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La poda y el recorte de la lantana

Daria · 09.03.2025.

La poda es una de las prácticas de mantenimiento más importantes para mantener la lantana saludable, con una forma atractiva y, sobre todo, para estimular una floración abundante y continua. Aunque pueda parecer intimidante al principio, la lantana es una planta muy resistente que responde excepcionalmente bien a los recortes, por lo que no debes tener miedo de coger las tijeras. Dominar las diferentes técnicas de poda, desde el pinzado regular hasta las podas de rejuvenecimiento más drásticas, te permitirá controlar su tamaño, fomentar un crecimiento denso y asegurar que tu planta dedique su energía a lo que mejor sabe hacer: producir una cascada de flores multicolores durante toda la temporada.

La poda cumple varias funciones esenciales en el cuidado de la lantana. En primer lugar, ayuda a mantener la forma y el tamaño deseados. Sin podas regulares, muchas variedades de lantana pueden volverse desgarbadas y leñosas, con largos tallos desnudos en la base y solo unas pocas hojas y flores en las puntas. La poda fomenta la ramificación desde la base, lo que resulta en un arbusto mucho más compacto, tupido y visualmente atractivo.

En segundo lugar, la poda es una herramienta fundamental para estimular la floración. La lantana florece en los nuevos brotes que se desarrollan durante la temporada de crecimiento. Al podar la planta, estás estimulando la producción de una mayor cantidad de estos nuevos brotes, lo que se traduce directamente en un mayor número de flores. Un recorte regular asegura una floración constante y evita que la planta se agote después de un primer gran estallido de color.

En tercer lugar, la poda tiene una función sanitaria importante. Permite eliminar las ramas muertas, dañadas o enfermas, lo que mejora la salud general de la planta y previene la propagación de posibles patógenos. Además, al aclarar el centro del arbusto, se mejora la circulación de aire a través del follaje, lo que reduce la humedad y disminuye el riesgo de enfermedades fúngicas como el oídio.

Finalmente, la poda de las flores marchitas, conocida como «deadheading», es una técnica específica que evita que la planta invierta energía en la producción de semillas. Al cortar los racimos de flores gastadas, rediriges esa energía hacia la creación de nuevos capullos florales, prolongando el periodo de floración de manera muy significativa y manteniendo la planta con un aspecto limpio y cuidado.

Tipos de poda y cuándo realizarlos

Existen diferentes tipos de poda que se deben realizar en distintos momentos del año, cada una con un propósito específico. La poda más importante es la poda dura o de rejuvenecimiento, que se realiza a finales del invierno o principios de la primavera, justo antes de que comience el nuevo crecimiento. Este es el momento ideal porque la planta está en latencia y el riesgo de estrés es menor. Además, cualquier daño por heladas que haya ocurrido durante el invierno puede ser eliminado en este momento.

La poda de rejuvenecimiento consiste en cortar la planta de forma drástica, reduciendo su tamaño en al menos un tercio o incluso hasta dos tercios. Puedes podar los tallos hasta unos 15-30 centímetros del suelo. Aunque parezca un tratamiento severo, la lantana responde a esta poda con un crecimiento vigoroso y una multitud de nuevos brotes desde la base, lo que resulta en una planta completamente renovada, más densa y con una floración espectacular durante el verano.

Durante la temporada de crecimiento, desde la primavera hasta el otoño, la poda principal es la de mantenimiento o pinzado. Esta consiste en recortar ligeramente las puntas de los tallos, especialmente aquellos que crecen de forma desordenada o se alargan demasiado. Este pinzado regular fomenta la ramificación lateral, lo que contribuye a mantener una forma compacta y redondeada y multiplica el número de puntos de floración en la planta.

El «deadheading» o eliminación de flores marchitas es una forma de poda ligera que debe realizarse de forma continua durante toda la temporada de floración. Tan pronto como veas que un racimo de flores comienza a marchitarse, córtalo justo por encima del primer conjunto de hojas sanas. Esta simple acción, realizada cada pocos días, es una de las técnicas más efectivas para asegurar que tu lantana siga produciendo flores sin parar hasta la llegada del frío.

Cómo podar correctamente

Para realizar cualquier tipo de poda, es fundamental utilizar las herramientas adecuadas. Para los recortes ligeros de mantenimiento y el «deadheading», unas tijeras de podar de mano pequeñas y afiladas o incluso unas tijeras de jardinería serán suficientes. Para la poda dura de rejuvenecimiento en tallos más gruesos y leñosos, necesitarás unas tijeras de podar de dos manos o un serrucho de poda para asegurar cortes limpios y precisos.

Antes de empezar, asegúrate de que tus herramientas estén limpias y bien afiladas. Unas herramientas sucias pueden transmitir enfermedades de una planta a otra, mientras que unas cuchillas sin filo pueden aplastar los tallos en lugar de cortarlos, creando heridas que tardan más en sanar y son más susceptibles a las infecciones. Limpia tus herramientas con alcohol o una solución de lejía diluida antes y después de cada uso.

Cuando realices un corte, hazlo siempre en un ángulo de 45 grados, justo por encima de un nudo (el punto donde crece una hoja o un brote) o de una yema orientada hacia el exterior. Un corte en ángulo permite que el agua de la lluvia o del riego escurra, evitando que se acumule en la superficie del corte y pueda provocar pudrición. Cortar por encima de una yema orientada hacia el exterior dirige el nuevo crecimiento hacia afuera, ayudando a mantener el centro del arbusto abierto y aireado.

Después de una poda dura, es un buen momento para nutrir la planta. Una vez que comiencen a aparecer los nuevos brotes, puedes aplicar una capa de compost o un fertilizante equilibrado de liberación lenta alrededor de la base de la planta. Esto le proporcionará los nutrientes necesarios para soportar el vigoroso crecimiento nuevo que seguirá a la poda, asegurando una recuperación rápida y una temporada llena de salud y flores.

Poda de formación para usos específicos

La poda no solo sirve para el mantenimiento, sino también para dar a la lantana formas específicas según su uso en el jardín. Por ejemplo, si deseas cultivar una lantana en forma de pequeño árbol o estándar, necesitarás una poda de formación cuidadosa y constante. Este proceso comienza seleccionando un tallo principal fuerte y recto y eliminando todos los demás brotes desde la base. A medida que el tallo principal crece, se van eliminando las ramas laterales de la parte inferior, hasta que alcanza la altura deseada.

Una vez que el «tronco» ha alcanzado la altura deseada, se pinza la punta para fomentar la ramificación en la parte superior, formando así la «copa» del arbolito. A partir de este momento, se requerirán podas regulares de la copa para mantener su forma redondeada y densa, y la eliminación constante de cualquier brote que surja a lo largo del tronco. Este es un proyecto que requiere paciencia, pero el resultado es una pieza central única y elegante para macetas o parterres.

Para las variedades de lantana rastreras o colgantes, la poda se centra en fomentar la densidad y evitar que la planta se quede despoblada en el centro. Recorta regularmente las puntas de los tallos más largos para estimular la ramificación más cerca de la base de la planta. Si observas que el centro de la planta en una cesta colgante comienza a clarear, no dudes en podar algunos tallos de forma más severa para forzar el crecimiento de nuevos brotes desde la corona.

Si utilizas la lantana para crear un seto bajo informal, la poda será clave para mantenerlo denso y uniforme. Realiza podas ligeras y frecuentes durante la temporada de crecimiento, utilizando un cortasetos o tijeras de podar para dar forma al seto. Evita las podas muy severas durante el verano, ya que eliminarías la mayoría de los botones florales. El objetivo es mantener una forma ordenada sin sacrificar por completo la espectacular floración.

Errores comunes en la poda

Uno de los errores más comunes es podar en el momento equivocado del año. Realizar una poda dura en otoño, especialmente en climas fríos, es un error grave. Esto estimula un nuevo crecimiento tierno que no tendrá tiempo de madurar antes de las heladas y será extremadamente vulnerable al frío, pudiendo comprometer la supervivencia de toda la planta. Reserva siempre las podas fuertes para finales del invierno o principios de la primavera.

Otro error frecuente es tener miedo a podar. Muchos jardineros principiantes temen dañar la planta y, por lo tanto, solo realizan recortes muy tímidos. Con la lantana, es mejor ser valiente. Una poda insuficiente dará como resultado una planta leñosa y con pocas flores. Recuerda que es una planta muy vigorosa que responde increíblemente bien a los recortes, así que no dudes en podarla de forma decidida para rejuvenecerla y mantenerla productiva.

No eliminar las flores marchitas es otro error que limita el potencial de la planta. Si dejas que las flores gastadas permanezcan en la planta y formen semillas (bayas), la lantana interpretará que su ciclo reproductivo ha terminado y reducirá drásticamente la producción de nuevas flores. El «deadheading» regular es una tarea pequeña con un impacto enorme en la cantidad y duración de la floración.

Finalmente, utilizar herramientas inadecuadas o sin afilar es un error que puede causar daños innecesarios. Los cortes aplastados o deshilachados son puertas de entrada para enfermedades. Invierte en unas buenas tijeras de podar, mantenlas limpias y afiladas, y tu lantana te lo agradecerá con una salud robusta y una recuperación rápida después de cada sesión de poda, preparándose siempre para el siguiente y espectacular estallido de color.

📷 Flickr / Szerző: Mauricio Mercadante / Licence: CC BY-NC-SA 2.0

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