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La poda y el recorte de la alcachofa

Daria · 02.03.2025.

La alcachofa, esta especialidad vegetal parecida al cardo, no solo es un manjar delicioso, sino que también puede ser un adorno en nuestro jardín. Sin embargo, para que produzca una cosecha abundante año tras año y siga siendo una planta sana y vigorosa, son esenciales una poda y un recorte profesionales. Muchos pueden rehuir esta tarea, pero con un poco de atención y los conocimientos adecuados, se puede dominar fácilmente. La poda no es ciencia espacial, sino una especie de diálogo con la planta, durante el cual ayudamos a su desarrollo y renovación. Este artículo ayuda a comprender el ciclo de vida de la alcachofa y a dominar las técnicas que nos permitirán sacar el máximo provecho de esta maravillosa planta.

El propósito principal de la poda es enfocar la energía de la planta en los procesos más importantes, a saber, la formación de yemas y el crecimiento vegetativo. Al eliminar las hojas y tallos viejos, enfermos o dañados, no solo mejoramos la apariencia estética de la planta, sino que también prevenimos el desarrollo de diversas infecciones fúngicas y bacterianas. Una poda adecuada estimula el crecimiento de nuevos brotes, lo que se traduce en más y mejores rendimientos en la siguiente temporada. Además, la poda de aclareo mejora la ventilación y el suministro de luz al interior de la planta, lo que también contribuye a un desarrollo saludable y reduce la posibilidad de que se asienten plagas.

Es importante entender que la alcachofa es una planta perenne, lo que significa que da frutos durante varios años, siempre que reciba el cuidado adecuado. Requiere diferentes intervenciones de poda en diferentes etapas de su ciclo de vida. En el primer año, el énfasis está en el fortalecimiento del sistema radicular y el follaje, mientras que en años posteriores, el mantenimiento del equilibrio del rendimiento y el rejuvenecimiento de la planta pasan a primer plano. El momento de la poda es crucial, ya que una intervención mal programada puede hacer más daño que bien. Por lo tanto, además de utilizar la técnica correcta, siempre se debe tener en cuenta el estado actual de la planta y las condiciones climáticas locales.

Utilice siempre herramientas limpias y afiladas para la poda, como tijeras de podar o un cuchillo afilado, para que las superficies de corte sean lisas y no estén dañadas. Esto minimizará el riesgo de infección y promoverá la curación rápida de las heridas. Las superficies de corte más grandes incluso se pueden sellar con un compuesto sellador de heridas, especialmente en climas húmedos y húmedos. Las partes de la planta cortadas siempre deben retirarse del jardín y, si es posible, destruirse o compostarse adecuadamente para evitar la propagación de patógenos. La preparación cuidadosa y el trabajo preciso serán recompensados con la salud de la planta y la abundancia de la cosecha.

La importancia de la poda de primavera

La primavera es una época de renovación, y la alcachofa no es una excepción. Después de que hayan pasado las heladas, cuando los nuevos brotes comienzan a crecer, es el momento de la primera intervención importante. Es entonces cuando se deben eliminar las hojas y partes del tallo que se hayan congelado, secado o dañado durante el invierno. Esta poda de limpieza no solo arregla la planta estéticamente, sino que también ayuda a la planta a dedicar toda su energía al crecimiento de nuevos brotes sanos. Con la poda de primavera, liberamos a la planta de lastre innecesario y damos paso a un nuevo y vigoroso crecimiento.

Durante los trabajos de primavera, vale la pena observar de cerca la planta. Se deben dejar los brotes más fuertes y viables, y los más débiles y atrofiados se deben eliminar desde la base. Por lo general, dejar 3-5 brotes fuertes es suficiente para que la planta desarrolle yemas bonitas y grandes. Este aclareo es importante porque si se dejan demasiados brotes, competirán por los nutrientes y la luz, lo que dará como resultado alcachofas más pequeñas y de menor calidad. El principio de menos es más es particularmente cierto aquí.

Además de la selección de brotes, la poda de primavera también incluye la eliminación de las hojas inferiores cerca del nivel del suelo. Estas hojas a menudo entran en contacto con el suelo húmedo, lo que crea un ambiente ideal para enfermedades fúngicas como el oídio o el mildiú. La eliminación de estas hojas mejora la circulación del aire alrededor de la planta, lo que ayuda a prevenir el desarrollo de infecciones. Esta es una medida fitosanitaria preventiva que puede reducir significativamente el riesgo de problemas futuros y mantener el cultivo más saludable.

No olvidemos que después de la poda de primavera, la planta necesita un mayor suministro de nutrientes para un crecimiento intensivo. Después de la poda, vale la pena aflojar la tierra alrededor de la planta y enriquecerla con compost maduro o fertilizante orgánico. Esto proporciona la energía necesaria para que la planta se regenere rápidamente y recompense el cuidado con una cosecha abundante. La poda de primavera y el reabastecimiento de nutrientes van de la mano, juntos sientan las bases para un cultivo de alcachofas exitoso durante todo el año.

Tareas de verano y poscosecha

Durante el verano, la alcachofa se enfoca en la producción de frutos. En este momento, la poda se relaciona principalmente con la cosecha. La yema de la alcachofa debe cortarse cuando ha alcanzado el tamaño adecuado, pero sus brácteas aún están bien cerradas. La yema debe cortarse junto con el tallo, con una sección de tallo de unos 5-10 centímetros, ya que esta parte también es comestible y sabrosa. La yema principal, que se desarrolla en el tallo central, suele ser más grande, y su cosecha estimula el desarrollo de frutos secundarios más pequeños que crecen en los brotes laterales.

La cosecha también puede considerarse una forma de poda continua. A medida que eliminamos las yemas maduras, la planta libera energía para hacer crecer otras nuevas. Es importante no dejar que las yemas florezcan en la planta, a menos que la tengamos como planta ornamental o queramos recolectar semillas. Una yema florecida ya no es comestible, y la floración consume mucha energía de la planta, lo que va en detrimento del rendimiento posterior. Por lo tanto, la cosecha regular es esencial para garantizar un período de cosecha prolongado.

También vale la pena prestar atención a la planta entre las oleadas de cosecha. Las hojas inferiores, amarillentas y envejecidas deben eliminarse continuamente. Esto es importante no solo por las razones fitosanitarias ya mencionadas, sino también porque de esta manera la planta no desperdicia valiosos nutrientes en el mantenimiento de estas hojas. Las plantas limpias y bien ventiladas también son menos atractivas para las plagas, como los pulgones, a quienes les encanta esconderse en el follaje denso y descuidado.

Al final de toda la temporada de cosecha, cuando la planta ya no produce nuevas yemas, sigue un recorte más vigoroso. En este momento, todos los tallos fructíferos se cortan a unos 15-20 centímetros por encima del nivel del suelo. Este paso aparentemente drástico en realidad sirve para el descanso y la renovación de la planta para el próximo año. Esto evita que la planta produzca nuevos brotes innecesarios antes del inicio del invierno y le permite concentrar toda su fuerza en el sistema radicular, preparándose para los meses fríos.

Invernada y rejuvenecimiento de la planta

La alcachofa, aunque es originaria de la región mediterránea, puede pasar el invierno con éxito en climas más fríos con el cuidado adecuado. Después del recorte de finales de verano y principios de otoño, la tarea más importante es proteger las plantas de las heladas. Antes de que lleguen las primeras heladas serias, las plantas recortadas deben cubrirse densamente con paja, hojas secas o compost. Esta capa de mantillo actúa como aislante, protegiendo el rizoma de la congelación y ayudando a retener la humedad del suelo. Una capa de cobertura gruesa de al menos 20-30 centímetros es esencial para una invernada exitosa.

Durante la invernada, la planta entra en estado de latencia. Las partes sobre el suelo parecen morir, pero el rizoma, el corazón de la planta, permanece vivo bajo la cubierta protectora. Es importante no quitar la cubierta de invierno demasiado pronto en la primavera. Espere hasta que el peligro de heladas severas haya pasado finalmente, porque una helada tardía puede causar graves daños a los brotes tiernos recién emergidos. El material de cobertura debe retirarse gradualmente, en varios pasos, para dar tiempo a la planta a acostumbrarse a las condiciones cambiantes.

En el caso de plantas más viejas, de 3 a 4 años, el rendimiento puede disminuir y la planta puede volverse senescente. Es entonces cuando se necesita un rejuvenecimiento, que se puede lograr mediante la división. A principios de la primavera, después de quitar la cubierta de invierno, use una pala afilada para separar uno o más brotes laterales de la planta principal, junto con una parte del sistema radicular. Estas nuevas plantas, o «hijuelos», deben plantarse lejos de su ubicación original, en un suelo bien preparado y rico en nutrientes. Este método no solo sirve para renovar el stock de plantas, sino que también es la forma más fácil de propagar alcachofas.

Después de la división, la planta madre restante también cobra nueva fuerza. La intervención estimula la formación de nuevos brotes y puede producir una cosecha abundante nuevamente en la siguiente temporada. Y de los hijuelos divididos, se desarrollarán plantas fuertes y fructíferas en uno o dos años. Una invernada profesional y una división realizada a intervalos regulares son la clave para mantener nuestro stock de alcachofas sano, productivo y el orgullo de nuestro jardín durante muchos años, proporcionándonos esta verdura especial y sabrosa año tras año.

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