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La hibernación de la margarita del cabo

Daria · 03.06.2025.

La margarita del cabo, una planta perenne en sus climas nativos de SudÔfrica, se enfrenta al desafío del frío en regiones con inviernos helados. Para muchos jardineros en estas zonas, la llegada del otoño plantea una pregunta crucial: ¿cómo proteger esta joya del jardín para que sobreviva hasta la siguiente primavera? El proceso de hibernación, o mÔs correctamente, de pasar el invierno, es una técnica que permite conservar tus ejemplares favoritos, especialmente aquellas variedades híbridas con colores únicos que no se pueden replicar fielmente a partir de semillas. Aunque requiere cierta planificación y esfuerzo, el éxito de la hibernación te recompensarÔ con plantas mÔs grandes y maduras al inicio de la siguiente temporada, listas para florecer antes y con mÔs vigor. Este artículo te guiarÔ a través de los métodos y cuidados necesarios para llevar a tu Osteospermum a través del invierno de forma segura.

El primer paso para una hibernación exitosa es decidir qué método utilizarÔs, lo cual dependerÔ de tu clima y del espacio del que dispongas. En zonas con inviernos suaves, donde las heladas son ligeras y poco frecuentes (zonas de rusticidad 8-9), a menudo es suficiente con proporcionar una protección adecuada a las plantas en el exterior. Sin embargo, en climas mÔs fríos (zona 7 o inferior), donde las temperaturas bajo cero son la norma, es imprescindible trasladar las plantas a un lugar protegido, como un garaje, un sótano, un porche acristalado o un invernadero.

Independientemente del método, la preparación de la planta antes de la llegada del frío es fundamental. A medida que el otoño avanza, reduce gradualmente el riego y detén por completo la fertilización. Esto ayuda a la planta a ralentizar su crecimiento y a «endurecerse» de cara a las temperaturas mÔs bajas. Inspecciona la planta a fondo para detectar cualquier signo de plagas o enfermedades. Es crucial tratar cualquier problema antes de llevar la planta al interior, para evitar que las plagas se propaguen a otras plantas de interior durante el invierno.

Si decides trasladar la planta al interior, es aconsejable realizar una poda significativa. Recorta la planta hasta dejar unos 10-15 centímetros de altura. Esta poda drÔstica reduce el tamaño de la planta, haciéndola mÔs manejable, y elimina el follaje viejo que podría albergar plagas o enfermedades. También reduce la necesidad de agua y luz de la planta durante su período de latencia, facilitando su mantenimiento en condiciones de interior, que a menudo son subóptimas.

El momento del traslado es crítico. Debes mover tus margaritas del cabo a su refugio invernal antes de la primera helada fuerte. Una helada ligera puede no dañarlas, pero una helada intensa puede congelar los tejidos de la planta y matarla. Mantente atento a las previsiones meteorológicas de tu zona a finales del otoño y actúa con antelación para asegurar que tus plantas estén a salvo antes de que las temperaturas caigan en picado. La anticipación es clave para evitar sorpresas desagradables.

Preparación de la planta para el reposo invernal

La preparación para el invierno comienza mucho antes de la primera helada. A finales del verano y principios del otoño, cambia tu enfoque de cuidado de promover la floración a preparar la planta para la latencia. El cambio mÔs importante es suspender la fertilización. Aplicar fertilizantes en esta época podría estimular un crecimiento nuevo y tierno, que es extremadamente vulnerable al daño por frío y es exactamente lo contrario de lo que queremos lograr. Deja de fertilizar al menos 4-6 semanas antes de la fecha promedio de la primera helada en tu región.

Ajusta también tu patrón de riego. A medida que los días se acortan y las temperaturas bajan, la planta necesitarÔ menos agua. Permite que la capa superior del sustrato se seque mÔs entre riegos. Un suelo demasiado húmedo en combinación con el frío aumenta drÔsticamente el riesgo de pudrición de las raíces y otras enfermedades fúngicas. Este ligero estrés hídrico ayuda a señalar a la planta que es hora de entrar en un estado de reposo.

Antes de mover la planta a su ubicación invernal, realiza una limpieza y saneamiento a fondo. Retira todas las hojas muertas, flores marchitas y cualquier otro residuo orgÔnico de la planta y de la superficie del sustrato. Estos restos pueden albergar esporas de hongos o huevos de plagas que podrían activarse en las condiciones de interior. Una planta limpia es una planta mÔs sana y con menos probabilidades de desarrollar problemas durante su confinamiento invernal.

La inspección en busca de plagas es un paso que no te puedes saltar. Revisa cuidadosamente el envés de las hojas, las axilas de las hojas y los tallos en busca de pulgones, araña roja, cochinillas o mosca blanca. Si encuentras alguna plaga, trÔtala con un jabón insecticida o aceite de neem antes de llevar la planta al interior. Considera aplicar un tratamiento preventivo incluso si no ves plagas activas, como una medida de seguridad para evitar infestaciones sorpresa durante el invierno.

Condiciones ideales para el almacenamiento invernal

El lugar que elijas para que tu margarita del cabo pase el invierno debe cumplir con dos requisitos principales: debe estar protegido de las heladas y debe tener algo de luz. No necesita el sol directo y abrasador del verano, pero sí requiere luz para mantenerse viva. Un lugar ideal es un espacio fresco y luminoso. Las temperaturas óptimas para la latencia del Osteospermum oscilan entre los 5°C y los 10°C. Estas condiciones de frío pero sin heladas mantendrÔn la planta en un estado de reposo, evitando que intente crecer activamente.

Un garaje con una ventana, un sótano con una ventana orientada al sur, un porche acristalado sin calefacción o un invernadero frío son opciones excelentes. Evita los espacios cÔlidos y con poca luz, como el interior de una casa con calefacción central. Las altas temperaturas combinadas con la escasa luz invernal provocarÔn que la planta produzca un crecimiento débil, pÔlido y larguirucho (etiolado), lo que la debilitarÔ enormemente y la harÔ mÔs susceptible a plagas y enfermedades.

La ventilación es otro factor a considerar. Aunque la planta estÔ en reposo, una buena circulación de aire sigue siendo importante para prevenir la aparición de enfermedades fúngicas como el moho gris (Botrytis), que puede prosperar en condiciones de aire estancado y humedad. Si el espacio de almacenamiento es muy cerrado, intenta abrir una puerta o ventana durante unas horas en los días mÔs suaves para renovar el aire.

Si no dispones de un lugar fresco y luminoso, también puedes intentar conservar la planta como una planta de interior activa, aunque es mÔs desafiante. En este caso, necesitarÔs colocarla en la ventana mÔs soleada que tengas (idealmente orientada al sur) y puede que necesites suplementar la luz con una lÔmpara de cultivo. TendrÔs que regarla con mÔs frecuencia que a una planta en latencia, pero aún así, mucho menos que en verano. Es un equilibrio delicado para evitar tanto el crecimiento débil como la pudrición de las raíces.

Cuidados durante el perĆ­odo de latencia

Durante el invierno, los cuidados que requiere la margarita del cabo son mínimos, pero no inexistentes. El objetivo principal es mantener la planta viva pero inactiva hasta la primavera. El riego es el aspecto mÔs crucial del cuidado invernal. La planta necesitarÔ muy poca agua durante su latencia, ya que su actividad metabólica es muy baja. Riega solo cuando el sustrato esté casi completamente seco al tacto.

La frecuencia de riego podría ser tan espaciada como una vez cada 3 o 4 semanas, o incluso menos, dependiendo de la temperatura y la humedad de tu espacio de almacenamiento. Cuando riegues, hazlo con moderación, lo suficiente para humedecer ligeramente el cepellón, pero sin llegar a empaparlo. Un exceso de agua en un sustrato frío es la receta perfecta para la pudrición de las raíces. Es mucho mÔs probable que una planta en latencia muera por exceso de riego que por falta de él.

No fertilices la planta en ningún momento durante el invierno. La fertilización rompería su estado de latencia y estimularía un crecimiento débil y prematuro que no podría sostenerse en las condiciones de poca luz. La planta tiene suficientes reservas para sobrevivir el invierno sin nutrientes adicionales. La alimentación se reanudarÔ en primavera, cuando la planta se prepare para reanudar su crecimiento activo.

Ocasionalmente, revisa la planta en busca de signos de problemas. Comprueba si hay alguna plaga que haya podido pasar desapercibida o si hay signos de moho o enfermedad. Retira cualquier hoja que se ponga amarilla o se seque. Un cuidado atento, aunque mĆ­nimo, asegurarĆ” que la planta llegue a la primavera en las mejores condiciones posibles, lista para el siguiente paso: el despertar de la latencia.

El despertar y la aclimatación en primavera

A medida que los días comienzan a alargarse y las temperaturas se vuelven mÔs suaves en primavera, es hora de despertar a tu margarita del cabo de su letargo invernal. El momento exacto para hacerlo es unas 6 a 8 semanas antes de la última helada prevista en tu zona. Comienza aumentando gradualmente la exposición a la luz y la temperatura. Si es posible, traslada la planta a un lugar un poco mÔs cÔlido y luminoso.

Este es también el momento de reanudar el riego de forma mÔs regular. A medida que la planta recibe mÔs luz y calor, su demanda de agua aumentarÔ. Comienza a regar mÔs a fondo cada vez que la capa superior del sustrato se seque. Una vez que veas que aparecen nuevos brotes verdes, puedes aplicar tu primera dosis de fertilizante del año. Utiliza un fertilizante líquido equilibrado diluido a la mitad de la concentración recomendada para no abrumar a la planta.

Cuando el nuevo crecimiento tenga unos pocos centímetros de largo, puedes realizar una poda de formación. Recorta los tallos para dar a la planta una forma compacta y fomentar la ramificación. Este es también un buen momento para trasplantar la planta a una maceta ligeramente mÔs grande con sustrato fresco, si es necesario. Esto le proporcionarÔ nuevos nutrientes y espacio para que las raíces se desarrollen durante la nueva temporada de crecimiento.

Una vez que el peligro de las heladas haya pasado por completo, es hora de trasladar la planta de nuevo al exterior. Este proceso debe ser gradual, un proceso conocido como «endurecimiento» o aclimatación. Comienza colocando la planta en un lugar sombreado y protegido al aire libre durante unas horas el primer día. Cada día, aumenta gradualmente la cantidad de tiempo que pasa fuera y la exposición a la luz solar directa. Después de una o dos semanas, la planta estarÔ completamente aclimatada a las condiciones exteriores y lista para ocupar su lugar en tu jardín o balcón.

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