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La preparación para el invierno de la hosta de hoja ovalada

Daria · 10.09.2025.

A medida que los días se acortan y las temperaturas descienden, la hosta de hoja ovalada comienza su transición hacia el letargo invernal. Preparar adecuadamente tus hostas para el invierno es un paso crucial para asegurar su supervivencia y garantizar un regreso vigoroso en la primavera siguiente. Aunque son plantas perennes muy resistentes, capaces de soportar inviernos fríos, unas pocas tareas sencillas de mantenimiento otoñal pueden marcar una gran diferencia en su salud y rendimiento a largo plazo. Estas preparaciones se centran en la limpieza, la protección de la corona y el aseguramiento de que la planta tenga las mejores condiciones para descansar hasta que llegue el momento de despertar.

La preparación invernal comienza en otoño, a medida que el follaje de la hosta responde a las noches más frías y las heladas ligeras. Notarás que las hojas comienzan a perder su color vibrante, volviéndose amarillas o marrones y empezando a marchitarse. Es importante permitir que este proceso de senescencia ocurra de forma natural. Durante este tiempo, la planta está reabsorbiendo activamente los carbohidratos y nutrientes de sus hojas y transportándolos hacia la corona y las raíces, donde se almacenarán como energía para el crecimiento de la próxima primavera.

Cortar el follaje demasiado pronto, mientras todavía está verde, priva a la planta de esta valiosa oportunidad de almacenar energía. La paciencia es clave; espera hasta que las hojas se hayan marchitado por completo y se hayan vuelto blandas y caídas, lo que generalmente ocurre después de una o dos heladas fuertes. En este punto, el follaje ha cumplido su propósito para la temporada y puede ser retirado de forma segura sin afectar la salud de la planta.

Una vez que el follaje está completamente muerto, es muy recomendable retirarlo. Usa tijeras de podar o una hoz para cortar los tallos de las hojas a unos pocos centímetros del nivel del suelo. Esta «limpieza de otoño» tiene múltiples beneficios. Elimina un lugar ideal para que las babosas y los caracoles pongan sus huevos, reduciendo la población de plagas de la próxima primavera. También elimina cualquier espora de enfermedad fúngica que pueda estar presente en las hojas en descomposición, promoviendo un comienzo de temporada más saludable.

Además, mantener los lechos del jardín limpios durante el invierno simplemente mejora la estética y facilita el trabajo en primavera. Sin una masa de follaje viejo y empapado, podrás ver más fácilmente los nuevos brotes emergiendo y aplicar compost o fertilizante con mayor precisión. Desecha el follaje retirado en la pila de compost, a menos que sospeches que está enfermo, en cuyo caso es mejor tirarlo a la basura.

La importancia del acolchado invernal

Aplicar una capa de acolchado o mulching después de la limpieza de otoño es quizás la tarea más importante para la protección invernal de tus hostas. El propósito principal del acolchado invernal no es tanto mantener la planta caliente, sino aislar el suelo y proteger la corona de los efectos dañinos de los ciclos de congelación y descongelación. En muchos climas, las fluctuaciones de temperatura durante el invierno pueden hacer que el suelo se expanda y se contraiga repetidamente, lo que puede empujar la corona de la planta hacia arriba y fuera del suelo, un fenómeno conocido como «levantamiento por helada».

El levantamiento por helada expone la corona y las raíces al aire frío y seco, lo que puede causar deshidratación y daños graves o incluso la muerte de la planta. Una capa de acolchado de 5 a 10 centímetros de espesor ayuda a mantener la temperatura del suelo más constante, minimizando estos ciclos de congelación y descongelación. Esto mantiene la planta segura y firmemente anclada en el suelo durante todo el invierno.

Los mejores materiales para el acolchado invernal son materiales orgánicos, ligeros y aireados que no se compacten demasiado. Hojas trituradas, paja de pino, corteza de pino desmenuzada o incluso paja limpia son excelentes opciones. Evita usar hojas enteras y sin triturar, ya que pueden formar una estera densa y húmeda que podría promover la pudrición de la corona. Espera a que el suelo se haya enfriado significativamente, o incluso después de la primera helada fuerte, para aplicar el acolchado. Aplicarlo demasiado pronto, mientras el suelo aún está caliente, puede albergar roedores que busquen un lugar cálido para anidar.

En primavera, a medida que el suelo comienza a calentarse, retira suavemente el acolchado de la parte superior de la corona para permitir que los nuevos brotes emerjan sin obstáculos. Puedes dejar el resto del acolchado en su lugar, ya que continuará beneficiando a la planta durante la temporada de crecimiento al conservar la humedad y suprimir las malas hierbas. A medida que se descomponga, también añadirá valiosa materia orgánica al suelo.

Protección contra plagas invernales

El invierno no significa necesariamente el fin de la actividad de las plagas. De hecho, algunos animales pueden volverse más problemáticos durante los meses fríos cuando otras fuentes de alimento son escasas. Los roedores como los topillos y los ratones de campo pueden ser particularmente destructivos. Estos pequeños mamíferos crean túneles bajo la nieve o el acolchado y pueden alimentarse de las coronas y raíces carnosas de las hostas, a menudo sin ser detectados hasta la primavera, cuando la planta no brota.

Para disuadir a los roedores, es importante mantener el área alrededor de tus hostas libre de hierbas altas y escombros donde puedan esconderse. Como se mencionó anteriormente, retrasa la aplicación del acolchado invernal hasta que el suelo esté frío para que sea menos atractivo como lugar de anidación. Algunos jardineros colocan barreras físicas, como cilindros de malla de alambre, alrededor de plantas particularmente valiosas, enterrándolos unos centímetros en el suelo.

Los conejos también pueden mordisquear los brotes emergentes muy temprano en la primavera. Si los conejos son un problema en tu área, una cerca de malla de alambre de gallinero alrededor del perímetro de tu jardín o alrededor de los lechos de hostas puede ser la solución más efectiva. Los repelentes de animales también pueden funcionar, pero a menudo necesitan ser reaplicados después de la lluvia o la nieve.

Aunque las babosas y los caracoles están inactivos durante el frío invierno, sus huevos no lo están. La limpieza meticulosa del follaje muerto y los escombros del jardín en otoño es tu mejor defensa contra una explosión de babosas en primavera. Al eliminar sus escondites y lugares de puesta de huevos, reduces drásticamente la población inicial de la próxima temporada, lo que te da una ventaja significativa en la batalla contra estas persistentes plagas.

Cuidados invernales para hostas en macetas

Las hostas cultivadas en macetas requieren una atención especial para el invierno, ya que sus sistemas radiculares están mucho más expuestos a las bajas temperaturas que los de las plantas en el suelo. En un contenedor, las raíces no se benefician del efecto aislante de la masa de tierra circundante. Las temperaturas de congelación pueden dañar o matar las raíces, lo que resulta en la pérdida de la planta. Por lo tanto, es esencial proporcionar protección adicional a las hostas en macetas.

Una de las formas más sencillas de proteger una hosta en maceta es mover el contenedor a un lugar resguardado. Un garaje sin calefacción, un cobertizo o un sótano fresco que permanezca por encima de la congelación pero por debajo de los 4-5°C es ideal. Esto protege la planta de las temperaturas extremas mientras le permite experimentar el período de frío necesario para una latencia adecuada. Riega la maceta con moderación, solo lo suficiente para evitar que el suelo se seque por completo, quizás una vez al mes.

Si no tienes un espacio interior adecuado, puedes proteger las macetas al aire libre. Agrupa varias macetas juntas contra una pared protegida de la casa y rodéalas con un aislamiento como hojas, paja o plástico de burbujas. Otra técnica consiste en «enterrar» la maceta. Cava un hoyo en un lecho de jardín vacío y coloca la maceta en él, de modo que el borde de la maceta quede a nivel del suelo. Luego, cubre la parte superior con una capa de acolchado.

Independientemente del método que elijas, asegúrate de que la maceta tenga un excelente drenaje. Una maceta que se satura de agua y luego se congela puede agrietarse, y el hielo puede dañar gravemente la corona y las raíces de la planta. Elevar ligeramente la maceta del suelo con «pies de maceta» puede ayudar a asegurar que el exceso de agua drene libremente. Con la protección adecuada, tus hostas en macetas pueden sobrevivir al invierno sin problemas y estar listas para volver a brillar en la primavera.

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