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La poda y el recorte del cerezo ornamental japonés

Daria · 14.04.2025.

La poda es una de las intervenciones más directas y artísticas que un jardinero puede realizar en un cerezo ornamental japonés. Lejos de ser un simple acto de cortar ramas, una poda bien ejecutada es un diálogo con el árbol, una técnica que, cuando se realiza con conocimiento y cuidado, puede mejorar drásticamente su salud, estructura, longevidad y, por supuesto, la belleza de su floración. El objetivo no es forzar al árbol a una forma antinatural, sino trabajar con su hábito de crecimiento inherente para crear una estructura fuerte, abierta y estéticamente agradable. Sin embargo, la poda incorrecta puede ser perjudicial, creando heridas innecesarias y abriendo la puerta a enfermedades, por lo que es esencial abordar esta tarea con las herramientas adecuadas, en el momento correcto y con un plan claro en mente.

Es fundamental entender que los cerezos ornamentales, al igual que otros miembros del género Prunus, son particularmente susceptibles a ciertas enfermedades que pueden entrar a través de las heridas de poda. Por esta razón, el momento de la poda es absolutamente crítico. A diferencia de muchos otros árboles de hoja caduca que se podan en pleno invierno, la poda principal del cerezo japonés debe realizarse a finales de la primavera o principios del verano, poco después de que haya terminado su floración. Podar en este momento permite que las heridas cicatricen rápidamente con el clima cálido y el crecimiento activo del árbol, minimizando el riesgo de infecciones.

Las herramientas utilizadas para la poda deben ser de alta calidad, estar bien afiladas y, sobre todo, limpias. Unas tijeras de podar de mano, unas tijeras de podar de dos manos (para ramas más gruesas) y una sierra de podar son el arsenal básico. Antes de comenzar a podar, y especialmente al pasar de un árbol a otro, es una práctica excelente desinfectar las herramientas con alcohol isopropílico o una solución de lejía diluida para evitar la propagación de patógenos. Los cortes limpios y precisos realizados con herramientas afiladas causan menos daño al tejido del árbol y sanan mucho más rápido que los cortes desgarrados hechos con herramientas desafiladas.

Antes de hacer el primer corte, tómate un momento para observar el árbol desde todos los ángulos. Visualiza cómo quieres que se vea y qué ramas necesitan ser eliminadas para lograr ese objetivo. La regla de oro de la poda es tener siempre una razón para cada corte. Nunca elimines más del 25-30% de la copa del árbol en una sola temporada, ya que una poda excesiva puede causarle un estrés severo, estimular un crecimiento débil y descontrolado de chupones y reducir su capacidad para realizar la fotosíntesis. La moderación y la paciencia son las virtudes de un buen podador.

Objetivos de la poda: salud, estructura y estética

La poda del cerezo ornamental japonés persigue tres objetivos principales que están interconectados: mejorar la salud del árbol, establecer una estructura fuerte y realzar su belleza natural. El primer y más importante objetivo es la salud. Esto implica la eliminación de cualquier madera que esté muerta, dañada o enferma, lo que se conoce como poda de saneamiento. Estas ramas no son productivas y pueden albergar plagas y enfermedades que podrían extenderse al resto del árbol. Realiza estos cortes en cualquier época del año tan pronto como los detectes, cortando hasta encontrar tejido sano.

El segundo objetivo es desarrollar y mantener una buena estructura. Una estructura de ramas fuerte y bien espaciada no solo es más atractiva, sino que también es más resistente a los daños por el viento o el peso de la nieve. La poda estructural se centra en eliminar las ramas que comprometen la integridad del árbol. Esto incluye las ramas que crecen hacia el interior de la copa, las que se cruzan y se rozan entre sí (lo que puede crear heridas), y las ramas que forman ángulos de inserción muy estrechos con el tronco, ya que son propensas a romperse. El objetivo es crear una copa abierta que permita una buena circulación de aire y penetración de la luz solar.

El tercer objetivo es la estética. Una vez que se han abordado los problemas de salud y estructura, puedes refinar la forma del árbol. Esto puede implicar acortar ramas demasiado largas para mantener un tamaño equilibrado o eliminar ramas bajas que obstaculicen el paso. La clave es respetar y realzar la forma natural de la variedad de cerezo que tienes, ya sea erguida, extendida o llorona. Una buena poda estética es sutil; a menudo, cuando has terminado, no debería parecer que el árbol ha sido podado drásticamente, sino que simplemente se ve más ordenado y elegante.

Estos tres objetivos se abordan de forma secuencial. Siempre comienza con la poda de saneamiento (eliminar lo muerto, dañado y enfermo), luego pasa a la poda estructural (eliminar ramas problemáticas) y, finalmente, realiza los cortes estéticos. Este enfoque jerárquico asegura que los cortes más importantes se realicen primero y te ayuda a evitar la eliminación excesiva de madera. Recordar la máxima de «menos es más» te guiará hacia una poda exitosa que beneficie al árbol a largo plazo.

El mejor momento para la poda

El calendario de poda para un cerezo ornamental japonés es diferente al de muchos otros árboles y es un factor crucial para su salud. La regla general e inquebrantable es evitar la poda durante el otoño y el invierno. Podar durante el período de letargo, cuando el árbol está inactivo, deja las heridas abiertas y expuestas a la humedad del invierno durante un largo período antes de que puedan comenzar a cicatrizar. Este es un momento de alto riesgo para la infección por enfermedades graves como la enfermedad de la plata de las hojas (Chondrostereum purpureum), cuyas esporas son abundantes en el aire durante el tiempo húmedo y frío.

El momento ideal para realizar la poda principal, tanto estructural como estética, es inmediatamente después de que el árbol haya terminado de florecer a finales de la primavera o principios del verano. En este período, el cerezo está en pleno crecimiento activo, lo que significa que el proceso de cicatrización de las heridas (la compartimentación) comenzará de inmediato. El clima más cálido y seco también es menos propicio para la proliferación de muchas enfermedades fúngicas. Podar en este momento tiene la ventaja adicional de que no sacrificarás ninguna de las flores de la temporada actual.

Hay una pequeña excepción a esta regla: la poda de saneamiento para eliminar ramas muertas, rotas o claramente enfermas. Este tipo de poda se puede y se debe hacer en cualquier momento del año, tan pronto como se identifique el problema. No tiene sentido dejar una rama rota o enferma en el árbol, ya que representa un riesgo para su salud y seguridad. Sin embargo, para cualquier corte importante en madera sana, es mejor esperar a la ventana de oportunidad después de la floración.

En resumen, el ciclo de poda debe ser el siguiente: disfruta de la floración en primavera. Una vez que las flores se hayan marchitado y caído, realiza la poda principal. Durante el resto del año, limítate a inspeccionar el árbol en busca de madera muerta o dañada y elimínala según sea necesario. Seguir este calendario minimiza el estrés para el árbol y reduce drásticamente el riesgo de infecciones, asegurando que tus esfuerzos de poda contribuyan positivamente a la salud y belleza de tu cerezo.

Técnicas de corte correctas

La forma en que se realiza un corte de poda es tan importante como decidir qué rama cortar. Un corte mal hecho puede dañar el árbol y dificultar la cicatrización. La técnica fundamental es cortar siempre justo por fuera del cuello de la rama. El cuello es el área ligeramente hinchada donde la rama se une al tronco o a una rama más grande. Esta zona contiene tejidos especializados que le permiten al árbol cerrar la herida de forma natural. Si cortas demasiado cerca del tronco (corte a ras), eliminarás este tejido y crearás una herida grande y difícil de sanar. Si dejas un tocón demasiado largo, este morirá y se convertirá en un punto de entrada para la podredumbre y las enfermedades.

Para ramas pequeñas que se pueden cortar con tijeras de podar, realiza un corte limpio y en un ligero ángulo, a unos 5 milímetros por encima de una yema que apunte hacia afuera. Este ángulo permite que el agua escurra y la yema orientada hacia afuera dirigirá el nuevo crecimiento lejos del centro del árbol, contribuyendo a una copa más abierta. Para ramas más grandes que requieren una sierra, utiliza la técnica de los tres cortes para evitar que el peso de la rama desgarre la corteza del tronco.

La técnica de los tres cortes consiste en: primero, hacer un corte en la parte inferior de la rama, a unos 20-30 centímetros del tronco, que penetre aproximadamente un tercio del diámetro de la rama. Segundo, hacer un corte en la parte superior de la rama, un poco más alejado del tronco que el primer corte, y cortar hasta que la rama se rompa por su propio peso. El primer corte evitará que la corteza se desgarre. Finalmente, realiza el tercer y último corte para eliminar el tocón restante, cortando cuidadosamente justo por fuera del cuello de la rama.

Después de realizar los cortes, no es necesario ni recomendable aplicar pastas o selladores de heridas de poda. Las investigaciones han demostrado que estos productos pueden atrapar la humedad y dificultar el proceso de curación natural del árbol. La mejor práctica es confiar en la capacidad del árbol para compartimentar y cerrar la herida por sí mismo, algo que hará de manera mucho más eficiente si el corte se ha realizado correctamente en el cuello de la rama.

Poda de formación en árboles jóvenes

La poda durante los primeros años de vida de un cerezo ornamental japonés es crucial para establecer una estructura fuerte y bien equilibrada que durará toda su vida. Este proceso, conocido como poda de formación, sienta las bases para un árbol sano y estéticamente agradable. El objetivo principal es seleccionar y desarrollar un esqueleto de ramas principales bien espaciadas, lo que se conoce como la estructura de andamiaje. Un árbol joven del vivero puede venir con muchas ramas pequeñas y competidoras que deben ser aclaradas.

Después de plantar tu joven cerezo (y permitiendo que se establezca durante su primera temporada), elije un líder central fuerte y recto que se convertirá en la extensión principal del tronco. Si hay varios líderes compitiendo, selecciona el más fuerte y elimina los demás. Luego, selecciona de tres a cinco ramas laterales bien distribuidas para que sean las ramas principales de andamiaje. Estas deben estar espaciadas uniformemente alrededor del tronco, tanto vertical como radialmente, para evitar que todas las ramas salgan del mismo punto, lo que crearía un punto débil.

Elimina las ramas que sean demasiado bajas en el tronco, las que tengan ángulos de inserción muy estrechos (en forma de V) y las que compitan directamente con las ramas de andamiaje que has seleccionado. El objetivo es crear un árbol con una estructura abierta, similar a la forma de un jarrón o con un líder central modificado, dependiendo del hábito natural de la variedad. Esta poda de formación se realiza durante los primeros dos o tres años después de la plantación, siempre siguiendo el calendario de podar después de la floración.

Una vez que la estructura principal está establecida, la necesidad de una poda drástica disminuye significativamente. En los años siguientes, la poda se convertirá en una tarea de mantenimiento, enfocada en preservar la estructura que has creado, eliminar la madera muerta o enferma y mantener la forma y el tamaño deseados. Una inversión en la poda de formación durante la juventud del árbol se traduce en un árbol maduro más fuerte, más sano y que requiere mucho menos trabajo de poda correctiva en el futuro.

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