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La hibernación del tupinambo

Daria · 21.06.2025.

El tupinambo es una planta perenne excepcionalmente resistente al frío, y su manejo durante el invierno es una parte crucial de su ciclo de cultivo. A diferencia de muchas otras hortalizas, los tubérculos de tupinambo no solo sobreviven a las bajas temperaturas invernales, sino que su sabor y textura a menudo mejoran después de haber sido expuestos a las primeras heladas. La estrategia de hibernación que se elija dependerá del clima local, del tipo de suelo y de las preferencias personales del cultivador, existiendo principalmente dos opciones: dejar los tubérculos en el suelo o cosecharlos y almacenarlos en el interior.

La opción más sencilla y a menudo la mejor para la calidad de los tubérculos es dejarlos hibernar directamente en la tierra donde crecieron. Este método imita el ciclo de vida natural de la planta y actúa como un almacenamiento en vivo, manteniendo los tubérculos frescos y crujientes hasta que estén listos para ser consumidos. El frío del suelo no solo no los daña, sino que estimula la conversión de la inulina en azúcares más simples, lo que resulta en un sabor más dulce y agradable. De esta manera, se puede cosechar a demanda durante todo el invierno, siempre que el suelo no esté congelado.

Para proteger los tubérculos de las heladas más severas y facilitar la cosecha durante el invierno, es muy recomendable aplicar una capa gruesa de acolchado (mulch) sobre la parcela después de la primera helada fuerte. Una vez que el follaje de la planta se ha marchitado, se cortan los tallos a unos 10-15 centímetros del suelo. Luego, se cubre toda la superficie con una capa de 15 a 30 centímetros de material aislante, como paja, hojas secas, o compost. Este acolchado actúa como una manta, evitando que el suelo se congele a gran profundidad.

La hibernación en el suelo también asegura la cosecha del año siguiente. Inevitablemente, algunos tubérculos quedarán en la tierra incluso después de una cosecha cuidadosa, y estos brotarán en la primavera para formar la nueva generación de plantas. Este método de cultivo perenne reduce el trabajo de replantación anual. Sin embargo, requiere una gestión cuidadosa para evitar que la parcela se vuelva demasiado densa y para controlar la propagación de la planta a otras áreas del jardín.

Es importante tener en cuenta que este método funciona mejor en suelos con buen drenaje. En suelos pesados y arcillosos que tienden a encharcarse durante el invierno, los tubérculos corren un mayor riesgo de pudrirse. En estas condiciones, o en climas extremadamente fríos donde el suelo se congela a gran profundidad a pesar del acolchado, puede ser más seguro cosechar los tubérculos y almacenarlos en el interior.

Preparación de la parcela para el invierno

La preparación adecuada de la parcela es clave para una hibernación exitosa en el suelo. El proceso comienza en otoño, después de que las plantas hayan completado su ciclo de crecimiento. La primera helada fuerte es una señal de que los tubérculos están madurando y desarrollando su mejor sabor. Tras esta helada, el follaje comenzará a marchitarse y a morir. Este es el momento de actuar para preparar la cama para el invierno.

El primer paso es cortar los largos y robustos tallos. Utiliza tijeras de podar o una hoz para cortarlos a una altura de unos 10 a 15 centímetros del suelo. Dejar un pequeño trozo de tallo puede servir como marcador para saber dónde se encuentran los cúmulos de tubérculos, facilitando la cosecha posterior. Los tallos cortados deben ser retirados de la parcela y compostados, siempre y cuando no muestren signos de enfermedades graves como la esclerotinia.

Una vez que los tallos han sido retirados, es el momento de aplicar la capa de acolchado protector. La elección del material puede variar, pero la paja y las hojas secas son excelentes opciones porque son ligeras y atrapan mucho aire, proporcionando un gran aislamiento. Esparce una capa gruesa y uniforme sobre toda la superficie de la parcela. Esta capa no solo protegerá los tubérculos del frío, sino que también suprimirá las malas hierbas invernales y se descompondrá lentamente, añadiendo materia orgánica al suelo.

Antes de que llegue el frío más intenso, es una buena idea cosechar una pequeña cantidad de tubérculos para tener a mano, en caso de que una ola de frío profundo congele el suelo temporalmente, dificultando la excavación. Tener un suministro inicial en la despensa asegura que se pueda disfrutar de la cosecha incluso cuando el tiempo no permita acceder a la parcela. Este paso de previsión es especialmente útil en climas con inviernos impredecibles.

Cosecha y almacenamiento en interior

Si las condiciones de tu suelo o clima no son adecuadas para la hibernación en el exterior, o si prefieres tener un control total sobre tus tubérculos, la cosecha y el almacenamiento en interior es la alternativa. La cosecha principal debe realizarse en otoño, después de las primeras heladas pero antes de que el suelo se congele. Utiliza una horca de cavar para levantar cuidadosamente los tubérculos, teniendo cuidado de no dañarlos, ya que su piel fina los hace susceptibles a magulladuras y cortes.

A diferencia de las patatas, los tubérculos de tupinambo no deben curarse ni dejarse secar al sol. Su piel delgada no los protege de la deshidratación, por lo que deben manejarse con cuidado y almacenarse en condiciones de alta humedad lo antes posible. No los laves después de la cosecha; la fina capa de tierra que los recubre ayuda a mantener la humedad y a protegerlos. Simplemente sacúdelos o cepíllalos suavemente para eliminar el exceso de tierra.

El objetivo del almacenamiento en interior es replicar las condiciones de un suelo fresco y húmedo. Un sótano de raíces o una bodega fresca son ideales. Los tubérculos pueden almacenarse en cajas o cubos llenos de arena húmeda, turba o vermiculita. Coloca una capa de material en el fondo del recipiente, luego una capa de tubérculos, asegurándote de que no se toquen entre sí, y continúa alternando capas. Esto los mantiene húmedos, frescos y protegidos de la luz.

Si no dispones de un sótano, el cajón de las verduras del refrigerador es una excelente opción para el almacenamiento a corto y mediano plazo. Coloca los tubérculos sin lavar en una bolsa de plástico perforada para permitir cierta circulación de aire mientras se mantiene una alta humedad. En estas condiciones, pueden conservarse durante varias semanas o incluso meses. Revisa periódicamente los tubérculos almacenados y retira cualquiera que muestre signos de moho o deterioro para evitar que se propague.

Riesgos y consideraciones de la hibernación

El principal riesgo de dejar los tubérculos en el suelo durante el invierno es la podredumbre, especialmente en suelos pesados y mal drenados. El exceso de humedad combinado con las bajas temperaturas puede crear un ambiente propicio para los hongos y las bacterias que causan la descomposición. Si tu suelo tiende a encharcarse, considera la posibilidad de construir camas elevadas para tus tupinambos, ya que esto mejora drásticamente el drenaje.

Otro desafío es la actividad de los roedores. Los topillos, las ratas de campo y otros animales excavadores encuentran en los tubérculos de tupinambo una fuente de alimento muy atractiva durante el invierno, cuando otras fuentes son escasas. Pueden causar daños significativos a la cosecha subterránea. Si sabes que tienes un problema de roedores, cosechar y almacenar en interior puede ser la opción más segura para proteger tu cosecha.

La congelación del suelo es una consideración importante. En climas muy fríos, el suelo puede congelarse a tal profundidad que la cosecha se vuelve imposible hasta el deshielo de la primavera. Una capa gruesa de acolchado ayuda a mitigar esto, pero puede no ser suficiente en las condiciones más extremas del norte. Conocer la profundidad de congelación típica de tu zona te ayudará a decidir qué método de hibernación es más práctico.

Por último, la gestión de la propagación es una consideración clave al dejar los tubérculos en el suelo. Es prácticamente imposible encontrar y cosechar todos los tubérculos, lo que significa que la parcela se repoblará vigorosamente en la primavera. Si bien esto puede ser una ventaja, requiere una gestión activa para aclarar los brotes y evitar que la parcela se vuelva demasiado densa o que la planta se extienda a áreas no deseadas. La hibernación en el suelo convierte al tupinambo en un cultivo perenne que debe ser contenido.

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