. En este punto, es el momento de realizar la poda de final de temporada, que prepara a la planta para el invierno.

Una vez que el follaje ha sido dañado por la helada, utiliza unas tijeras de podar robustas para cortar todos los tallos de la planta. Realiza los cortes a una altura de unos 10 a 15 centímetros del nivel del suelo. No es necesario cortar más abajo, ya que este pequeño trozo de tallo puede servir como marcador para saber dónde se encuentran los tubérculos y también ayuda a proteger la corona de la planta.

Esta poda drástica es esencial por varias razones. Primero, elimina todo el material vegetal muerto o moribundo, que de otro modo se descompondría durante el invierno y podría albergar plagas y enfermedades. Ayuda a mantener el jardín limpio y ordenado. Segundo, si vives en un clima frío y necesitas desenterrar los tubérculos para almacenarlos, tener los tallos cortos facilita enormemente el proceso de excavación.

En climas más suaves donde los tubérculos se dejan en el suelo, esta poda también es beneficiosa. Despeja el área para que puedas aplicar fácilmente una capa gruesa de mantillo protector sobre la corona de la planta. Esta «manta» de mantillo aislará los tubérculos del frío invernal y asegurará su supervivencia. En primavera, los nuevos brotes surgirán vigorosamente desde la base, sin el estorbo de los viejos tallos muertos de la temporada anterior.

📷 そらみみCC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

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