Plantar un cerezo ornamental japonés es un acto de optimismo, una inversión en la belleza futura de tu jardín. Para que esta inversión dé los mejores frutos, es fundamental realizar el proceso de plantación de manera correcta, sentando las bases para una vida larga y saludable del árbol. La elección del momento adecuado para plantar es el primer paso crucial; idealmente, esto debe hacerse en otoño, después de que las hojas hayan caído, o a principios de la primavera, antes de que broten las nuevas yemas. Plantar en otoño permite que el sistema radicular comience a establecerse durante el invierno, dándole una ventaja para el crecimiento vigoroso de la primavera siguiente. Este cuidado inicial determinará en gran medida la capacidad del árbol para prosperar y resistir el estrés en el futuro.
El éxito de la plantación no solo depende de la técnica, sino también de la selección de un ejemplar sano y de alta calidad en el vivero. Inspecciona el árbol cuidadosamente antes de comprarlo, buscando un tronco fuerte y recto, una estructura de ramas bien distribuida y un sistema de raíces que no esté enredado o constreñido dentro de la maceta. Evita los árboles con signos de daño mecánico, corteza agrietada o evidencia de plagas o enfermedades. Un árbol sano desde el principio tendrá una capacidad mucho mayor para adaptarse a su nuevo hogar y crecer con fuerza, recompensándote con su espectacular floración en los años venideros.
La preparación meticulosa del lugar de plantación es igualmente importante. El hoyo debe ser significativamente más ancho que el cepellón, al menos dos o tres veces su diámetro, pero no necesariamente más profundo. Esta amplitud permite que las raíces jóvenes se extiendan fácilmente hacia los lados en el suelo aflojado, promoviendo un anclaje rápido y estable. Aflojar las paredes del hoyo con una horquilla de jardín es una buena práctica, especialmente en suelos arcillosos, para evitar que las raíces crezcan en círculo como si todavía estuvieran en la maceta. Este simple paso marca una gran diferencia en el establecimiento a largo plazo del árbol.
Finalmente, al colocar el árbol en el hoyo, la altura es un factor crítico que a menudo se pasa por alto. La parte superior del cepellón, donde el tronco se une a las raíces, debe estar al nivel del suelo circundante o ligeramente por encima. Plantar el árbol demasiado profundo es uno de los errores más comunes y perjudiciales, ya que puede provocar la pudrición del cuello de la raíz y la asfixia del sistema radicular. Tómate tu tiempo para ajustar la altura, rellenando con tierra por debajo del cepellón si es necesario, antes de proceder a rellenar el resto del hoyo. Un inicio correcto es la mejor garantía de un futuro floreciente.
Selección del emplazamiento perfecto
La elección del lugar donde vivirá tu cerezo ornamental japonés es una de las decisiones más importantes que tomarás en todo el proceso. Este árbol necesita una exposición a pleno sol para prosperar y producir la floración más abundante posible. Busca un lugar en tu jardín que reciba al menos seis horas de luz solar directa al día, preferiblemente durante la mañana. El sol de la mañana ayuda a secar el rocío de las hojas rápidamente, lo que reduce el riesgo de enfermedades fúngicas. Un lugar con algo de sombra durante las horas más intensas de la tarde puede ser beneficioso en climas extremadamente calurosos para proteger al árbol del estrés térmico.
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Además de la luz, la protección contra el viento es un factor clave. Los vientos fuertes y constantes pueden dañar las delicadas flores del cerezo en primavera, acortando drásticamente el espectáculo de la floración. También pueden romper ramas frágiles y deshidratar el follaje en verano. Considera plantar tu cerezo en un lugar resguardado, como cerca de una pared, una valla o un grupo de árboles y arbustos más altos que puedan actuar como cortavientos. Sin embargo, asegúrate de que todavía haya una buena circulación de aire para evitar la acumulación de humedad y la proliferación de enfermedades.
El espacio es otro elemento crucial a considerar. Los cerezos ornamentales japoneses vienen en una variedad de tamaños y formas, desde pequeños árboles llorones hasta ejemplares que pueden alcanzar más de 10 metros de altura y anchura. Investiga la variedad específica que planeas plantar para conocer su tamaño maduro y asegúrate de que el lugar elegido pueda acomodarlo sin problemas. Evita plantar demasiado cerca de edificios, líneas eléctricas, aceras o tuberías subterráneas para prevenir conflictos futuros tanto para el árbol como para las infraestructuras. Dejar suficiente espacio garantiza que el árbol pueda desarrollar su forma natural y majestuosa.
Por último, el drenaje del suelo en el emplazamiento elegido es absolutamente primordial. Como se mencionó anteriormente, el cerezo japonés no tolera el encharcamiento. Antes de decidirte por un lugar, realiza la prueba de drenaje cavando un hoyo y observando cuánto tiempo tarda en desaparecer el agua. Si el drenaje es deficiente, deberás tomar medidas para corregirlo, como la creación de un lecho elevado o la instalación de un sistema de drenaje francés. Elegir un lugar con un buen drenaje natural desde el principio te ahorrará mucho trabajo y asegurará la salud a largo plazo de las raíces de tu árbol.
El proceso de plantación paso a paso
Una vez seleccionado el lugar y preparado el hoyo, el proceso de plantación en sí mismo requiere cuidado y atención al detalle. Comienza retirando con cuidado el árbol de su contenedor. Si el árbol está en una maceta de plástico, puedes presionar los lados para aflojar la tierra o, si es necesario, cortar el contenedor. Si las raíces están muy compactadas o creciendo en círculos, es vital desenredarlas suavemente con los dedos o hacer unos cortes verticales en los lados del cepellón con una navaja afilada. Este paso, aunque pueda parecer drástico, anima a las raíces a crecer hacia afuera, en el nuevo suelo, en lugar de seguir estrangulándose.
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Coloca el árbol en el centro del hoyo, asegurándote de que esté derecho desde todos los ángulos. Pide ayuda a otra persona para que lo sostenga mientras tú compruebas la verticalidad desde cierta distancia. Una vez que estés satisfecho con su posición, comienza a rellenar el hoyo con la tierra que extrajiste, idealmente mezclada con compost u otra materia orgánica. Rellena el hoyo por etapas, apisonando suavemente la tierra a medida que avanzas para eliminar las bolsas de aire. Las bolsas de aire alrededor de las raíces pueden secarlas y dificultar el establecimiento del árbol.
Cuando el hoyo esté medio lleno, es un buen momento para regar abundantemente. Esto ayuda a asentar la tierra alrededor de las raíces y a eliminar cualquier bolsa de aire restante. Deja que el agua se drene por completo antes de terminar de rellenar el hoyo con el resto de la tierra. Una vez que el hoyo esté completamente lleno, crea un pequeño alcorque o anillo de tierra alrededor del perímetro de la zona plantada. Este anillo actuará como una pequeña presa, ayudando a retener el agua y dirigirla directamente a la zona de las raíces durante los riegos posteriores.
El paso final e inmediato después de la plantación es un riego profundo y completo. Satura toda la zona de raíces hasta que el agua penetre bien en el suelo. Este riego inicial es crítico para asentar el suelo, proporcionar la humedad necesaria a las raíces estresadas y comenzar el proceso de establecimiento. Después de este primer riego, aplica una capa de mantillo orgánico sobre el área, manteniendo una pequeña separación con el tronco para evitar la humedad excesiva en la corteza. Este mantillo ayudará a conservar la humedad y a proteger las raíces mientras el árbol se adapta a su nuevo hogar.
Propagación por esquejes
La propagación del cerezo ornamental japonés a través de esquejes es un método gratificante que te permite crear nuevos árboles genéticamente idénticos a la planta madre. El mejor momento para tomar esquejes es a principios del verano, cuando las ramas han madurado un poco pero todavía están en una fase de crecimiento activo. Selecciona esquejes de madera semidura, que son aquellos brotes del año en curso que han comenzado a endurecerse en la base pero que todavía son flexibles en la punta. Utiliza unas tijeras de podar afiladas y esterilizadas para cortar segmentos de unos 15-20 centímetros de longitud.
Una vez que tengas los esquejes, prepáralos para el enraizamiento. Retira las hojas de la mitad inferior de cada esqueje para reducir la pérdida de agua por transpiración y evitar que se pudran en el sustrato. Haz un corte limpio justo debajo de un nudo (el punto donde crecen las hojas), ya que es aquí donde se concentra la mayor cantidad de hormonas de enraizamiento naturales. Para aumentar las posibilidades de éxito, puedes sumergir el extremo cortado del esqueje en un polvo o gel de hormonas de enraizamiento, lo que estimulará un desarrollo radicular más rápido y vigoroso.
Prepara una maceta o bandeja con un sustrato de enraizamiento ligero y con buen drenaje. Una mezcla de turba y perlita o vermiculita en partes iguales funciona muy bien. Humedece el sustrato de manera uniforme antes de insertar los esquejes. Haz un pequeño agujero con un lápiz o un palo para evitar dañar el extremo del esqueje al insertarlo y asegúrate de que al menos dos o tres nudos queden enterrados en el sustrato. Presiona suavemente el sustrato alrededor del esqueje para asegurar un buen contacto.
Para crear un ambiente húmedo que favorezca el enraizamiento, cubre la maceta con una bolsa de plástico transparente o una cúpula de propagación, asegurándote de que el plástico no toque las hojas. Coloca los esquejes en un lugar cálido y con luz indirecta brillante. Revisa el sustrato regularmente para mantenerlo húmedo pero no empapado. En unas 6 a 8 semanas, los esquejes deberían haber desarrollado un sistema de raíces. Puedes comprobarlo tirando muy suavemente del esqueje; si sientes resistencia, significa que las raíces se han formado.
Propagación por injerto
El injerto es el método de propagación más común utilizado a nivel comercial para los cerezos ornamentales japoneses y garantiza que las características deseables de una variedad específica, como el color de la flor o la forma del árbol, se mantengan fieles. Este método consiste en unir una púa (un pequeño trozo de rama de la variedad deseada) a un portainjerto o patrón (un sistema de raíces de un cerezo más resistente y vigoroso). El éxito del injerto depende en gran medida de la compatibilidad entre la púa y el portainjerto, por lo que generalmente se utilizan patrones de Prunus avium u otras especies de cerezo compatibles.
La técnica de injerto más utilizada para los cerezos es el injerto de yema o «escudete», que se realiza a finales del verano. Este proceso implica cortar una sola yema con un pequeño trozo de corteza de la rama de la variedad deseada. Luego, se realiza un corte en forma de T en la corteza del portainjerto, a unos 15-20 centímetros del suelo. Con cuidado, se levantan las solapas de la corteza y se inserta la yema en el corte, asegurándose de que las capas de cambium (la capa de crecimiento verde justo debajo de la corteza) de ambas partes estén en contacto directo.
Una vez que la yema está en su lugar, se envuelve firmemente la unión con cinta de injertar o rafia para mantenerla segura y evitar que se seque. Es importante dejar la yema en sí misma descubierta para que pueda brotar. La cinta mantiene la presión necesaria para que el cambium de la púa y el portainjerto se fusionen, formando una nueva unión vascular que permitirá el paso de agua y nutrientes. La yema permanecerá latente durante el invierno y comenzará a crecer en la primavera siguiente.
En la primavera, una vez que la yema injertada ha comenzado a mostrar signos de crecimiento, se debe cortar el portainjerto justo por encima del punto de injerto. Este corte drástico elimina todo el crecimiento superior del patrón y dirige toda la energía y los recursos de la planta al desarrollo del nuevo brote injertado. A medida que este brote crezca, se convertirá en el nuevo tronco y la copa del árbol, poseyendo todas las características de la variedad de la que se tomó la yema, pero con la fuerza y la resistencia del sistema de raíces del portainjerto.