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Invernada del arce japonés

Daria · 25.04.2025.

La preparación para el invierno, o invernada, es un paso crucial en el cuidado anual del arce japonés, especialmente para los árboles jóvenes y aquellos cultivados en macetas. Aunque muchas variedades son resistentes al frío una vez establecidas, sus raíces pueden ser vulnerables a la congelación y descongelación repetida, y sus troncos delgados pueden sufrir daños por el sol invernal y el viento. Una preparación adecuada asegura que tu arce no solo sobreviva a los meses fríos, sino que también emerja en primavera con la fuerza y la energía necesarias para una nueva temporada de crecimiento espectacular. Descuidar esta etapa puede resultar en daños severos o incluso la pérdida de un árbol valioso.

El proceso de preparación para el invierno debe comenzar en otoño. A medida que los días se acortan y las temperaturas bajan, el arce japonés comienza a entrar en un estado de dormancia. Reduce su crecimiento y transporta los azúcares de sus hojas a las raíces para almacenarlos como energía para la primavera. Es fundamental permitir que este proceso natural ocurra sin interrupciones. Por esta razón, debes dejar de fertilizar a finales del verano para no estimular un nuevo crecimiento que sería demasiado tierno para sobrevivir a las heladas. También, reduce gradualmente el riego a medida que el clima se vuelve más fresco y húmedo.

Una de las tareas más importantes del otoño es limpiar el área alrededor de la base de tu arce. Rastrilla y retira todas las hojas caídas, tanto las del propio arce como las de otros árboles. Aunque las hojas pueden parecer un mantillo natural, pueden albergar esporas de hongos y huevos de plagas que podrían causar problemas la primavera siguiente. Una vez que el área esté limpia, y después de la primera helada fuerte pero antes de que el suelo se congele por completo, es el momento ideal para aplicar una capa protectora de mantillo.

La aplicación de mantillo invernal es una de las medidas de protección más efectivas. Aplica una capa de 5 a 10 centímetros de material orgánico como corteza de pino triturada, paja o compost sobre la zona de las raíces del árbol. Este mantillo actúa como un aislante, ayudando a moderar las fluctuaciones de la temperatura del suelo y protegiendo las raíces superficiales de los ciclos de congelación y descongelación, que pueden dañarlas y levantar el árbol del suelo. Asegúrate de mantener el mantillo a unos pocos centímetros de distancia del tronco para evitar que la corteza se mantenga húmeda, lo que podría provocar pudrición y atraer roedores.

Protección para arces plantados en el suelo

Para los arces japoneses jóvenes (de menos de tres o cuatro años) plantados en el suelo, una protección adicional puede ser necesaria, especialmente en climas con inviernos severos. El tronco delgado de un árbol joven es susceptible a la escaldadura solar, que ocurre cuando el sol invernal calienta la corteza durante el día, causando que se expanda, y luego las temperaturas nocturnas la congelan, provocando grietas verticales. Para prevenir esto, puedes envolver el tronco con una envoltura comercial para árboles de color claro o un protector de plástico. Instala la envoltura en otoño y retírala en primavera para evitar que se convierta en un refugio para las plagas.

Otra amenaza para los árboles jóvenes en invierno son los animales. Los conejos y los ciervos, en busca de alimento, pueden roer la corteza de los troncos jóvenes, un daño conocido como anillado que puede matar al árbol si rodea completamente el tronco. Para proteger tu arce, puedes instalar un cilindro de malla metálica o plástico duro alrededor del tronco. Este cilindro debe ser más alto que la altura de la nieve esperada y tener unos pocos centímetros de espacio entre él y el tronco para permitir la circulación de aire.

En zonas con vientos invernales fuertes y desecantes, un árbol joven puede beneficiarse de un cortavientos temporal. Puedes construir una simple estructura clavando tres o cuatro estacas en el suelo alrededor del árbol y envolviéndolas con arpillera. Esto crea una barrera que protege al árbol de los vientos más fuertes y también puede proporcionar algo de sombra para prevenir la escaldadura solar. Es importante que la arpillera no toque directamente el follaje del árbol, ya que podría dañarlo.

Aunque el árbol está en dormancia, no significa que no necesite agua en absoluto. Si vives en un clima con inviernos secos y sin cubierta de nieve, el suelo puede secarse. Durante los períodos de deshielo, cuando las temperaturas están por encima de cero, revisa la humedad del suelo. Si está seco, proporciona un riego profundo. El agua en invierno es crucial para prevenir la desecación de las raíces y asegurar que el árbol esté bien hidratado para cuando despierte en primavera.

El cuidado especial de los arces en maceta

Los arces japoneses cultivados en macetas son mucho más vulnerables al frío invernal que los que están en el suelo. Las raíces de un árbol en el jardín están protegidas por la enorme masa aislante de la tierra circundante. En una maceta, las raíces están expuestas a la temperatura del aire ambiente por todos lados, lo que significa que pueden congelarse rápidamente y por completo, un daño que suele ser fatal para el árbol. Por lo tanto, dejar un arce en maceta en un lugar expuesto durante el invierno en un clima frío es un error que no se debe cometer.

La mejor manera de invernar un arce en maceta es moverlo a un lugar protegido, fresco y sin calefacción. Un garaje no calefaccionado, un cobertizo, un sótano frío o un porche cerrado son lugares ideales. El objetivo no es mantener el árbol caliente, sino proteger las raíces de las temperaturas de congelación más severas y de los ciclos de congelación y descongelación. El árbol necesita experimentar el frío para mantener su ciclo de dormancia, por lo que un lugar con calefacción sería perjudicial.

Antes de mover la maceta a su lugar de invernada, riega bien el sustrato. Durante el invierno, el sustrato se secará muy lentamente, pero no debe dejarse secar por completo. Revisa la humedad del sustrato una vez al mes aproximadamente. Si se siente seco, riégalo ligeramente, lo justo para mantenerlo apenas húmedo. Un exceso de agua en un sustrato frío y en un árbol inactivo es una receta segura para la pudrición de la raíz.

Si no tienes un garaje o cobertizo, existen otras opciones. Puedes agrupar varias macetas juntas en un lugar protegido, como contra una pared de la casa orientada al norte, y amontonar hojas secas o paja entre y alrededor de las macetas para proporcionar aislamiento. Otra técnica es el método de «inclinación», que consiste en cavar una zanja en una parte protegida del jardín, inclinar las macetas de lado en la zanja y cubrirlas con tierra y hojas. Esto utiliza la tierra del jardín para aislar las raíces de manera efectiva.

Preparación para la primavera

A medida que el invierno llega a su fin y los días comienzan a alargarse, es hora de pensar en la transición de tu arce hacia la primavera. El momento de retirar la protección invernal es delicado. Si la retiras demasiado pronto, una helada tardía podría dañar el árbol. Si la dejas demasiado tiempo, podría sobrecalentar el tronco en los días soleados de principios de primavera y retrasar el brote de las yemas. Como regla general, puedes comenzar a retirar las envolturas del tronco y los protectores cuando haya pasado el peligro de las heladas más fuertes, generalmente al mismo tiempo que las lilas comienzan a mostrar sus yemas.

Para los arces en maceta que han estado almacenados en un garaje o cobertizo, el proceso de reintroducción al exterior debe ser gradual. No saques el árbol de la oscuridad total directamente al sol brillante. Comienza moviéndolo a un lugar con sombra o luz indirecta durante unos días. Luego, aclimátalo gradualmente a más luz solar durante una o dos semanas antes de colocarlo en su ubicación final para la temporada de crecimiento. Este proceso de «endurecimiento» previene el shock del trasplante y la quemadura de las nuevas y tiernas hojas.

La primavera temprana, antes de que las yemas comiencen a abrirse, es también el momento perfecto para realizar cualquier poda estructural necesaria. Con el árbol desnudo de hojas, es fácil ver su estructura y tomar decisiones informadas sobre qué ramas eliminar. Retira cualquier madera muerta o dañada durante el invierno, así como las ramas que se crucen o congestionen el interior del árbol. Utiliza siempre herramientas limpias y afiladas para hacer cortes precisos.

Una vez que el árbol está en su lugar y las temperaturas comienzan a subir de manera constante, puedes reanudar tu rutina de riego normal. Comienza a regar cuando la capa superior del suelo o del sustrato se sienta seca al tacto. También es el momento de aplicar la fertilización de primavera, si decides que es necesaria. Este despertar gradual y cuidadoso después de la dormancia invernal sentará las bases para un arce sano, vibrante y espectacular durante toda la temporada.

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