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Hibernación del geranio de Cambridge

Linden · 31.05.2025.

El geranio de Cambridge es una planta perenne excepcionalmente resistente, perfectamente adaptada para sobrevivir a los inviernos fríos sin necesidad de cuidados complejos. Su robustez es una herencia de sus progenitores, Geranium macrorrhizum y Geranium dalmaticum, ambos originarios de regiones montañosas de Europa. Esta herencia genética le confiere la capacidad de soportar temperaturas bajo cero, entrando en un estado de latencia durante los meses más fríos para conservar energía. Durante este período, el crecimiento aéreo se detiene, y la planta concentra sus recursos en el sistema radicular y la corona, preparándose para el rebrote vigoroso de la primavera. Comprender este ciclo natural es clave para proporcionarle los cuidados adecuados y asegurar su supervivencia y salud a largo plazo.

A medida que el otoño avanza y las temperaturas comienzan a descender, notarás cambios en la apariencia de tu geranio. El follaje, que ha permanecido verde y frondoso durante toda la temporada, a menudo adquiere espectaculares tonalidades rojizas, anaranjadas y bronce. Este espectáculo de color otoñal es una de las características más atractivas de la planta y añade un valioso interés estacional al jardín. Es importante permitir que la planta complete este proceso de forma natural, ya que está reabsorbiendo nutrientes de las hojas y almacenándolos en sus raíces para el invierno.

La preparación para el invierno es un proceso que la planta realiza por sí misma, pero hay algunas acciones sencillas que puedes llevar a cabo para ayudarla. Una de las más importantes es reducir y finalmente detener el riego a medida que las lluvias otoñales se vuelven más frecuentes y el suelo se enfría. Un suelo excesivamente húmedo durante el invierno es el mayor enemigo de esta planta, ya que puede provocar la pudrición de la corona y las raíces. Deja que la naturaleza marque el ritmo y confía en la capacidad de la planta para gestionar sus propias necesidades hídricas durante su período de descanso.

Del mismo modo, es crucial evitar la fertilización a finales del verano y durante el otoño. Aplicar fertilizantes en esta época podría estimular un crecimiento nuevo y tierno que no tendría tiempo de madurar y endurecerse antes de la llegada de las primeras heladas. Este crecimiento tardío sería extremadamente vulnerable a los daños por el frío, lo que podría debilitar a la planta en su conjunto. Permite que tu geranio entre en su fase de latencia de manera gradual y natural, siguiendo las señales del entorno.

La poda de otoño: ¿sí o no?

Una de las preguntas más frecuentes de los jardineros es si deben podar o no el follaje del geranio de Cambridge en otoño. No hay una única respuesta correcta, y la decisión a menudo depende de tus preferencias estéticas y de las condiciones específicas de tu jardín. Dejar el follaje intacto durante el invierno tiene varias ventajas. Las hojas, aunque se marchiten por las heladas, proporcionan una capa de protección natural para la corona de la planta, aislándola de las fluctuaciones extremas de temperatura y de los vientos helados.

Además, como se mencionó anteriormente, el color otoñal del follaje es un gran atractivo visual. Conservarlo el mayor tiempo posible prolonga el interés en el jardín. Las hojas secas también pueden ayudar a atrapar la nieve, que es uno de los mejores aislantes naturales que existen, proporcionando una protección adicional a la planta durante los períodos más fríos. Para muchos jardineros, un enfoque de «no hacer nada» en otoño es la opción más sencilla y beneficiosa para la planta.

Por otro lado, hay argumentos válidos para realizar una limpieza otoñal. Podar el follaje viejo después de que las primeras heladas fuertes lo hayan marchitado puede dar al jardín un aspecto más limpio y ordenado durante el invierno. Más importante aún, la eliminación del follaje muerto reduce los posibles lugares donde plagas, como los caracoles, o las esporas de enfermedades fúngicas pueden refugiarse y pasar el invierno. Si has tenido problemas de enfermedades durante la temporada de crecimiento, una buena limpieza de otoño es una medida sanitaria muy recomendable.

Si decides podar, espera a que el follaje se haya marchitado por completo. Utiliza unas tijeras de podar limpias o unas tijeras de jardín para cortar los tallos y las hojas a unos pocos centímetros del suelo. Retira todo el material vegetal cortado y deséchalo, especialmente si sospechas de la presencia de enfermedades. No importa la opción que elijas, ya sea dejar el follaje o podarlo, la planta es lo suficientemente resistente como para prosperar la primavera siguiente.

El uso del mantillo invernal

El mantillo o «mulch» es una herramienta valiosa para proteger las plantas perennes durante el invierno, especialmente en climas con inviernos muy severos o con ciclos de congelación y descongelación frecuentes. Para el geranio de Cambridge, que ya es muy resistente, el mantillo no siempre es necesario, pero puede proporcionar una capa adicional de seguridad, sobre todo para las plantas jóvenes o recién plantadas que aún no han desarrollado un sistema radicular completamente robusto. También es muy recomendable en zonas que se encuentran en el límite más frío de su rango de rusticidad (zona 4).

El propósito principal del mantillo invernal no es tanto mantener la planta caliente, sino más bien mantener el suelo a una temperatura constante y evitar los ciclos de congelación y descongelación. Estos ciclos pueden hacer que el suelo se expanda y contraiga, lo que puede empujar a las plantas fuera de la tierra («frost heaving»), exponiendo sus raíces al aire helado y seco. Una capa de mantillo aísla el suelo, moderando estas fluctuaciones de temperatura.

El momento de aplicar el mantillo es crucial. No lo apliques demasiado pronto en el otoño, ya que esto podría retrasar la entrada en latencia de la planta y atrapar demasiada humedad en el suelo. Espera a que el suelo se haya congelado por primera vez después de varias heladas fuertes. Esto asegura que la planta esté completamente inactiva. Aplica una capa de 5 a 10 centímetros de material orgánico ligero y aireado, como hojas trituradas, paja, agujas de pino o corteza de pino. Evita amontonar el mantillo directamente sobre la corona de la planta, ya que esto podría atrapar humedad y causar pudrición.

En primavera, a medida que las temperaturas comienzan a subir de forma constante, es igualmente importante retirar el mantillo gradualmente. No lo retires todo de una vez, ya que una helada tardía podría dañar los nuevos brotes tiernos. Quita el mantillo en capas durante un par de semanas, permitiendo que la planta se aclimate lentamente a las nuevas condiciones. Retirar el mantillo también permite que el sol caliente el suelo y estimule el nuevo crecimiento.

Cuidados invernales para plantas en macetas

Los geranios de Cambridge cultivados en macetas y contenedores son más vulnerables al frío invernal que los que están plantados en el suelo del jardín. En el suelo, la gran masa de tierra aísla las raíces de las temperaturas extremas del aire. En una maceta, las raíces están expuestas al frío por todos los lados, y la temperatura del sustrato puede descender al mismo nivel que la temperatura del aire. En climas donde las temperaturas bajan significativamente por debajo de cero, es necesario tomar medidas para proteger las raíces.

Una de las formas más sencillas de proteger una planta en maceta es mover el contenedor a un lugar más resguardado. Un lugar junto a la pared de la casa, preferiblemente con orientación sur o oeste, puede ofrecer una protección significativa contra los vientos helados y beneficiarse del calor irradiado por la estructura. También puedes agrupar varias macetas juntas para que se protejan mutuamente y reducir la superficie expuesta al frío.

Para una mayor protección, puedes aislar la maceta. Envuelve el exterior del contenedor con varias capas de plástico de burbujas, arpillera o tela geotextil. Otra técnica eficaz es el método de «maceta dentro de una maceta». Coloca la maceta de tu geranio dentro de un contenedor más grande y rellena el espacio entre las dos macetas con un material aislante como hojas secas, paja o incluso trozos de poliestireno. Asegúrate de que ambas macetas tengan un buen drenaje.

En las zonas más frías (zona 5 o inferior), la opción más segura es trasladar la maceta a un lugar sin calefacción pero protegido de las heladas, como un garaje, un sótano frío o un cobertizo. La planta no necesita luz durante su latencia invernal. El objetivo es mantener las raíces congeladas pero protegidas de los ciclos de congelación y descongelación y de las temperaturas extremadamente bajas. Riega solo muy esporádicamente durante el invierno, lo justo para evitar que el sustrato se seque por completo, quizás una vez al mes o cada seis semanas.

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