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La poda y el recorte de la acacia de seda

Daria · 10.08.2025.

La poda es una de las intervenciones más importantes y artísticas en el cuidado de la acacia de seda. Aunque este árbol desarrolla naturalmente una atractiva copa en forma de sombrilla, una poda bien ejecutada y oportuna es esencial para mantener su salud, seguridad y estética. A diferencia de otros árboles, la poda en la Albizia julibrissin no se centra en estimular la floración, sino en construir una estructura fuerte desde una edad temprana, eliminar la madera problemática y controlar su tamaño y forma a lo largo del tiempo. Comprender los principios de cuándo y cómo podar es fundamental para evitar daños y asegurar que el árbol mantenga su forma elegante y su vigor. Unas tijeras de podar en manos de un jardinero informado pueden realzar enormemente la belleza de este árbol, mientras que unos cortes mal realizados pueden comprometer su salud y longevidad.

El momento ideal para la poda

El momento en que se realiza la poda tiene un impacto significativo en la respuesta del árbol y su capacidad para cicatrizar las heridas. El período óptimo para la poda estructural y de mantenimiento de la acacia de seda es a finales del invierno o principios de la primavera, justo antes de que comience el nuevo crecimiento. Podar durante esta fase de dormancia ofrece varias ventajas. En primer lugar, la ausencia de hojas permite ver claramente la estructura de las ramas, facilitando la identificación de las que deben ser eliminadas. En segundo lugar, el árbol está en un estado de reposo, por lo que el estrés de la poda es menor.

Además, al podar justo antes de que se inicie el flujo de savia de la primavera, las heridas de los cortes comienzan a cicatrizar rápidamente a medida que el árbol reanuda su crecimiento activo. Esto minimiza el tiempo que la herida está expuesta a la entrada de insectos y patógenos causantes de enfermedades. Se debe evitar realizar podas importantes durante el otoño, ya que esto puede estimular un crecimiento tardío que no tendrá tiempo de endurecerse antes de las heladas invernales, resultando en daños por congelación en los nuevos brotes.

La única excepción a esta regla de la poda invernal es la eliminación de ramas muertas, dañadas o enfermas. Este tipo de poda sanitaria se puede y se debe realizar en cualquier momento del año en que se detecte el problema. Retirar la madera muerta o enferma tan pronto como sea posible es una cuestión de seguridad, para evitar que caiga, y de fitosanidad, para prevenir la propagación de enfermedades al resto del árbol.

También es importante evitar la poda durante el pico de la temporada de crecimiento, en primavera y principios de verano, a menos que sea estrictamente necesario. En este período, el árbol está invirtiendo una gran cantidad de energía en la producción de hojas y flores, y los cortes pueden provocar un sangrado excesivo de savia. Además, las heridas abiertas en tiempo cálido y húmedo son más susceptibles a las infecciones fúngicas y bacterianas.

Poda de formación en árboles jóvenes

La poda durante los primeros años de vida de la acacia de seda es crucial para desarrollar una estructura fuerte y bien equilibrada que perdurará durante toda su vida. El objetivo principal de la poda de formación es establecer un único tronco principal fuerte y un andamiaje de ramas laterales bien espaciadas y con ángulos de inserción adecuados. Un árbol joven que se deja crecer sin guía a menudo desarrolla múltiples troncos o ramas que compiten entre sí y tienen uniones débiles, lo que lo hace vulnerable a roturas en el futuro.

Durante los primeros dos o tres años, la poda debe ser mínima pero estratégica. Se debe seleccionar el tallo más recto y vigoroso para que sea el líder o tronco principal, y se pueden eliminar otros tallos que compitan directamente con él. A continuación, se deben seleccionar las ramas laterales que formarán la estructura principal. Estas deben estar distribuidas uniformemente alrededor del tronco, tanto vertical como radialmente, para crear una copa equilibrada. Es ideal que las ramas principales no salgan todas del mismo punto del tronco, sino que estén espaciadas al menos 20-30 cm verticalmente.

Uno de los aspectos más importantes de la poda de formación es eliminar las ramas que forman un ángulo muy agudo con el tronco (una unión en forma de ‘V’). Estas uniones son intrínsecamente débiles porque a medida que la rama y el tronco crecen en diámetro, la corteza queda atrapada entre ellos, impidiendo una unión fuerte de la madera. Estas ramas son las primeras en romperse bajo el peso de la nieve o con vientos fuertes. Se deben favorecer las ramas que tienen un ángulo más abierto, más cercano a los 45 grados (una unión en forma de ‘U’), que son mucho más resistentes.

También se deben eliminar las ramas que crecen hacia el interior de la copa, las que se cruzan o rozan con otras, y las ramas que crecen hacia abajo. Esta poda selectiva no solo mejora la estructura, sino que también abre la copa para una mejor circulación del aire y penetración de la luz, lo que reduce el riesgo de enfermedades. Es un proceso gradual que puede llevar varias temporadas, eliminando no más del 25% de la masa foliar del árbol en un solo año.

Poda de mantenimiento en árboles maduros

Una vez que la acacia de seda ha alcanzado la madurez y tiene una estructura bien establecida, la poda se convierte en una tarea de mantenimiento más que de formación. El objetivo principal es mantener el árbol sano, seguro y con una apariencia atractiva. La tarea más común en la poda de mantenimiento es la eliminación de la madera muerta, dañada o enferma, como se mencionó anteriormente. Esta es una prioridad absoluta y debe realizarse con regularidad.

Además de la poda sanitaria, puede ser necesario realizar una poda de aclareo. Esto implica la eliminación selectiva de algunas ramas vivas para reducir la densidad de la copa. El aclareo es beneficioso porque aumenta la penetración de la luz solar y la circulación del aire a través de la copa, lo que puede mejorar la salud general del árbol y reducir la incidencia de enfermedades. También reduce el peso en las ramas principales y disminuye la resistencia al viento, lo que hace que el árbol sea menos propenso a sufrir daños durante las tormentas.

En ocasiones, puede ser necesario podar para controlar el tamaño del árbol o para mantener una distancia de seguridad con edificios, cables o zonas de paso. Esto se conoce como poda de reducción. Al reducir el tamaño de una rama, el corte siempre debe hacerse en un punto de unión con una rama lateral que tenga al menos un tercio del diámetro de la rama que se está cortando. Este tipo de corte, llamado corte de derivación, permite que la rama lateral se convierta en la nueva líder y ayuda a mantener una forma natural, evitando la aparición de antiestéticos y débiles chupones.

Nunca se debe recurrir al desmochado o «topping», que es el corte indiscriminado de las ramas principales del árbol dejando muñones. Esta práctica es extremadamente dañina: crea grandes heridas que el árbol no puede cicatrizar, promueve la pudrición, y estimula el crecimiento de una multitud de brotes débiles y mal anclados que son muy propensos a romperse. El desmochado destruye la estructura natural del árbol y acorta drásticamente su vida.

Técnicas y herramientas de corte adecuadas

El uso de herramientas adecuadas y la aplicación de técnicas de corte correctas son esenciales para una poda exitosa. Para ramas pequeñas de hasta 2 cm de diámetro, unas tijeras de podar manuales o de dos manos (podaderas) son suficientes. Para ramas más grandes, de hasta 5-7 cm, se debe usar una sierra de podar. Las ramas de mayor diámetro generalmente requieren el uso de una motosierra y, por seguridad, su eliminación debe dejarse en manos de un arborista profesional cualificado. Todas las herramientas deben estar limpias y bien afiladas para realizar cortes limpios y precisos que cicatricen rápidamente.

La técnica de corte es crucial para la salud del árbol. Al eliminar una rama pequeña o mediana, el corte debe realizarse justo por fuera del collar de la rama. El collar es la zona ligeramente abultada de tejido del tronco que se forma en la base de la rama. Este tejido contiene células especializadas que son responsables de cerrar la herida. Si se corta demasiado cerca del tronco (corte a ras) o se deja un muñón demasiado largo, se dificulta el proceso de cicatrización y se aumenta el riesgo de infección y pudrición.

Para eliminar ramas grandes y pesadas, es imprescindible utilizar el método de los tres cortes para evitar que el peso de la rama desgarre la corteza del tronco al caer. El primer corte se realiza en la parte inferior de la rama, a unos 30-40 cm del tronco, cortando aproximadamente un tercio del diámetro de la rama. El segundo corte se hace en la parte superior de la rama, unos centímetros más afuera que el primer corte, cortando hasta que la rama se rompa y caiga. El peso de la rama se habrá eliminado de forma segura.

El tercer y último corte es el que elimina el muñón restante. Este corte se realiza con precisión justo por fuera del collar de la rama, como se describió anteriormente. Esta técnica previene daños graves en el tronco y deja una herida de poda limpia que el árbol puede compartimentar y cicatrizar eficazmente. Tras la poda, no es necesario ni recomendable aplicar pastas o selladores de heridas, ya que las investigaciones han demostrado que pueden atrapar la humedad y dificultar el proceso de cicatrización natural del árbol.

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