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La poda y el recorte de la rosa pimpinela

Daria · 05.06.2025.

La poda es una de las tareas de jardinería que más intimida a los principiantes, pero en el caso de la rosa pimpinela, el proceso es mucho más indulgente y sencillo que con otros rosales más formales. Este arbusto de aspecto silvestre no requiere una poda drástica ni complicada para prosperar. De hecho, su encanto natural reside en su forma a menudo libre y arqueada. El objetivo principal de la poda no es forzarla a adoptar una forma antinatural, sino más bien mantener su salud, promover una floración vigorosa y controlar su tamaño de una manera que respete su hábito de crecimiento. Entender cuándo y cómo podar te permitirá mantener tu rosal en las mejores condiciones sin demasiado esfuerzo.

La mejor época para realizar la poda principal de la rosa pimpinela es a finales del invierno o principios de la primavera, justo antes de que las yemas comiencen a hincharse y el nuevo crecimiento se inicie. Podar durante este período de latencia minimiza el estrés en la planta y permite que toda su energía se dirija a producir nuevos brotes sanos una vez que llegue el buen tiempo. Además, al no haber hojas en el arbusto, su estructura es claramente visible, lo que facilita la identificación de las ramas que necesitan ser eliminadas y la toma de decisiones sobre los cortes a realizar.

Antes de comenzar, es fundamental equiparse con las herramientas adecuadas. Unas tijeras de podar de mano (tipo bypass, que hacen un corte limpio como unas tijeras) son esenciales para las ramas más pequeñas. Para las ramas más gruesas, de más de un centímetro de diámetro, unas tijeras de podar de dos manos o un serrucho de poda serán necesarios. Asegúrate de que todas tus herramientas estén bien afiladas para hacer cortes limpios y no desgarrar los tejidos de la planta. También es crucial desinfectar las herramientas antes de usarlas y entre plantas, limpiándolas con alcohol o una solución de lejía diluida para prevenir la propagación de enfermedades.

El enfoque general de la poda debe ser conservador. La rosa pimpinela florece principalmente en la madera del año anterior, por lo que una poda excesiva eliminaría la mayoría de los botones florales de la temporada. La estrategia se basa en tres principios básicos, que se conocen como las «tres D»: eliminar primero todo lo que esté muerto (Dead), dañado (Damaged) o enfermo (Diseased). Este primer paso de limpieza es la base de una buena poda y mejora inmediatamente la salud y la apariencia del arbusto.

La poda de limpieza y aclareo

El primer y más importante paso en cualquier sesión de poda de la rosa pimpinela es la poda de limpieza. Comienza inspeccionando cuidadosamente todo el arbusto y elimina cualquier rama que esté muerta, que reconocerás por su aspecto seco, quebradizo y a menudo de color oscuro o grisáceo. También corta cualquier rama que esté rota, agrietada por el viento o dañada por la nieve. Finalmente, elimina cualquier tallo que muestre signos evidentes de enfermedad, como cancros o crecimientos anormales. Realiza los cortes en la madera sana, justo por encima de una yema o de una unión con otra rama.

Una vez completada la limpieza inicial, el siguiente objetivo es aclarar el centro del arbusto. Con el tiempo, la rosa pimpinela puede volverse muy densa, lo que dificulta la circulación del aire y la penetración de la luz en el interior de la planta. Un centro congestionado crea un microclima húmedo que favorece el desarrollo de enfermedades fúngicas. Selecciona algunas de las ramas más viejas y menos productivas, que suelen ser más gruesas y leñosas, y córtalas por completo desde la base. Esto rejuvenecerá la planta y estimulará el crecimiento de nuevos tallos vigorosos desde la corona.

El aclareo también implica eliminar las ramas que se cruzan o se rozan entre sí. La fricción constante entre dos ramas puede crear heridas en la corteza, que son puntos de entrada perfectos para enfermedades y plagas. Al decidir cuál de las dos ramas eliminar, generalmente se opta por la más débil, la que está peor posicionada o la que crece hacia el interior del arbusto. El objetivo es crear una estructura abierta, similar a un jarrón, que permita que el aire y la luz lleguen a todas las partes de la planta.

No es necesario realizar este aclareo drástico todos los años. En un arbusto joven, la poda de limpieza puede ser suficiente. En un arbusto maduro, la eliminación de uno o dos de los tallos más viejos cada año es una buena práctica para mantenerlo constantemente rejuvenecido y saludable. La regla de oro es nunca eliminar más de un tercio de la masa total del arbusto en una sola temporada de poda para evitar debilitarlo.

La poda de formación y control de tamaño

Aunque el objetivo no es imponer una forma rígida, a veces es necesario podar para dar forma al arbusto y controlar su tamaño, especialmente en jardines más pequeños. Después de la poda de limpieza y aclareo, da un paso atrás y observa la forma general de la planta. Identifica cualquier rama que esté creciendo en una dirección no deseada o que desequilibre la silueta del arbusto. Puedes recortar estas ramas para mejorar la forma general.

Para reducir la altura o la anchura total del arbusto, recorta las puntas de las ramas principales. Realiza siempre el corte justo por encima de una yema que apunte en la dirección en la que deseas que crezca el nuevo brote. Por ejemplo, para fomentar un crecimiento más abierto y hacia afuera, corta por encima de una yema orientada hacia el exterior del arbusto. Si deseas que una zona sea más densa, puedes cortar por encima de una yema orientada hacia el interior.

Es importante recordar la regla de que la rosa pimpinela florece en la madera del año anterior. Esto significa que si recortas todas las ramas, estarás eliminando la mayoría de las flores de esa temporada. Por lo tanto, si necesitas reducir significativamente el tamaño de un arbusto que ha crecido demasiado, es mejor hacerlo de forma gradual a lo largo de dos o tres años. Cada año, reduce la altura de un tercio de las ramas, permitiendo que las otras florezcan. Al año siguiente, poda otro tercio de las ramas más altas, y así sucesivamente.

Otra característica de la rosa pimpinela es su tendencia a producir chupones o vástagos desde sus raíces, lo que le permite extenderse y formar matorrales. Si deseas mantener el arbusto confinado a un área específica, estos chupones deben ser eliminados. Puedes hacerlo simplemente cortándolos a ras de suelo a medida que aparecen, o desenterrándolos y cortándolos desde el punto en que surgen de la raíz principal para un control más duradero.

La poda de rejuvenecimiento

Con el paso de los años, un arbusto de rosa pimpinela puede volverse demasiado grande, leñoso y con una floración disminuida, concentrada solo en las puntas de las ramas. En estos casos, una poda de rejuvenecimiento drástica puede devolverle el vigor y la belleza. Este tipo de poda es más intensa que la poda anual de mantenimiento y debe realizarse con la confianza de que esta especie resistente tiene una gran capacidad para rebrotar desde la base.

La poda de rejuvenecimiento se realiza, al igual que la poda principal, a finales del invierno. Consiste en cortar todos los tallos del arbusto a una altura de entre 15 y 30 centímetros del suelo. Puede parecer una medida extrema, pero estimulará a la corona de la planta a producir una gran cantidad de nuevos brotes jóvenes y vigorosos desde la base. Este nuevo crecimiento formará un arbusto completamente renovado en una o dos temporadas.

Hay que tener en cuenta que después de una poda de rejuvenecimiento tan severa, es muy probable que la planta no florezca o lo haga muy poco durante la primera temporada, ya que se habrá eliminado toda la madera vieja en la que se iban a formar las flores. La planta dedicará toda su energía a producir nuevo crecimiento vegetativo. Sin embargo, en la segunda temporada después de la poda, serás recompensado con un arbusto de aspecto fresco y una floración espectacular en los nuevos y saludables tallos.

Una alternativa menos drástica, si no quieres sacrificar un año completo de floración, es el rejuvenecimiento gradual. Este método implica eliminar un tercio de los tallos más viejos y leñosos cada año, cortándolos desde la base, durante un período de tres años. Al final de los tres años, habrás renovado completamente la estructura del arbusto sin haberlo dejado nunca sin flores. Este método es ideal para mantener la vitalidad de los arbustos maduros de forma continua.

El pinzamiento y el «deadheading»

Además de la poda principal en invierno, hay algunas tareas de recorte menores que se pueden realizar durante la temporada de crecimiento para mejorar la apariencia y la floración de la rosa pimpinela. El pinzamiento es una técnica que se realiza en primavera y consiste en pellizcar o cortar las puntas de los nuevos brotes cuando tienen unos pocos centímetros de largo. Esto fomenta que el brote se ramifique, lo que resulta en un arbusto más denso y compacto y, potencialmente, en más puntos de floración.

El «deadheading» es el término inglés para la práctica de eliminar las flores a medida que se marchitan. En muchos rosales, esta es una tarea esencial para fomentar la refloración continua. En el caso de la rosa pimpinela, que generalmente tiene una floración principal masiva en primavera o principios de verano, el efecto sobre la refloración puede ser menos pronunciado, aunque algunas variedades pueden producir una segunda oleada de flores más escasa si se eliminan las flores viejas.

La decisión de hacer «deadheading» en la rosa pimpinela depende de tus preferencias estéticas. Si eliminas las flores marchitas, mantendrás un aspecto más limpio y ordenado en el arbusto. Sin embargo, al hacerlo, estarás sacrificando la producción de escaramujos. Los escaramujos de la rosa pimpinela son muy decorativos, a menudo de un color rojo oscuro o casi negro, y proporcionan interés visual en el jardín durante el otoño y el invierno. Además, son una fuente de alimento valiosa para las aves y otros animales silvestres.

Muchos jardineros optan por un enfoque intermedio: eliminan las flores marchitas de la parte más visible del arbusto durante la primera parte de la temporada y luego dejan que las últimas flores formen escaramujos para disfrutar de su belleza otoñal. Sea cual sea tu elección, el «deadheading» es una tarea sencilla que se puede hacer con los dedos o con unas tijeras pequeñas, cortando el tallo de la flor justo por encima del primer conjunto de hojas completas.

📷No machine-readable author provided. Svdmolen assumed (based on copyright claims).CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

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