La poda de la lavanda no es solo una cuestión estética, sino un elemento crucial para la salud y la vitalidad a largo plazo de la planta. La lavanda es un arbusto perenne mediterráneo que, sin el cuidado adecuado, envejece, se vuelve leñoso y produce menos flores. Un recorte experto ayuda a mantener la forma densa y compacta del arbusto y fomenta la formación de nuevos brotes. Este proceso asegura que tu lavanda florezca abundantemente año tras año y conserve su apariencia característica y atractiva. Conocer las técnicas de poda adecuadas es esencial para mantener la planta en su mejor forma y maximizar su potencial.
El momento correcto para la poda
El momento para podar la lavanda se puede dividir en dos fases principales: la poda después de la floración y la poda de rejuvenecimiento en primavera. La poda más importante debe realizarse una vez que la floración ha terminado, generalmente a finales del verano, en agosto. En este momento, puedes eliminar los tallos de las flores, evitando que la planta gaste energía innecesaria en la producción de semillas. Esta poda específica estimula el crecimiento de nuevos brotes vegetativos, que son necesarios para las flores del año siguiente.
La importancia de la poda de primavera tampoco debe pasarse por alto, aunque muchas personas tienden a olvidarla. Esta poda se realiza a principios de la primavera, entre marzo y abril, cuando el riesgo de heladas ha pasado, pero la planta aún no ha comenzado su nuevo crecimiento. Este es el momento de dar forma a la planta y eliminar cualquier parte muerta o dañada por las heladas del invierno. Es crucial no cortar demasiado profundamente, ya que esto puede interferir con la floración. La poda de primavera ayuda al arbusto de lavanda a rejuvenecer y a iniciar su crecimiento con vigor.
Durante la poda de verano, corta los tallos de las flores por encima del follaje, idealmente dejando uno o dos pares de hojas en el tallo. Al quitar las flores, evita usar tijeras y, en su lugar, utiliza unas tijeras de podar afiladas o un cuchillo para asegurar un corte limpio y suave. Esto previene infecciones y ayuda a que la herida cicatrice correctamente. Después de quitar los tallos de las flores, es una buena idea dar forma ligeramente al arbusto para mantener la forma deseada.
En el caso de una lavanda descuidada o mal podada, la floración puede ser escasa o la forma del arbusto puede distorsionarse. Si podas la planta demasiado tarde en la temporada, los nuevos brotes no tendrán tiempo suficiente para endurecerse antes del invierno y pueden ser susceptibles a los daños por heladas. Siempre asegúrate de ajustar el momento de la poda a las condiciones climáticas locales y al estado actual de la planta para garantizar un crecimiento continuo y saludable.
Técnica y herramientas de poda
Para podar la lavanda, necesitarás unas tijeras de podar limpias y afiladas. Una herramienta afilada es fundamental porque un corte irregular es más difícil de curar para la planta y puede proporcionar un punto de entrada para patógenos. Antes de podar, siempre es una buena idea desinfectar las tijeras de podar con alcohol o una solución diluida de lejía, especialmente si podas varias plantas, para evitar la propagación de enfermedades. El uso de herramientas limpias es una práctica fundamental en la jardinería profesional.
Cuando recortamos la lavanda, distinguimos entre dos tipos principales de poda: la poda de formación y la poda de rejuvenecimiento. El objetivo de la poda de formación es mantener la forma compacta y semi-esférica del arbusto. Esto se hace cada año después de la floración, cortando aproximadamente 1/3 de los brotes, pero nunca debes cortar en las partes leñosas y viejas de la planta. A la lavanda le cuesta mucho producir nuevos brotes a partir de tallos leñosos, y un corte demasiado profundo puede llevar a la muerte de la planta.
La poda de rejuvenecimiento es una intervención más radical, que solo se utiliza en plantas viejas, descuidadas o con aspecto leñoso. En este caso, la planta se corta significativamente, a veces hasta 10-15 cm del suelo. Sin embargo, este tipo de poda también debe hacerse con cuidado, y solo se debe comenzar si puedes ver pequeños brotes verdes en los tallos leñosos que sean capaces de brotar. La poda de rejuvenecimiento es mejor hacerla a principios de la primavera para darle a la planta suficiente tiempo para regenerarse durante la temporada de crecimiento.
Durante la poda, presta siempre atención a la forma natural de la planta. La forma semi-esférica es la más ideal porque permite que cada parte de la planta reciba suficiente luz solar y asegura una buena circulación de aire a través del arbusto. Esto ayuda a prevenir enfermedades fúngicas y la pudrición de la raíz. Durante la poda, siempre retira las ramas muertas y las partes dañadas para apoyar el desarrollo saludable de la lavanda.
Poda de lavanda joven
La poda de la lavanda joven y recién plantada es crucial para su futuro crecimiento saludable. La primera poda debe realizarse en el primer año después de la siembra. El objetivo en esta etapa es animar a la planta a que se ramifique y desarrolle un sistema de brotes más denso, en lugar de florecer. Por esta razón, es aconsejable cortar todos los tallos de flores tan pronto como aparezcan en el primer año. Aunque esto pueda parecer doloroso para muchos, es la mejor decisión para los resultados a largo plazo de la planta.
Las podas iniciales ayudan a la planta a concentrar su energía en fortalecer su sistema de raíces y sus brotes. Después de la floración de verano, la planta joven debe ser recortada en aproximadamente 1/3. Esta técnica fomenta que la lavanda adquiera una forma más compacta y tupida, y dará lugar a una floración más abundante en el futuro. Sin una poda regular en los primeros años, la planta puede volverse alargada y leñosa en la base, lo que reduce significativamente su atractivo estético y su vitalidad.
Siempre corta los brotes nuevos justo por encima de un par de hojas para fomentar la formación de brotes laterales. Este método de poda asegura que la planta se vuelva densa incluso en su base, evitando el desarrollo de un «pie leñoso». Es importante podar siempre durante la temporada de crecimiento, en primavera y a finales del verano, y nunca durante el período de latencia invernal. La poda de invierno puede crear heridas sensibles a las heladas que debilitan la planta.
Al cuidar la lavanda joven, el suelo adecuado y una ubicación soleada también son fundamentales, además de la poda. La planta necesita un suelo bien drenado y al menos seis horas de luz solar directa al día. Combinados con una poda adecuada, estos factores garantizan que tu lavanda joven se convierta en un arbusto fuerte y saludable y te deleite con sus flores durante muchos años.
Cuidado después de la poda
Después de podar la lavanda, la planta necesita un poco de atención para asegurar que sus heridas sanen rápidamente y que los nuevos brotes se desarrollen correctamente. El primer paso después de la poda es regarla. La poda causa estrés a la planta, por lo que es una buena idea regarla a fondo, especialmente si el suelo está seco. Un suministro de agua adecuado ayuda al proceso de curación y estimula el nuevo crecimiento.
Es importante no darle a la planta fertilizante rico en nitrógeno después de la poda. La lavanda no requiere un suelo rico en nutrientes, y demasiado nitrógeno estimula el crecimiento del follaje a expensas de las flores. Si quieres fertilizar, elige un fertilizante rico en potasio y fósforo, o añade un poco de compost. A menudo es mejor dejar que la planta se desarrolle en condiciones naturales con una intervención mínima.
En el período posterior a la poda, vale la pena estar atento a la posible aparición de enfermedades y plagas. Dado que las superficies podadas son vulnerables, pueden ser más susceptibles a las infecciones fúngicas. Una buena circulación de aire y evitar el exceso de riego son clave. Si notas cualquier cambio o decoloración en la planta, retira las partes afectadas y, si es necesario, aplica un fungicida.
Después de recortar la lavanda, las partes cortadas se pueden compostar o usar como mantillo. Las flores cortadas se pueden usar como ramos secos, en saquitos perfumados o incluso puedes hacer té con ellas. Esto hace que la poda no sea solo una tarea de jardinería, sino también una forma de aprovechar la versatilidad de la lavanda. Gracias a un cuidado posterior cuidadoso, tu lavanda se regenerará rápidamente y estará lista para la próxima temporada.