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La poda y el recorte del árbol de la emperatriz

Daria · 05.04.2025.

La poda es una de las intervenciones silvícolas y de jardinería más importantes y técnicas en el manejo de la Paulownia tomentosa. Lejos de ser un simple acto de cortar ramas, la poda es una herramienta poderosa que, cuando se aplica con conocimiento y precisión, permite dirigir el crecimiento del árbol, mejorar la calidad de su madera, controlar su tamaño y forma, y mantener su salud y vigor. Desde la poda de formación en los primeros años, que es crítica para establecer un tronco recto y valioso, hasta la poda de mantenimiento en ejemplares maduros y las técnicas especializadas como el «coppicing» para fines ornamentales, cada corte tiene un propósito y una consecuencia. Dominar el arte y la ciencia de la poda es esencial para maximizar el retorno de la inversión en una plantación comercial y para cultivar un espécimen ornamental espectacular y estructuralmente sólido.

Los objetivos de la poda de la Paulownia varían enormemente según el propósito del cultivo. En la silvicultura para producción de madera, el objetivo principal es producir un fuste (tronco) largo, recto, cónico y libre de nudos en la mayor parte de su longitud. Los nudos, que son los restos de las ramas incrustados en la madera, devalúan significativamente la calidad de las tablas. Por lo tanto, la poda de las ramas inferiores, realizada en el momento y de la forma adecuados, es una práctica estándar e indispensable para obtener madera de alto valor. Esta poda debe ser gradual y planificada a lo largo de varios años.

En un contexto de jardinería y paisajismo, los objetivos de la poda son diferentes. Aquí, la prioridad puede ser desarrollar una estructura de copa fuerte y bien equilibrada, controlar el tamaño del árbol para que se ajuste al espacio disponible, eliminar ramas que puedan ser peligrosas, o incluso estimular un crecimiento vegetativo particular para lograr un efecto estético específico. Por ejemplo, la poda de aclareo puede mejorar la apariencia de la copa y la floración, mientras que el recorte drástico o «coppicing» se utiliza para crear un arbusto de hojas gigantes con un gran impacto visual, sacrificando la floración.

Independientemente del objetivo, existen principios fundamentales que rigen cualquier operación de poda. Uno de los más importantes es entender la respuesta del árbol a los cortes. Cada corte es una herida, y el árbol reaccionará para compartimentar o aislar esa herida y prevenir la entrada de patógenos. Realizar cortes limpios, en el lugar correcto (justo fuera del cuello de la rama) y con herramientas adecuadas es crucial para facilitar este proceso de cicatrización natural. El momento de la poda también es estratégico; la mayoría de las podas se realizan durante el período de dormancia invernal para minimizar el estrés en el árbol y el riesgo de infecciones.

Objetivos fundamentales de la poda en la paulownia

El objetivo más importante de la poda en el cultivo comercial de Paulownia es, sin duda, la mejora de la calidad de la madera. El valor de la madera de Kiri está directamente relacionado con la ausencia de nudos. La poda de realce o desramado consiste en la eliminación sistemática de las ramas inferiores del tronco hasta una altura determinada. Al eliminar estas ramas cuando son jóvenes y de pequeño diámetro, las heridas de poda cicatrizan rápidamente y la madera nueva que se forma a continuación queda completamente limpia y libre de defectos. Este proceso, realizado en varias etapas a medida que el árbol crece en altura, es lo que permite obtener trozas de gran valor para aserrado.

Un segundo objetivo fundamental, especialmente durante los primeros años, es la poda de formación. La Paulownia tiene una tendencia natural a bifurcarse o a producir múltiples líderes. Si no se corrige, esto resulta en un tronco corto que se divide en varias ramas gruesas, lo cual no es deseable para la producción de madera. La poda de formación se centra en establecer y mantener un único tronco principal o eje dominante. Esto implica la eliminación temprana de cualquier brote competidor que amenace con desafiar al líder principal, asegurando así que la mayor parte de la energía del árbol se dirija al crecimiento en altura de un solo fuste.

En el ámbito de la seguridad y la salud del árbol, la poda desempeña un papel vital. La eliminación de ramas muertas, enfermas o dañadas es una práctica de mantenimiento esencial. Las ramas muertas no solo son un peligro potencial si caen, sino que también pueden ser una puerta de entrada para insectos barrenadores y hongos que causan la pudrición de la madera, los cuales pueden extenderse al tejido sano del árbol. Del mismo modo, la eliminación de ramas que se frotan o se cruzan entre sí previene la creación de heridas que pueden ser puntos de infección. Una poda sanitaria regular mantiene al árbol limpio y reduce el riesgo de problemas fitosanitarios.

Finalmente, la poda es una herramienta para controlar el tamaño y la forma del árbol, un objetivo particularmente relevante en entornos urbanos y de jardinería donde el espacio es limitado. El rápido crecimiento del Kiri puede hacer que supere rápidamente su espacio asignado. Mediante podas de reducción y aclareo, es posible mantener el árbol en un tamaño más manejable y con una forma más abierta y estéticamente agradable. Además, técnicas específicas como el «pollarding» (desmochado) o el «coppicing» (recepa) permiten un control radical del tamaño y la creación de efectos ornamentales muy específicos, demostrando la versatilidad de la poda como herramienta de diseño paisajístico.

La poda de formación en los primeros años

La poda de formación es la intervención más crítica durante los primeros dos o tres años de vida de un árbol de Paulownia destinado a la producción de madera. El objetivo es simple pero crucial: conseguir un tronco único, recto y vertical desde el principio. Inmediatamente después de la plantación, y durante la primera temporada de crecimiento, la plántula puede desarrollar múltiples brotes desde la base o yemas laterales en el tallo principal. Es fundamental seleccionar el brote más fuerte, recto y vigoroso como el futuro líder y eliminar todos los demás competidores, incluyendo los brotes que surjan de la base (chupones).

Una técnica muy utilizada en la silvicultura profesional de Paulownia es la recepa o «coppicing» técnico después de la primera temporada de crecimiento. Aunque pueda parecer drástico, cortar el árbol joven a ras de suelo a finales de su primer invierno aprovecha la energía almacenada en su ya establecido sistema radicular. En la primavera siguiente, varios brotes vigorosos surgirán del tocón. De estos, se selecciona el mejor (el más recto y fuerte) y se eliminan todos los demás. Este nuevo brote crecerá a una velocidad asombrosa durante la segunda temporada, a menudo alcanzando alturas de 3 a 5 metros, y será mucho más recto y robusto que el tallo del primer año.

Durante el segundo y tercer año, la atención se centra en el desramado formativo. A medida que el líder principal crece en altura, desarrollará ramas laterales. La mayoría de las ramas en los dos tercios inferiores del tronco deben eliminarse. Sin embargo, es importante no eliminar demasiadas ramas a la vez y dejar siempre una copa viva de al menos un tercio o la mitad de la altura total del árbol. La copa es el «motor» fotosintético del árbol, y eliminar demasiadas hojas a la vez puede frenar drásticamente el crecimiento. La poda de formación debe ser un proceso gradual, eliminando los verticilos de ramas inferiores cada año.

Al realizar los cortes, es fundamental no dañar el tronco principal. Las ramas deben cortarse justo fuera del «cuello de la rama», que es el tejido abultado que conecta la rama con el tronco. Este cuello contiene tejidos especializados que permiten una cicatrización rápida de la herida. Dejar un tocón demasiado largo dificultará la cicatrización y puede convertirse en un punto de entrada para la pudrición, mientras que un corte demasiado pegado al tronco crea una herida mucho más grande y daña los tejidos del tronco, lo que también dificulta la cicatrización. La precisión en la ejecución de los cortes es tan importante como la decisión de qué ramas cortar.

Técnicas de poda de mantenimiento y limpieza

Una vez que el árbol ha desarrollado su estructura principal, la poda se centra en el mantenimiento de su salud, seguridad y forma. La poda de limpieza es la forma más básica y necesaria de mantenimiento y debe realizarse regularmente. Consiste en la identificación y eliminación de cualquier rama que esté muerta, moribunda, enferma o rota. Esta operación se puede realizar en cualquier momento del año, tan pronto como se detecte el problema. La eliminación de este material leñoso no productivo mejora la apariencia del árbol, reduce el riesgo de caída de ramas y elimina posibles focos de plagas y enfermedades.

La poda de aclareo es una técnica que busca reducir la densidad de la copa del árbol. Esto implica la eliminación selectiva de algunas ramas vivas para aumentar la penetración de la luz y la circulación del aire a través de la copa. Los objetivos son múltiples: una mejor penetración de la luz puede estimular el crecimiento de las ramas interiores y el follaje, dando al árbol una apariencia más completa. Una mayor circulación de aire ayuda a que las hojas se sequen más rápidamente después de la lluvia, lo que reduce la incidencia de enfermedades fúngicas. Además, el aclareo reduce el «efecto vela» de la copa, disminuyendo la carga de viento sobre la estructura del árbol y haciéndolo menos propenso a sufrir daños durante las tormentas.

Al realizar una poda de aclareo, se deben seleccionar y eliminar ramas que son estructuralmente débiles o mal posicionadas. Esto incluye ramas que crecen hacia el interior de la copa, ramas que se cruzan o frotan con otras, y ramas que tienen un ángulo de inserción muy estrecho con el tronco (unión en «V»), ya que estas son propensas a desgarrarse. También se pueden eliminar algunas de las ramas de un par que compiten por el mismo espacio. Es importante distribuir los cortes por toda la copa y, por regla general, nunca se debe eliminar más del 25% de la copa viva de un árbol en una sola temporada.

La poda de reducción se utiliza para disminuir la altura o la extensión de la copa de un árbol maduro. Esto se hace a menudo cuando el árbol ha crecido demasiado para su ubicación, acercándose a líneas eléctricas, edificios o invadiendo el espacio de otras plantas. Esta es una poda técnica que debe hacerse con cuidado para preservar la forma natural del árbol. En lugar de simplemente cortar las puntas de las ramas («desmochado», una práctica muy perjudicial), la poda de reducción implica cortar las ramas más largas hasta una rama lateral que sea lo suficientemente grande (al menos un tercio del diámetro de la rama que se corta) para asumir el papel de líder de esa sección. Esto mantiene un flujo de savia saludable y reduce la cantidad de brotes débiles que surgen del corte.

El rebrote radical y su manejo (coppicing)

El «coppicing» o recepa es una antigua técnica de manejo forestal que aprovecha la capacidad de ciertos árboles, incluida la Paulownia, para rebrotar vigorosamente desde el tocón después de ser cortados. En la práctica ornamental, esta técnica se utiliza para crear un efecto de jardín audaz y tropical. Al cortar el árbol a una altura de 5-10 centímetros sobre el nivel del suelo a finales del invierno o principios de la primavera, se estimula al sistema radicular establecido a producir múltiples brotes nuevos y extremadamente vigorosos.

Estos brotes de rebrote crecen a una velocidad asombrosa y, lo que es más importante desde el punto de vista ornamental, producen hojas que son significativamente más grandes que las de un árbol no podado. No es raro que las hojas de un Kiri manejado con esta técnica alcancen los 60 centímetros de diámetro o más, creando un punto focal espectacular en cualquier diseño de jardín. Este fenómeno, conocido como gigantismo juvenil, se debe a que toda la energía y la capacidad de absorción de un sistema radicular maduro se concentra en el crecimiento de unos pocos tallos nuevos.

El manejo de estos rebrotes implica una selección. Aunque del tocón pueden surgir múltiples brotes, a menudo se seleccionan solo uno, dos o tres de los más fuertes y mejor posicionados, y se eliminan los demás. Esto concentra aún más el crecimiento en los tallos seleccionados, maximizando su altura y el tamaño de sus hojas. El resultado es un arbusto de múltiples troncos que puede alcanzar los 3-4 metros de altura en una sola temporada. Este ciclo de corte y rebrote puede repetirse anualmente o cada dos años para mantener el efecto deseado.

Es importante tener en cuenta que el «coppicing» sacrifica por completo la floración. Como el árbol florece en la madera del año anterior, al cortarlo cada invierno se eliminan todas las yemas florales potenciales. Por lo tanto, esta técnica se elige exclusivamente por el impacto de su follaje. Es una excelente manera de incorporar la Paulownia en jardines más pequeños donde un árbol de tamaño completo no sería apropiado, o para crear contrastes de textura y escala en borduras mixtas. La capacidad de regeneración del Kiri lo convierte en un candidato ideal para este tipo de manejo intensivo.

Herramientas adecuadas y época ideal para la poda

El uso de herramientas de poda correctas y bien mantenidas es fundamental para la salud del árbol. Para las ramas pequeñas, de hasta 2 centímetros de diámetro, unas tijeras de podar de mano (de tipo bypass, que hacen un corte limpio como el de una tijera) son la herramienta ideal. Para ramas de hasta 4-5 centímetros, se deben utilizar podadoras de dos manos o «loppers», que proporcionan una mayor palanca. Para ramas más gruesas, es necesaria una sierra de podar. Estas sierras están diseñadas para cortar en el movimiento de tracción y tienen dientes afilados que dejan una superficie de corte lisa. Es crucial que todas las herramientas estén extremadamente afiladas para evitar desgarrar los tejidos del árbol, y deben ser desinfectadas con alcohol o una solución de lejía al 10% entre árboles para prevenir la transmisión de enfermedades.

La época en que se realiza la poda es tan importante como la técnica utilizada. El momento ideal para la mayoría de las podas estructurales y de mantenimiento en la Paulownia tomentosa es durante el período de dormancia, concretamente a finales del invierno o principios de la primavera, justo antes de que comience el nuevo crecimiento. Podar en este momento ofrece varias ventajas. Primero, la estructura completa del árbol es visible sin las hojas, lo que facilita la toma de decisiones sobre qué ramas cortar. Segundo, el árbol está inactivo, por lo que el estrés del corte es mínimo. Tercero, las heridas de la poda comenzarán a cicatrizar inmediatamente en cuanto se reanude el crecimiento en primavera, reduciendo el período de vulnerabilidad a las infecciones.

Se debe evitar la poda durante el otoño, especialmente la poda severa. Los cortes realizados en esta época pueden estimular un nuevo crecimiento tardío que no tendrá tiempo de endurecerse antes de las heladas. Además, el proceso de cicatrización es más lento en otoño, ya que el árbol se está preparando para la dormancia, lo que deja las heridas abiertas a las infecciones por hongos durante más tiempo durante el húmedo invierno. La única poda que se recomienda fuera del período de dormancia es la poda sanitaria, es decir, la eliminación de ramas muertas, rotas o enfermas, que debe hacerse tan pronto como se detecte el problema, sin importar la estación.

En resumen, la poda es una inversión en el futuro del árbol. Una poda bien ejecutada en el momento adecuado con las herramientas correctas no solo mejorará la estética y la salud del árbol, sino que en el caso del cultivo comercial, puede multiplicar el valor final de la madera. Requiere previsión, conocimiento de la biología del árbol y una mano cuidadosa, pero los resultados a largo plazo justifican con creces el esfuerzo, convirtiendo un simple árbol en un activo valioso y bien estructurado.

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