Share

La invernada del guisante de olor perenne

Daria · 04.06.2025.

La preparación adecuada del guisante de olor perenne para el invierno es un paso crucial para asegurar su supervivencia y un regreso vigoroso en la primavera siguiente. A diferencia de las plantas anuales, el Lathyrus latifolius tiene la capacidad de sobrevivir a las bajas temperaturas gracias a su resistente sistema radicular, que entra en un estado de latencia. Entender cómo y cuándo preparar la planta para este periodo de descanso, así como las medidas de protección que se pueden tomar en climas especialmente severos, es fundamental para su longevidad. Un cuidado otoñal apropiado no solo protege la planta del frío, sino que también sienta las bases para un crecimiento saludable y una floración espectacular cuando el calor regrese.

La poda de final de temporada

A medida que el otoño llega a su fin y las primeras heladas fuertes hacen su aparición, la parte aérea del guisante de olor perenne comenzará a marchitarse y morir de forma natural. Este es el momento indicado para realizar la poda de invernada. Esta tarea consiste en cortar todos los tallos y el follaje a una altura de entre 5 y 10 centímetros sobre el nivel del suelo. Utilizar tijeras de podar limpias y afiladas facilitará el trabajo y asegurará cortes limpios, minimizando el riesgo de dañar la corona de la planta, que es la base de donde surgirán los nuevos brotes en primavera.

Esta poda otoñal cumple varias funciones importantes. En primer lugar, tiene un propósito sanitario. Al eliminar todo el material vegetal muerto, se reduce drásticamente la posibilidad de que enfermedades fúngicas, como el oídio, o los huevos de plagas, como los pulgones, puedan invernar en los restos de la planta y re-infectarla en la siguiente temporada. Es una medida de higiene fundamental para empezar la primavera con una planta limpia y sana, minimizando los problemas fitosanitarios desde el principio.

En segundo lugar, la poda mejora la estética del jardín durante los meses de invierno. En lugar de tener una maraña de tallos secos y marrones, el lecho de plantación se ve mucho más ordenado y limpio. Esto también facilita las tareas de mantenimiento invernal o de principios de primavera, como la aplicación de compost o la eliminación de malas hierbas. Además, al despejar la zona, se permite que la luz solar alcance el suelo, lo que puede ayudar a calentarlo un poco más rápido en primavera.

Una vez realizada la poda, es crucial recoger y desechar adecuadamente todo el material cortado. Si la planta ha estado sana durante la temporada, estos restos pueden añadirse a la pila de compost, donde se descompondrán y se convertirán en un valioso abono. Sin embargo, si has observado signos de enfermedades fúngicas o infestaciones de plagas, es más seguro desechar este material en la basura para evitar la propagación de patógenos en tu compost y, consecuentemente, en tu jardín.

La protección de las raíces con mantillo

Aunque el sistema radicular del Lathyrus latifolius es muy resistente al frío y puede sobrevivir en la mayoría de los climas templados sin protección adicional, la aplicación de una capa de mantillo invernal es una práctica muy recomendable, especialmente en zonas con inviernos muy fríos o donde la capa de nieve no es constante. La nieve actúa como un excelente aislante natural, pero en su ausencia, las raíces pueden estar expuestas a ciclos de congelación y descongelación que pueden dañarlas. El mantillo imita esta protección natural.

Después de podar la planta, aplica una capa generosa de mantillo orgánico de unos 10-15 centímetros de espesor sobre la corona de la planta y la zona radicular circundante. Puedes utilizar materiales como paja, hojas secas trituradas, compost maduro, o recortes de pino. Estos materiales son excelentes aislantes porque atrapan el aire, creando una barrera protectora contra las fluctuaciones bruscas de temperatura en el suelo. Esto ayuda a mantener una temperatura del suelo más estable y protege las raíces de las heladas más profundas.

El momento ideal para aplicar el mantillo invernal es después de la primera helada fuerte, una vez que el suelo ha comenzado a enfriarse. Aplicarlo demasiado pronto, cuando el suelo todavía está caliente, puede atraer a roedores que buscan un lugar cálido para anidar durante el invierno, y estos pueden dañar la corona de la planta. Esperar a que el suelo se enfríe asegura que el propósito del mantillo sea puramente aislante, manteniendo el suelo frío de manera constante en lugar de cálido.

Este mantillo protector no solo aísla contra el frío, sino que también previene la deshidratación de las raíces por los vientos secos del invierno. A medida que el invierno avanza y la primavera se acerca, este mantillo orgánico comenzará a descomponerse lentamente, aportando nutrientes valiosos y materia orgánica al suelo. Esto enriquece el sustrato y lo prepara para el vigoroso crecimiento que la planta experimentará en la nueva temporada, actuando como una primera alimentación de liberación lenta.

El cuidado durante el invierno

Una vez que la planta ha sido podada y cubierta con mantillo, requiere muy pocos cuidados durante los meses de invierno. La planta está en estado de latencia, por lo que no necesita riego ni fertilización. El principal trabajo durante el invierno es simplemente asegurarse de que la capa de mantillo permanezca en su lugar. Los vientos fuertes o la actividad de los animales pueden desplazarlo, por lo que es una buena idea revisarlo ocasionalmente, especialmente después de tormentas, y reponerlo si es necesario para mantener la corona de la planta bien cubierta.

En zonas con fuertes nevadas, la nieve proporcionará una capa adicional de aislamiento sobre el mantillo. No es necesario retirar la nieve de la zona donde se encuentra la planta; de hecho, es beneficioso dejarla. La nieve es uno de los mejores aislantes naturales y protegerá las raíces de las temperaturas extremadamente bajas del aire. A medida que la nieve se derrite lentamente en primavera, proporcionará una fuente de humedad gradual y muy necesaria para despertar a la planta de su latencia.

Es importante evitar caminar sobre el área donde se encuentra la planta durante el invierno, especialmente cuando el suelo está congelado. La compactación del suelo puede dañar la estructura del mismo y la corona latente de la planta que se encuentra justo debajo de la superficie. Intenta mantener el tráfico peatonal alejado de los lechos de plantación para asegurar que la planta no sufra daños físicos mientras descansa.

El invierno también es un buen momento para planificar. Puedes aprovechar estos meses para reparar o construir nuevas estructuras de soporte, como enrejados o pérgolas, que la planta utilizará en la próxima temporada. Tener los soportes listos y en buen estado antes de que comience el crecimiento primaveral te ahorrará trabajo y evitará dañar los nuevos y frágiles brotes cuando emerjan.

La transición a la primavera

A medida que los días se alargan y las temperaturas comienzan a subir a finales del invierno o principios de la primavera, es hora de preparar la planta para la nueva temporada de crecimiento. El momento exacto para actuar dependerá de tu clima local, pero generalmente, cuando el peligro de heladas fuertes haya pasado, puedes empezar a retirar gradualmente la capa de mantillo invernal. No es necesario retirarlo todo de golpe; hacerlo de forma paulatina ayuda a la planta a aclimatarse a las temperaturas más cálidas.

Retirar el mantillo es importante porque permite que la luz del sol alcance y caliente el suelo, lo que estimula a la corona de la planta a producir nuevos brotes. Si el mantillo es demasiado espeso, puede retrasar la aparición de estos brotes o hacer que crezcan pálidos y débiles. Utiliza un rastrillo de mano o tus dedos para retirar suavemente el mantillo de encima de la corona, dejando una capa más fina alrededor de la base de la planta que continuará suprimiendo las malas hierbas y conservando la humedad.

Una vez que el mantillo ha sido retirado y los nuevos brotes son visibles, puedes aplicar una capa fresca de compost alrededor de la base de la planta. Esto proporcionará una fuente de nutrientes de liberación lenta que alimentará el vigoroso crecimiento inicial de la primavera. Riega bien la zona si el clima ha sido seco para asegurar que la planta tenga suficiente humedad para iniciar su ciclo de crecimiento.

Este es también el momento de estar atento a las plagas de principios de temporada, como las babosas y los caracoles, que se sienten atraídos por los brotes tiernos y suculentos. Considera aplicar medidas preventivas para proteger el nuevo crecimiento. Con esta preparación final, tu guisante de olor perenne estará listo para comenzar otra temporada de crecimiento espectacular, recompensando tus cuidados invernales con una profusión de flores.

También te podría gustar