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Las necesidades de agua y el riego del cerezo de flor

Daria · 13.02.2025.

El ciruelo de flor doble, más conocido como cerezo de flor o almendro de flor, inunda literalmente los jardines con sus encantadoras flores rosas en primavera, cautivando a todos con su belleza. Sin embargo, para que este maravilloso arbusto ornamental muestre su mejor forma año tras año, es esencial garantizar un suministro de agua adecuado. Unas prácticas de riego incorrectas no solo pueden disminuir la calidad y cantidad de sus flores, sino que también pueden poner en peligro la salud general de la planta, haciéndola más susceptible a enfermedades y plagas. A continuación, detallaremos cómo proporcionar un riego profesional a tu cerezo de flor para asegurar una exhibición floral abundante.

Los fundamentos de las necesidades de agua del cerezo de flor

Para comprender el suministro de agua del cerezo de flor, vale la pena echar un vistazo al hábitat natural y las funciones biológicas de la planta. Esta especie es originaria del norte de China, donde se ha adaptado a condiciones climáticas templadas, con veranos cálidos e inviernos fríos, típicamente en suelos bien drenados. En consecuencia, el cerezo de flor prefiere un suelo que esté continua pero moderadamente húmedo y tolera mal los extremos, como el encharcamiento y la sequía prolongada. Su sistema radicular es sensible a la falta de aire, que puede ser una consecuencia directa del riego excesivo y provocar la pudrición de las raíces. Al mismo timepo, la falta de agua causa estrés, lo que inhibe el crecimiento y la floración.

El agua desempeña un papel fundamental en los procesos vitales de la planta, que va mucho más allá de la mera humedad. El agua es un elemento clave en la fotosíntesis, durante la cual la planta utiliza la energía de la luz solar para producir materia orgánica para el crecimiento. Además, el agua absorbida del suelo transporta minerales y nutrientes disueltos desde las raíces hasta las hojas y las flores. El agua mantiene la presión interna de las células, conocida como turgencia, que da estructura a los brotes y las hojas de la planta. Finalmente, a través de la transpiración, la planta se enfría en los calurosos días de verano, un proceso que también requiere un suministro continuo de agua.

La necesidad de agua del cerezo de flor cambia dinámicamente con las estaciones y el ciclo de desarrollo de la planta. En primavera, durante la brotación, el desarrollo de las hojas y, especialmente, el espectacular período de floración, su consumo de agua es máximo. En verano, durante el crecimiento vegetativo y el calor intenso, también requiere un riego regular para mantener la humedad del suelo. En otoño, mientras se prepara para el período de latencia, sus necesidades de agua disminuyen gradualmente. En invierno, durante su letargo profundo, la absorción de agua de la planta es mínima, pero es importante que su suelo nunca se seque por completo, especialmente en los días más templados y sin heladas.

El tipo de suelo influye decisivamente en la frecuencia y la cantidad del riego. Los suelos arenosos drenan bien pero retienen mal el agua, por lo que se necesitan riegos más frecuentes y en menor cantidad. Por el contrario, los suelos arcillosos pueden retener la humedad durante mucho tiempo, pero son propensos a la compactación y al encharcamiento, lo que puede provocar la asfixia de las raíces. El ideal es un suelo franco, bien estructurado y rico en humus, que logra un equilibrio entre el drenaje y la retención de agua. Puedes mejorar significativamente la estructura del suelo incorporando materia orgánica, como compost o estiércol bien descompuesto, aumentando así su capacidad de retención de agua.

La práctica del riego: ¿cuándo, cuánto y cómo?

Determinar el momento del riego es crucial para mantener la salud del cerezo de flor. El mejor método es comprobar físicamente el contenido de humedad del suelo: introduce el dedo a unos 5-10 centímetros de profundidad en el suelo junto a la base de la planta. Si el suelo se siente seco a esta profundidad, es hora de regar. También puedes observar las señales externas de la planta, como las hojas marchitas, pero es importante saber que esto ya es una señal de estrés por falta de agua. El momento más adecuado para regar es a primera hora de la mañana, ya que se minimiza la pérdida por evaporación y el follaje tiene tiempo de secarse durante el día, reduciendo el riesgo de enfermedades fúngicas.

La respuesta a la pregunta «¿cuánto regar?» es el principio del riego profundo pero infrecuente. El riego frecuente y superficial solo humedece la capa superior del suelo, lo que anima a la planta a desarrollar un sistema radicular poco profundo. Por el contrario, un riego profundo y minucioso anima a las raíces a penetrar más profundamente en el suelo, donde la humedad es más estable, haciendo que la planta sea más resistente a la sequía. Para un arbusto maduro, aplica de 20 a 30 litros de agua lentamente en cada ocasión, dando tiempo al agua para que se filtre en las capas más profundas. La cantidad exacta, por supuesto, depende del tipo de suelo, la temperatura y las precipitaciones.

El método de riego también afecta en gran medida a la eficiencia y la salud de la planta. Las soluciones más eficaces y que ahorran más agua son el riego por goteo o el uso de una manguera de remojo. Estos sistemas suministran agua de forma lenta y uniforme, directamente a la zona de las raíces, minimizando la pérdida por evaporación y evitando mojar innecesariamente el follaje. Si riegas con una regadera, dirige siempre el agua a la base de la planta, no a sus hojas o flores. Evita el riego por aspersión desde arriba, ya que el follaje que permanece húmedo proporciona un caldo de cultivo ideal para infecciones fúngicas, como la mancha foliar.

Los cerezos de flor recién plantados requieren una atención especial en lo que respecta al riego. Sus sistemas radiculares, dañados y aún subdesarrollados por el trasplante, no pueden absorber eficazmente el agua del suelo circundante, lo que los hace mucho más sensibles a la desecación. Durante el primer o segundo año después de la siembra, el riego regular y constante es esencial para que la planta arraigue con éxito y se fortalezca. Durante este período, asegúrate de que el suelo alrededor del cepellón permanezca constantemente ligeramente húmedo, pero no encharcado. Un suministro de agua adecuado durante esta fase crítica sienta las bases para la vitalidad futura y la abundante floración de la planta.

Períodos críticos y consideraciones especiales

En el ciclo de vida del cerezo de flor, el período anterior y durante la floración de primavera es el más crítico desde el punto de vista del suministro de agua. Producir una cantidad masiva de flores y mantenerlas frescas requiere una gran cantidad de energía y agua de la planta. Si la planta sufre un déficit de agua durante este período, puede provocar que los capullos se sequen y caigan, que las flores sean más pequeñas y de color más pálido, y que el período de floración se acorte. Por lo tanto, desde la brotación en primavera hasta el final de la floración, es particularmente importante comprobar regularmente el contenido de humedad del suelo y proporcionar un riego completo según sea necesario.

El calor del verano y la sequía prolongada también suponen un serio desafío para el cerezo de flor. Las altas temperaturas hacen que la tasa de transpiración de la planta aumente drásticamente para enfriarse, lo que aumenta significativamente su demanda de agua. Durante los períodos cálidos y secos, se debe aumentar la frecuencia de los riegos y se debe tener cuidado de que el agua sature profundamente la zona de las raíces. Durante este tiempo, es extremadamente beneficioso aplicar mantillo alrededor de la base de la planta. Una capa de 5-8 cm de mantillo orgánico (por ejemplo, corteza de pino, compost, astillas de madera) ayuda a conservar la humedad del suelo, modera la temperatura del suelo e inhibe el crecimiento de malas hierbas.

Las necesidades de agua de los cerezos de flor cultivados en macetas o grandes contenedores difieren de las de los plantados en campo abierto. El volumen limitado de la mezcla para macetas se seca mucho más rápido que el suelo del jardín, especialmente en días cálidos y ventosos. Por esta razón, las plantas en contenedores deben ser revisadas y regadas con mucha más frecuencia, incluso a diario, durante la temporada de crecimiento. Es importante que la maceta tenga agujeros de drenaje adecuados en el fondo para que el exceso de agua pueda escapar libremente y las raíces no se queden en el agua. El uso de una tierra para macetas de alta calidad y estructura suelta también es esencial para garantizar una gestión adecuada del agua.

Al final de la temporada de crecimiento, en los meses de finales de verano y otoño, la cantidad y frecuencia del riego deben reducirse conscientemente. Esta reducción gradual del agua es una señal importante para que la planta ralentice su crecimiento y comience a prepararse para el período de latencia invernal. Los brotes nuevos y tiernos que se forman en este momento no podrían madurar lo suficiente antes de las heladas y sufrirían fácilmente daños por heladas. Al reducir el riego, promueves la lignificación de los brotes, lo que aumenta la resistencia al invierno de la planta y contribuye a una hibernación exitosa para el año siguiente. Por supuesto, el suelo no debe dejarse secar por completo ni siquiera en este momento.

Signos de errores de riego y cómo solucionarlos

El riego excesivo es uno de los errores más comunes y peligrosos en el cuidado del cerezo de flor. El agua estancada desplaza el aire de las partículas del suelo, lo que provoca la asfixia de las raíces al privarlas del oxígeno esencial para su función. Los síntomas más típicos del riego excesivo son el amarillamiento y la posterior caída de las hojas, especialmente comenzando por las hojas inferiores y más viejas. Los brotes pueden ser débiles, puede aparecer musgo o algas en la superficie del suelo, y el suelo puede tener un olor a humedad y estancado. Si notas estos signos, deja de regar inmediatamente y permite que el suelo se seque. Si es necesario, mejora el drenaje del suelo incorporando materiales de aflojamiento como arena o perlita.

Los signos de falta de riego suelen ser mucho más evidentes, pero no se debe esperar a que aparezcan. El primer y más espectacular síntoma es el marchitamiento y la caída de las hojas, que se sienten flácidas al tacto en lugar de firmes. En casos de deficiencia de agua prolongada, los márgenes de las hojas se vuelven marrones y se secan, el crecimiento se detiene, la floración falla y la planta comienza a mudar sus hojas prematuramente. La falta de riego se puede corregir con un riego profundo y minucioso que empape por completo la zona de las raíces. Para evitar esto, establece una rutina de riego regular que ajustes en función de la comprobación del contenido de humedad del suelo.

La calidad del agua utilizada también puede afectar la salud de la planta, aunque el cerezo de flor no es una de las plantas más sensibles en este aspecto. El agua del grifo que es demasiado dura y tiene un alto contenido de minerales puede, a largo plazo, provocar la acumulación de sales en el suelo, lo que puede inhibir la absorción de nutrientes. Si tienes la oportunidad, la mejor opción es recoger y usar agua de lluvia, ya que es blanda y químicamente neutra. Si solo se dispone de agua del grifo clorada, vale la pena dejarla reposar en un recipiente abierto durante uno o dos días antes de regar para permitir que parte del cloro se evapore.

En resumen, el secreto para cultivar con éxito un cerezo de flor reside en una práctica de riego proactiva y atenta. En lugar de regar según un calendario estricto, aprende a «leer» las señales de tu planta y las condiciones ambientales. Comprueba regularmente la humedad del suelo, ten en cuenta los cambios en el clima, el tipo de suelo y la etapa de vida actual de la planta. Al dominar la técnica de riego correcta —riego profundo pero no demasiado frecuente, aplicado directamente en la base—, puedes prevenir los problemas más comunes y asegurar que tu cerezo de flor crezca sano y te deslumbre con su abundante floración año tras año.

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