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La hibernación de la zamioculca

Linden · 18.05.2025.

El proceso de hibernación, o semi-dormancia, de la zamioculca es una fase natural en su ciclo de vida que se desencadena por los cambios estacionales. Comprender este período es crucial para ajustar el cuidado de la planta y asegurar que se mantenga sana durante los meses más fríos. A diferencia de un letargo completo, la zamioculca simplemente reduce su actividad metabólica para conservar energía y sobrevivir con menos recursos.

¿Qué sucede durante la hibernación?

Con la llegada del otoño y el descenso de las temperaturas, la zamioculca entra en una fase de semi-dormancia. La planta, que es originaria de regiones tropicales, no está adaptada para las temperaturas frías ni para la falta de luz de los meses de invierno. Para protegerse, su crecimiento se ralentiza drásticamente o se detiene por completo.

Durante este período, la planta no produce nuevas hojas ni tallos. Su metabolismo se reduce, lo que significa que sus necesidades de agua y nutrientes disminuyen significativamente. Los rizomas subterráneos, que han almacenado agua y energía durante los meses de crecimiento, son la fuente principal de subsistencia de la planta.

Es común que las hojas más viejas de la zamioculca se pongan amarillas y se caigan durante el invierno. Esto es una parte normal de su ciclo de vida, ya que la planta redirige la energía de las hojas más antiguas hacia los rizomas para el almacenamiento. No debes alarmarte por la pérdida de unas cuantas hojas, pero si el proceso es muy rápido o el follaje se ve muy afectado, podría ser un signo de un problema de cuidado, como el exceso de riego.

El período de hibernación dura hasta la primavera, cuando el aumento de la luz y las temperaturas más cálidas la estimulan a retomar su crecimiento. Es un momento de descanso necesario que la prepara para el siguiente ciclo de crecimiento.

El ajuste del riego y la luz en invierno

La regla de oro para el cuidado de la zamioculca en invierno es reducir drásticamente el riego. Mientras que en verano puedes regar cada 2-4 semanas, en invierno la frecuencia puede ser tan baja como una vez al mes o incluso cada dos meses. La clave es asegurarse de que el sustrato esté completamente seco antes de regar.

El riesgo de podredumbre de la raíz es mucho mayor en invierno. El sustrato tarda más en secarse debido a la falta de luz y las temperaturas más bajas, y el exceso de humedad puede ser fatal para la planta. Es vital ser extremadamente prudente con el agua durante este período.

En cuanto a la luz, es importante mantener la planta en un lugar con luz indirecta, incluso en invierno. Aunque su crecimiento es lento, la luz sigue siendo necesaria para la fotosíntesis. Si tu hogar tiene menos luz en invierno, puedes considerar mover la planta a un lugar más luminoso, pero evita las ventanas con corrientes de aire frío.

La planta no debe ser sometida a temperaturas inferiores a los 10°C, ya que esto puede dañar irreversiblemente los rizomas y el follaje. Mantenla alejada de las ventanas y puertas que se abran con frecuencia.

La nutrición y el abonado en invierno

Como el crecimiento de la zamioculca se detiene en invierno, no hay necesidad de fertilizarla durante este período. La aplicación de fertilizante en los meses fríos puede ser perjudicial. La planta no será capaz de absorber los nutrientes, que se acumularán en el sustrato y pueden causar quemaduras en las raíces.

La fertilización debe reanudarse en la primavera, cuando veas los primeros signos de crecimiento activo, como la aparición de nuevos brotes. Comienza con una dosis muy diluida y aumenta gradualmente a la dosis recomendada para la temporada de crecimiento.

Este período de descanso nutricional es fundamental para que la planta conserve sus reservas de energía. Es un tiempo para que el sistema se limpie de cualquier acumulación de sales o minerales.

Es importante recordar que la zamioculca es una planta de bajo mantenimiento. El invierno es un buen momento para simplemente dejarla en paz. Evita trasplantarla o podarla drásticamente en esta época, a menos que sea absolutamente necesario por un problema grave.

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