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La poda y el recorte de la albahaca

Daria · 07.05.2025.

La poda de la albahaca es mucho más que una simple tarea de mantenimiento; es la técnica fundamental que transforma una planta potencialmente alta y escasa en un arbusto denso, productivo y lleno de vida. Muchos jardineros novatos sienten aprensión al cortar sus plantas, temiendo hacerles daño. Sin embargo, en el caso de la albahaca, la poda regular es precisamente lo que la estimula a crecer más fuerte y frondosa. Comprender cómo, cuándo y dónde cortar es el secreto para maximizar tu cosecha y mantener la planta en su punto óptimo de producción de hojas aromáticas durante toda la temporada.

El principio que rige la poda de la albahaca se basa en su patrón de crecimiento apical. La planta tiende a concentrar su energía en crecer hacia arriba desde la yema terminal, situada en la punta del tallo principal. Si no se interviene, esto resulta en una planta alta, con un solo tallo principal, que eventualmente florecerá y dejará de producir hojas nuevas. Al podar o «pinzar» esta yema terminal, se rompe la dominancia apical y se redirige la energía de la planta hacia las yemas axilares, que se encuentran en los nudos justo debajo del corte.

Cada vez que realizas un corte justo por encima de un par de hojas, estas yemas axilares se activan y comienzan a crecer, desarrollando dos nuevos tallos en el lugar donde antes solo había uno. Al repetir este proceso en los nuevos tallos a medida que crecen, estás multiplicando exponencialmente el número de ramas y, por lo tanto, el número de hojas que la planta puede producir. Este simple acto transforma la estructura de la planta de una línea vertical a una forma de cúpula o arbusto, mucho más productiva y estéticamente agradable.

La poda regular también tiene otro propósito crucial: retrasar o prevenir la floración. La albahaca es una planta anual cuyo objetivo biológico es reproducirse. Una vez que florece y produce semillas, considera que su ciclo de vida ha terminado y su producción de hojas disminuye drásticamente. Además, cuando la planta comienza a invertir energía en la floración, el sabor de las hojas cambia, volviéndose a menudo más amargo. La poda constante elimina los brotes florales antes de que se desarrollen, engañando a la planta para que permanezca en un estado vegetativo y continúe produciendo hojas sabrosas.

En esencia, cada vez que cosechas albahaca para tu cocina, deberías hacerlo de una manera que también beneficie a la planta. En lugar de arrancar hojas sueltas de la parte inferior, acostúmbrate a cortar las puntas de los tallos. De esta manera, la cosecha y la poda se convierten en la misma actividad beneficiosa, asegurando una planta saludable y una despensa llena de hierbas frescas.

La primera poda: un paso crucial

El momento de la primera poda es determinante para establecer una buena estructura en la planta de albahaca desde el principio. No debes tener prisa por realizar este primer corte; espera a que la planta joven esté bien establecida y tenga la fuerza suficiente para soportarlo. La señal para realizar la primera poda es cuando la planta ha alcanzado una altura de unos 15 centímetros y ha desarrollado al menos tres o cuatro pares de hojas verdaderas a lo largo de su tallo principal.

Para realizar esta poda inicial, localiza el tallo principal. Ignora el primer par de hojas pequeñas en la base (los cotiledones) y busca el primer o segundo conjunto de hojas verdaderas grandes. Con unas tijeras limpias y afiladas o incluso con las yemas de tus dedos, corta el tallo principal justo por encima de ese par de hojas. Es importante hacer un corte limpio y no desgarrar el tallo. Asegúrate de dejar al menos dos pares de hojas en la planta para que pueda seguir realizando la fotosíntesis.

Este primer corte puede parecer drástico, ya que estás eliminando la parte superior y más desarrollada de tu joven planta. Sin embargo, es el paso más importante para fomentar la ramificación. En las axilas de las hojas que has dejado, justo donde se unen al tallo, verás pequeñas yemas latentes. Después de la poda, la planta enviará su energía a estas yemas, que pronto comenzarán a crecer y se convertirán en dos nuevos tallos principales.

Después de esta primera poda, dale a la planta un poco de tiempo para recuperarse. En una o dos semanas, verás cómo los dos nuevos tallos comienzan a crecer vigorosamente. Una vez que estos nuevos tallos hayan desarrollado a su vez varios pares de hojas, podrás repetir el proceso de poda en cada uno de ellos. Este es el comienzo de un ciclo de poda y crecimiento que continuarás durante toda la vida de la planta.

Técnicas de poda de mantenimiento

Una vez que la planta ha establecido su estructura base con la primera poda, el objetivo es mantener una poda regular para fomentar un crecimiento continuo y arbustivo. La regla de oro es siempre cortar justo por encima de un nudo, que es el punto del tallo de donde brota un par de hojas opuestas. Nunca dejes un trozo largo de tallo desnudo por encima de las hojas, ya que este trozo morirá y podría convertirse en un punto de entrada para enfermedades.

La frecuencia de la poda dependerá de la velocidad de crecimiento de tu planta, que a su vez depende de la luz, el agua y los nutrientes que recibe. Como norma general, es una buena idea podar tu planta de albahaca cada dos o tres semanas durante la temporada de crecimiento activo. No tengas miedo de ser relativamente agresivo en tus podas; puedes eliminar hasta un tercio de la masa foliar de la planta de una sola vez sin causarle daño, siempre que la planta esté sana y vigorosa.

Observa la forma general de la planta y poda estratégicamente para mantener una forma redondeada y compacta. Si ves que algunos tallos crecen mucho más rápido que otros, pódalos para equilibrar el crecimiento. Tu objetivo es crear una cúpula de follaje que permita que la luz llegue a todas las partes de la planta. Una planta densa y bien podada también tiene mejor circulación de aire en su interior, lo que ayuda a prevenir enfermedades fúngicas.

A medida que podas, también estás cosechando. Utiliza las puntas de los tallos que cortas en tu cocina. Estas son las partes más tiernas y sabrosas de la planta. Si solo necesitas unas pocas hojas para una receta, en lugar de arrancarlas individualmente, corta la punta de un tallo que contenga esas hojas. De esta manera, cada pequeña cosecha contribuye a la salud y productividad a largo plazo de tu planta.

Prevención de la floración

Uno de los principales objetivos de la poda de la albahaca es evitar que florezca, un proceso conocido como «espigado» o «subir a flor». Tan pronto como la planta produce flores, su energía se desvía de la producción de hojas a la producción de semillas. Esto no solo detiene el crecimiento de nuevo follaje, sino que también altera la composición química de las hojas existentes, a menudo haciéndolas más amargas y menos aromáticas.

Debes estar atento y vigilar constantemente las puntas de los tallos en busca de los primeros signos de formación de capullos florales. Estos aparecen como pequeños racimos de brotes densos en la parte superior de los tallos. Tan pronto como los detectes, debes eliminarlos. La forma más sencilla de hacerlo es pinzar o cortar el tallo por debajo del capullo floral, justo por encima del par de hojas más cercano.

Si te vas de vacaciones o descuidas la poda durante un tiempo, es posible que encuentres que tu planta ya ha desarrollado flores. No es el fin del mundo, pero debes actuar con rapidez. Corta todas las espigas florales, siguiendo los tallos hacia abajo y podando por encima del primer o segundo par de hojas por debajo de la flor. Aunque la calidad de las hojas puede haberse visto ligeramente afectada, la eliminación de las flores a menudo puede hacer que la planta vuelva a un modo de crecimiento vegetativo.

Es importante entender que la floración es un proceso natural e inevitable para una planta anual como la albahaca. A medida que avanza la temporada y los días se acortan, la planta recibirá señales hormonales para florecer. La poda constante puede retrasar este proceso significativamente, prolongando tu cosecha durante semanas o incluso meses, pero eventualmente, sobre todo hacia el final del otoño, la planta intentará cumplir su ciclo vital con mayor insistencia.

Uso de los recortes y cosecha final

Cada poda es una oportunidad de cosecha. No desperdicies los valiosos recortes que obtienes. Las puntas de los tallos, con sus hojas tiernas, son perfectas para usar frescas en ensaladas, pastas, salsas o para preparar pesto. Si podas más de lo que puedes usar en ese momento, puedes conservar los tallos. Colócalos en un vaso con agua, como si fueran un ramo de flores, y mantenlos en la encimera de la cocina. Se mantendrán frescos durante varios días.

Además de las hojas, los tallos más tiernos de la albahaca también son comestibles y tienen mucho sabor, aunque con una textura más fibrosa. Puedes picarlos finamente y añadirlos a sopas, guisos o salsas de cocción lenta, donde tendrán tiempo de ablandarse y liberar su aroma. Los tallos más gruesos y leñosos de la base de la planta son menos adecuados para el consumo, pero se pueden añadir a caldos para infundir sabor y luego retirarlos.

Hacia el final de la temporada, antes de que llegue la primera helada, es el momento de realizar la cosecha final. En este punto, puedes podar la planta de forma mucho más drástica, cortando todos los tallos hasta dejar solo unos pocos centímetros por encima del suelo. Esto te proporcionará una gran cantidad de albahaca para conservar para el invierno. Puedes hacer grandes lotes de pesto para congelar, secar las hojas o congelarlas en aceite de oliva o agua en bandejas de cubitos de hielo.

Incluso después de una cosecha final drástica, si el clima sigue siendo suave, a veces la base de la planta puede producir algunos brotes nuevos. Sin embargo, el final de la temporada es también una excelente oportunidad para tomar algunos esquejes de tus plantas más saludables. Corta algunos tallos sanos de unos 10-15 cm, enráizalos en agua o en sustrato, y podrás empezar la siguiente temporada con clones de tus plantas favoritas o intentar mantenerlos en el interior durante el invierno.

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