La vinca de Madagascar, debido a su origen tropical, es una planta extremadamente sensible al frío y no tolera las heladas bajo ninguna circunstancia. En la mayoría de los climas templados, se cultiva como una planta anual, lo que significa que completa su ciclo de vida en una sola temporada y se desecha al llegar el invierno. Sin embargo, para los jardineros más dedicados, es posible conservar la planta durante los meses fríos para disfrutar de ella la siguiente primavera. La invernada de la vinca requiere trasladarla al interior de la casa antes de la primera helada y proporcionarle unas condiciones específicas de luz, agua y temperatura que le permitan sobrevivir en un estado de semi-latencia hasta que el clima vuelva a ser favorable. Este proceso puede ser un desafío, pero también una forma gratificante de preservar una variedad particularmente hermosa o sentimental.
La decisión de invernar tu vinca debe tomarse antes de que las temperaturas nocturnas comiencen a descender de forma constante por debajo de los 10 °C. Esperar hasta el último momento o hasta después de la primera helada ligera puede dañar la planta de forma irreversible o estresarla tanto que no sobreviva la transición al interior. Unas semanas antes de la fecha prevista de la primera helada, selecciona las plantas más sanas y vigorosas de tu jardín. Las plantas que ya están debilitadas por plagas, enfermedades o deficiencias nutricionales tienen menos probabilidades de sobrevivir al estrés del trasplante y a las condiciones de interior.
Si tus vincas están plantadas directamente en el suelo, necesitarás trasplantarlas a macetas. Utiliza una pala para cavar un círculo amplio alrededor de la planta, intentando conservar la mayor parte posible del cepellón. Coloca la planta en una maceta que sea lo suficientemente grande como para acomodar las raíces cómodamente y rellena con un sustrato de alta calidad y buen drenaje. Si tus plantas ya están en macetas, el proceso es más sencillo, pero aun así es un buen momento para revisar el sustrato y refrescarlo si es necesario.
Antes de introducir las plantas en el interior, es crucial realizar una inspección y tratamiento preventivo contra plagas. Las condiciones de interior, con aire más seco y cálido, pueden ser un caldo de cultivo para plagas como la araña roja, los pulgones o la mosca blanca. Lava bien la planta con un chorro de agua, prestando especial atención al envés de las hojas, para eliminar cualquier insecto polizón. Considera aplicar un tratamiento con jabón insecticida o aceite de neem como medida de precaución para asegurarte de no introducir una infestación en tu hogar.
Preparación de la planta para el interior
La preparación adecuada de la vinca es fundamental para aumentar sus posibilidades de supervivencia durante el invierno. Un paso importante es la poda. Antes de trasladar la planta al interior, pódala de forma significativa, reduciendo su tamaño a aproximadamente la mitad o dos tercios. Recorta los tallos largos y delgados y elimina cualquier hoja amarilla o dañada. Esta poda reduce el estrés de la planta al disminuir la cantidad de follaje que las raíces deben mantener, equilibra la relación entre la parte aérea y el sistema radicular (que puede haberse dañado durante el trasplante) y fomenta un crecimiento más compacto en la primavera.
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Después de la poda y el trasplante (si es necesario), es aconsejable aclimatar la planta gradualmente a las condiciones de menor luz del interior. En lugar de moverla directamente del pleno sol del jardín al interior, colócala en un lugar con sombra parcial en el exterior durante una semana o dos. Este período de transición ayuda a la planta a adaptarse a niveles de luz más bajos y reduce el riesgo de que sufra un shock y pierda todas sus hojas de golpe al ser introducida en casa.
Una vez que la planta ha sido podada y aclimatada, el siguiente paso es la elección de la ubicación interior. La vinca necesitará el lugar más luminoso posible dentro de tu casa para sobrevivir al invierno. Una ventana orientada al sur o al oeste es la ubicación ideal, ya que proporcionará la máxima cantidad de luz solar directa durante los cortos días de invierno. Si no dispones de un lugar con suficiente luz natural, puedes complementar con luces de cultivo artificiales, manteniéndolas encendidas durante 12-14 horas al día.
Es importante también considerar el entorno inmediato de la planta en el interior. Mantenla alejada de corrientes de aire frío procedentes de puertas o ventanas, así como de fuentes de calor directo como radiadores, estufas o conductos de calefacción. El aire caliente y seco de la calefacción puede deshidratar rápidamente la planta y favorecer la aparición de plagas como la araña roja. Agrupar varias plantas puede ayudar a crear un microclima con una humedad ligeramente mayor a su alrededor.
Condiciones ideales para la invernada
Durante el invierno, el objetivo no es que la vinca crezca activamente o florezca, sino que sobreviva en un estado de reposo o semi-latencia. Para lograrlo, debes ajustar drásticamente sus cuidados en comparación con la temporada de verano. La temperatura es un factor clave. La planta debe mantenerse en un ambiente fresco, pero siempre por encima del punto de congelación. La temperatura ideal para la invernada se sitúa entre los 10 °C y los 15 °C. Un sótano luminoso, un porche acristalado o una habitación sin calefacción suelen ser lugares adecuados.
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El riego es el aspecto más crítico y donde más errores se cometen. Durante la invernada, las necesidades de agua de la vinca se reducen drásticamente. Debes permitir que el sustrato se seque casi por completo entre riegos. Dependiendo de las condiciones de tu casa, esto podría significar regar solo una vez cada tres o cuatro semanas, o incluso menos. El riego excesivo durante el invierno es la forma más segura de matar la planta, ya que las raíces se pudrirán rápidamente en un suelo frío y húmedo.
La fertilización debe suspenderse por completo durante los meses de invierno. Como la planta no está en crecimiento activo, no necesita nutrientes adicionales. Fertilizar una planta en estado de latencia puede dañar las raíces y provocar la acumulación de sales en el sustrato. No reanudes la fertilización hasta la primavera, cuando veas los primeros signos de nuevo crecimiento vigoroso y hayas trasladado la planta de nuevo al exterior.
A lo largo del invierno, es normal que la planta pierda algunas hojas y tenga un aspecto menos exuberante. No te alarmes por esto. Continúa inspeccionándola periódicamente en busca de plagas. Si detectas algún problema, trátalo de inmediato. Con las condiciones adecuadas de luz brillante, temperaturas frescas y riego mínimo, tu vinca debería ser capaz de sobrevivir hasta que llegue el momento de prepararla para volver al jardín.
Reintroducción al exterior en primavera
La transición de vuelta al jardín en primavera es un proceso tan delicado como la introducción al interior en otoño y debe hacerse de forma gradual. No saques la planta directamente al exterior a pleno sol. Espera hasta que todo peligro de heladas haya pasado y las temperaturas nocturnas se mantengan de forma fiable por encima de los 10 °C. El momento ideal para comenzar el proceso de aclimatación suele ser unas dos semanas antes de la última fecha de helada prevista.
Comienza el proceso de «endurecimiento» sacando la planta al exterior a un lugar protegido y con sombra durante solo una o dos horas el primer día. Aumenta gradualmente la cantidad de tiempo que pasa fuera y la exposición a la luz solar directa a lo largo de una o dos semanas. Este proceso permite que el follaje, que ha crecido en condiciones de luz más baja, se adapte al sol intenso del exterior sin quemarse.
Este es también un buen momento para realizar una poda de rejuvenecimiento. Recorta cualquier tallo muerto o débil que se haya desarrollado durante el invierno y da forma a la planta para estimular un nuevo crecimiento denso y ramificado. Esta poda de primavera, combinada con el aumento de la luz y la temperatura, señalará a la planta que es hora de reanudar su crecimiento activo.
Una vez que la planta esté completamente aclimatada a las condiciones exteriores y muestre signos de nuevo crecimiento saludable, puedes trasplantarla de nuevo a su ubicación definitiva en el jardín o mantenerla en su maceta para la nueva temporada. Reanuda el riego regular, permitiendo que el sustrato se seque ligeramente entre riegos, y comienza un programa de fertilización para apoyar el nuevo ciclo de crecimiento y floración. Con los cuidados adecuados, tu vinca invernada debería recompensarte con una nueva temporada de flores espectaculares.