El tupinambo es una planta que, por su naturaleza vigorosa y su gran tamaño, generalmente no requiere una poda compleja como los árboles frutales o los arbustos ornamentales. Sin embargo, ciertas prácticas de recorte y manejo del follaje pueden ser muy beneficiosas para controlar su altura, mejorar la salud de la planta y, en algunos casos, incluso aumentar el rendimiento de los tubérculos. La decisión de podar y las técnicas a emplear dependerán de los objetivos específicos del cultivador, ya sea para prevenir daños por el viento, mejorar la circulación del aire o simplemente para mantener la plantación más ordenada y manejable dentro del espacio del jardín.
Una de las razones más comunes para podar el tupinambo es controlar su imponente altura. Las plantas pueden alcanzar fácilmente los 2.5 a 3 metros, lo que puede ser excesivo para algunos jardines y puede proyectar una sombra no deseada sobre otros cultivos. Además, los tallos muy altos son más vulnerables al encamado, es decir, a ser doblados o quebrados por vientos fuertes. Una poda de altura, a menudo llamada «topping» o despunte, puede mitigar estos problemas de manera efectiva.
Esta poda de altura se realiza típicamente a mediados del verano, cuando la planta ha alcanzado una parte significativa de su crecimiento vertical pero antes de que comience la floración. Consiste en cortar la parte superior del tallo principal, reduciendo la altura total de la planta a aproximadamente 1.5 a 1.8 metros. Es importante utilizar herramientas de poda limpias y afiladas para hacer un corte limpio, lo que ayuda a la planta a sanar rápidamente y reduce el riesgo de infecciones.
Al cortar el ápice del tallo principal, se elimina la dominancia apical, lo que estimula a la planta a desarrollar brotes laterales. Esto da como resultado una planta más frondosa y tupida en lugar de una alta y delgada. Esta estructura más compacta y ramificada es intrínsecamente más estable y resistente al viento. Aunque la poda elimina una parte del follaje fotosintético, la planta compensa produciendo más hojas en las ramas laterales, por lo que el impacto en la producción total de energía y, por ende, en el rendimiento de los tubérculos, suele ser mínimo o incluso positivo.
Otra ventaja de esta práctica es que puede retrasar o incluso suprimir la floración. Dado que la producción de flores y semillas consume una cantidad considerable de energía de la planta, evitarla puede redirigir más recursos hacia el desarrollo de los tubérculos subterráneos. Para los cultivadores cuyo único objetivo es maximizar el tamaño de la cosecha, la poda de altura es una estrategia doblemente útil, ya que controla el tamaño y potencia la producción de tubérculos.
La eliminación de las hojas inferiores
A medida que la planta de tupinambo crece, las hojas inferiores, que son las más viejas, pueden comenzar a amarillear y morir de forma natural. Estas hojas reciben menos luz solar debido al sombreado de las hojas superiores y se vuelven menos eficientes en la fotosíntesis. La eliminación de estas hojas inferiores a medida que comienzan a decaer es una práctica de saneamiento beneficiosa. Este recorte mejora la circulación del aire alrededor de la base de la planta, una zona que tiende a ser húmeda y propensa a enfermedades.
Una mejor circulación de aire ayuda a que el follaje se seque más rápidamente después de la lluvia o el riego, lo que crea un ambiente menos favorable para el desarrollo de enfermedades fúngicas como el oídio o la esclerotinia. La eliminación de las hojas senescentes (envejecidas) también retira un posible foco de infección, ya que este tejido debilitado es a menudo el primer lugar donde los patógenos se establecen. Realiza esta poda con las manos o con unas tijeras limpias, cortando la hoja cerca del tallo principal.
Es importante no ser demasiado agresivo con la eliminación de las hojas. Solo se deben retirar las hojas que ya están amarillentas o claramente en declive. Las hojas verdes y sanas, incluso las de la parte inferior de la planta, siguen contribuyendo a la fotosíntesis y a la producción de energía. Eliminar demasiadas hojas sanas podría debilitar la planta y reducir el rendimiento final de la cosecha. La clave es mantener un equilibrio, limpiando la planta para mejorar la sanidad sin comprometer su capacidad productiva.
Esta práctica de limpieza se puede realizar periódicamente a lo largo de la segunda mitad del verano y principios del otoño. Es una tarea sencilla que no lleva mucho tiempo y que puede tener un impacto significativo en la salud general del cultivo. Todo el material vegetal retirado debe ser compostado, a menos que muestre signos evidentes de enfermedad, en cuyo caso es mejor desecharlo para evitar la propagación de patógenos.
El despunte de las flores
Otra forma de poda selectiva es el despunte o la eliminación de los capullos florales tan pronto como aparecen a finales del verano. El tupinambo produce flores amarillas similares a los girasoles que, si bien son atractivas, requieren una inversión de energía considerable por parte de la planta para su desarrollo y la posterior producción de semillas. Para los cultivadores centrados exclusivamente en la producción de tubérculos, esta energía se considera mejor invertida en el engrosamiento de la cosecha subterránea.
La teoría detrás de esta práctica es que al eliminar el «sumidero» de energía que representan las flores, la planta redirige esos carbohidratos y nutrientes hacia los tubérculos, que son el principal órgano de almacenamiento. Se ha observado en muchos cultivos de raíz y tubérculos que la eliminación de las partes reproductivas aéreas puede llevar a un aumento en el tamaño y el peso de las partes subterráneas cosechables.
El despunte debe hacerse con cuidado, cortando o pellizcando los tallos florales justo por encima de un par de hojas. Es importante realizar esta tarea de forma temprana y regular, ya que una vez que la flor se abre y comienza el proceso de polinización y formación de semillas, una gran parte de la energía ya se ha gastado. Por lo tanto, se deben revisar las plantas cada pocos días durante el período de floración para eliminar los nuevos capullos que se formen.
Sin embargo, es importante sopesar los beneficios y los inconvenientes. Las flores del tupinambo son una fuente valiosa de néctar y polen para las abejas y otros polinizadores al final de la temporada, cuando otras flores pueden ser escasas. Para los jardineros interesados en apoyar la biodiversidad y el ecosistema local, puede ser preferible sacrificar un pequeño porcentaje del rendimiento potencial de los tubérculos y permitir que las plantas florezcan. La decisión final depende de las prioridades de cada cultivador.
El recorte de final de temporada
Una vez que la temporada de crecimiento ha terminado y las primeras heladas fuertes han provocado que el follaje se marchite y muera, es necesario realizar un recorte final. Este no es tanto una poda para influir en el crecimiento, sino una preparación para la cosecha y el invierno. Todos los tallos de la planta deben ser cortados a una altura de unos 10 a 15 centímetros por encima del nivel del suelo.
Este recorte masivo facilita enormemente el acceso a la parcela para la cosecha. Intentar cavar en busca de tubérculos entre una maraña de tallos de tres metros de altura es una tarea difícil e ineficiente. Al despejar la superficie, se puede trabajar cómodamente y localizar la base de cada planta con facilidad. Los pequeños trozos de tallo que se dejan sirven como marcadores útiles para saber dónde excavar.
Los tallos y el follaje cortados deben ser retirados de la parcela. Este acto de saneamiento es crucial para prevenir la hibernación de plagas y esporas de enfermedades en los restos vegetales. Si el material vegetal está sano, puede ser triturado y añadido a la pila de compost, donde se descompondrá y se convertirá en un valioso abono. Si hay signos de enfermedades como la esclerotinia, es más seguro desechar el material fuera del jardín.
Después de este recorte final, la parcela está lista para la hibernación. Si se planea dejar los tubérculos en el suelo durante el invierno, este es el momento de aplicar una capa gruesa de acolchado, como paja u hojas secas. El acolchado aislará el suelo, protegerá los tubérculos de las heladas más severas y mantendrá el suelo más suelto para facilitar la cosecha durante los meses de invierno.
Consideraciones sobre la no poda
Es importante destacar que la poda no es un requisito indispensable para cultivar tupinambo con éxito. De hecho, muchos jardineros optan por no podar en absoluto y aun así obtienen cosechas excelentes. Si se dispone de espacio suficiente, si el viento no es un problema importante y si la sombra que proyectan no afecta a otros cultivos, se puede permitir que las plantas crezcan hasta su altura natural sin ninguna intervención.
Una planta sin podar desarrollará un dosel foliar máximo, lo que teóricamente le da la mayor capacidad fotosintética posible. Aunque parte de esta energía se destinará a la producción de flores y a mantener una estructura de tallo más grande, la producción total de energía puede ser tan alta que todavía quede un excedente significativo para el almacenamiento en los tubérculos. La naturaleza robusta de la planta a menudo compensa la falta de intervención humana.
Permitir que las plantas florezcan, como se mencionó anteriormente, proporciona importantes beneficios ecológicos. Las flores no solo son estéticamente agradables, sino que también apoyan a las poblaciones de insectos polinizadores locales. Para un jardín enfocado en la ecología y la sostenibilidad, dejar que la planta complete su ciclo de vida natural puede ser más valioso que maximizar el rendimiento de los tubérculos.
En última instancia, la decisión de podar o no podar el tupinambo es una elección personal. Se puede experimentar con diferentes enfoques. Por ejemplo, se puede podar una hilera y dejar otra sin podar para comparar los resultados en las condiciones específicas de tu jardín. Observar cómo responde la planta y evaluar los resultados en términos de rendimiento, salud de la planta y facilidad de manejo te permitirá desarrollar la estrategia que mejor se adapte a tus necesidades y a tu estilo de jardinería.