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Enfermedades y plagas del almendro de flor

Daria · 07.02.2025.

El almendro de flor, también conocido como almendro enano, es una de las joyas más encantadoras de los jardines de primavera, anunciando el renacimiento de la naturaleza con sus exuberantes flores rosadas. Sin embargo, para que esta belleza se repita año tras año, es esencial mantener la salud de la planta y proporcionarle una protección fitosanitaria adecuada. Desafortunadamente, el almendro de flor, como muchos otros miembros del género Prunus, es susceptible a ciertas enfermedades y plagas que pueden causar daños significativos al follaje, las flores e incluso pueden llevar a la muerte completa de la planta. Por lo tanto, es crucial que un jardinero consciente conozca estas amenazas y reconozca los síntomas a tiempo para una intervención efectiva.

La base de la protección de las plantas es la prevención, que incluye la selección del lugar de cultivo adecuado, la poda correcta y un suministro equilibrado de nutrientes. Una planta fuerte y en buen estado es mucho más resistente a los patógenos y las plagas que una debilitada y estresada. La lucha contra las enfermedades y las plagas no se trata solo de fumigar, sino que es parte de un proceso de cuidado complejo y bien pensado que acompaña a la planta durante todo el año. La inspección regular y el examen minucioso de las hojas y ramas son clave para identificar los problemas en una etapa temprana. En este artículo, detallaremos los patógenos y plagas más comunes que amenazan al almendro de flor, así como los métodos de control más efectivos.

La aparición de patógenos y plagas a menudo está relacionada con las condiciones climáticas; una primavera fresca y lluviosa, por ejemplo, favorece la propagación de infecciones fúngicas. Para el almendro de flor, el período más crítico es la floración, ya que muchos patógenos pueden entrar fácilmente en los tejidos de la planta a través de las flores abiertas. Las plagas, como los pulgones, no solo causan daño directo al chupar la savia, sino que también juegan un papel activo en la propagación de enfermedades. Por esta razón, un enfoque de protección integrada de plantas es esencial, que aplica de manera coordinada métodos biológicos, agrotécnicos y, si es necesario, químicos.

Por lo tanto, una protección exitosa de las plantas se basa en el conocimiento: necesitamos saber qué buscar, cuándo y cómo intervenir para proteger la salud de la planta. Hacer el diagnóstico correcto es el primer y más importante paso, ya que solo así podemos elegir la estrategia de control más específica y efectiva. A continuación, analizaremos en detalle los problemas más comunes para que cada propietario de un almendro de flor pueda enfrentar los desafíos preparado y disfrutar del adorno floreciente de su jardín durante mucho tiempo. Con este conocimiento, el jardinero puede tomar decisiones con confianza que contribuyen a la vitalidad a largo plazo de la planta.

Enfermedades fúngicas: el enemigo invisible

Una de las enfermedades más destructivas y comunes del almendro de flor es la moniliosis o podredumbre parda de las flores y ramitas, causada por el hongo Monilinia laxa. La infección suele ocurrir durante la floración, especialmente en climas frescos, húmedos y lluviosos, cuando el patógeno entra en la planta a través del estigma. Los síntomas son dramáticos y aparecen rápidamente: las flores se marchitan de repente, se vuelven marrones y luego se secan, pero permanecen en la planta como si hubieran sido quemadas por el fuego. La infección se propaga rápidamente desde el pedúnculo floral a los brotes jóvenes y ramitas, que también se marchitan, se vuelven marrones y mueren, a menudo con una característica curvatura de las puntas de las ramas.

La clave del control es la prevención, que incluye la eliminación y destrucción inmediata de las partes de la planta infectadas. La poda debe realizarse al menos 10-15 centímetros en la parte sana para asegurar que también se elimine cualquier micelio fúngico ya presente en los tejidos. Se recomienda desinfectar las tijeras de podar después de cada corte, por ejemplo con alcohol desnaturalizado, para evitar la propagación del patógeno. Como control químico, un tratamiento de invierno con productos a base de cobre o azufre es esencial para reducir el hongo que inverna en las grietas de la corteza, y vale la pena repetirlo antes y después de la floración con fungicidas específicos.

Otra enfermedad fúngica significativa es la perdigonada o cribado, causada por el hongo Stigmina carpophila. Los primeros signos de infección son pequeñas manchas de 1-3 mm de diámetro, de color marrón rojizo con bordes afilados que aparecen en las hojas. Más tarde, el centro de estas manchas se necrosa y se cae, dejando agujeros característicos que se asemejan a perdigonazos en la hoja, de ahí el nombre de la enfermedad. En infecciones graves, las hojas se vuelven amarillas y caen prematuramente, lo que reduce la superficie de asimilación de la planta y conduce a un declive general, afectando también la floración del año siguiente.

El control de la perdigonada también se basa en la prevención. La recolección y destrucción de las hojas en otoño es crucial, ya que el patógeno inverna en las hojas caídas y reinfecta la planta desde allí en la primavera. Una poda de primavera adecuada, que asegure una copa aireada, también reduce la posibilidad de infección, ya que el follaje que se seca rápidamente no es favorable para el hongo. El control químico comienza con un tratamiento de invierno a base de cobre, que puede ser seguido por pulverizaciones repetidas durante la temporada de crecimiento cuando aparecen los síntomas, especialmente en períodos lluviosos.

Ataque de plagas: plagas chupadoras y masticadoras

El almendro de flor es atacado fácilmente por varias especies de pulgones (Aphididae), que aparecen en grandes cantidades en los brotes frescos y tiernos y en las hojas en primavera. Estos pequeños insectos, generalmente de color verde o negro, chupan la savia de la planta, lo que hace que las hojas se distorsionen, se enrollen y se pongan amarillas, y el crecimiento de los brotes se ralentiza o se detiene. Además de su alimentación, causan daños secundarios al excretar melaza, que cubre las hojas, y sobre esta capa pegajosa crece la negrilla, inhibiendo la fotosíntesis. Además, los pulgones también pueden transmitir numerosos virus.

Para el control de los pulgones, la detección temprana es importante, por lo que se deben inspeccionar regularmente las puntas de los brotes y el envés de las hojas. Para infestaciones menores, puede ser suficiente aplastar o cortar las puntas de los brotes infestados o lavar la planta con un chorro fuerte de agua. Como parte del control biológico, fomente el establecimiento de enemigos naturales como mariquitas, sírfidos y crisopas en el jardín. Para infestaciones graves, puede usar insecticidas de origen vegetal (por ejemplo, aceite de naranja, aceite de neem) o sistémicos, pero siempre considere la protección de las abejas y realice la pulverización en las primeras horas de la mañana o en la noche.

Las cochinillas (Coccoidea) representan otro grupo insidioso de plagas que colonizan las partes leñosas del almendro de flor, en las ramas y el tronco. Estos insectos viven bajo un escudo ceroso que los protege de las influencias externas y de la mayoría de los pesticidas. Al chupar la savia, debilitan continuamente la planta, lo que puede llevar al amarillamiento del follaje, la detención del crecimiento y, en casos graves, la muerte de ramas o incluso de toda la planta. Su presencia a menudo solo se nota cuando ya han formado grandes colonias y el daño es visible.

La forma más efectiva de combatir las cochinillas es la prevención, que implica la aplicación de un aceite de invierno a finales del invierno o principios de la primavera. Este tratamiento cubre y asfixia las larvas y huevos de cochinillas que invernan. Durante la temporada de crecimiento, el control es más difícil debido al escudo protector; la mayor posibilidad de intervención exitosa es durante la etapa de «crawler» (larvas móviles), cuando las larvas jóvenes y sin escudo se mueven. Este período se puede monitorear colocando trampas amarillas pegajosas. Para el control químico, se necesitan insecticidas sistémicos que puedan entrar en el torrente de savia de la planta.

Factores bacterianos y otros patógenos

Además de las enfermedades fúngicas, las infecciones bacterianas también pueden representar un problema grave para el almendro de flor, especialmente el cancro bacteriano, causado por la bacteria Pseudomonas syringae. Este patógeno entra en la planta a través de heridas (por ejemplo, cortes de poda, daños por heladas), principalmente en climas frescos y húmedos. Los síntomas incluyen manchas oscuras y hundidas y cancros en las ramas, a menudo con exudación de goma. La infección bloquea el sistema vascular, lo que lleva al marchitamiento y muerte de las partes de la rama por encima del cancro, de forma similar a los síntomas de la moniliosis.

La base para el control de las infecciones bacterianas es la prevención. Evite herir la planta, realice la poda en tiempo seco y selle las superficies de corte más grandes con un sellador de heridas para evitar la entrada de patógenos. Un tratamiento de invierno a base de cobre antes de la brotación es efectivo no solo contra los hongos sino también contra las bacterias, reduciendo la población invernante. En caso de una infección establecida, las partes de la rama enfermas deben cortarse bien dentro de la madera sana, al menos 20-30 centímetros por debajo de los síntomas, y destruirse, y las tijeras de podar deben desinfectarse continuamente.

Es importante mencionar el fenómeno de la gomosis, que no es una enfermedad en sí misma sino un síntoma, la respuesta de la planta al estrés. Esta sustancia amarillenta, de color ámbar y pegajosa es producida por la planta en el sitio de diversas lesiones, como daños mecánicos, perforaciones de insectos, grietas por heladas o infecciones fúngicas y bacterianas. La gomosis es, por lo tanto, un sistema de alerta importante que llama la atención sobre un problema con la planta. El diagnóstico preciso de la causa subyacente es esencial para elegir el tratamiento adecuado, que puede ser la eliminación de las partes infectadas o el control de las plagas.

Además de las enfermedades, no se debe olvidar el estrés causado por factores abióticos, es decir, factores ambientales no vivos, que también pueden producir síntomas similares a los de las enfermedades. Estos pueden incluir un riego inadecuado (exceso de agua o sequía), deficiencias de nutrientes (por ejemplo, clorosis férrica, que se manifiesta como hojas amarillentas con venas verdes), compactación excesiva del suelo o grietas por heladas en la corteza. Estos factores de estrés no solo dañan directamente la planta, sino que también la debilitan, haciéndola más susceptible a infecciones secundarias y ataques de patógenos y plagas.

La práctica del manejo integrado de plagas

El manejo integrado de plagas es un enfoque complejo que tiene como objetivo mantener la salud del almendro de flor de una manera sostenible a largo plazo, con énfasis en la prevención. El primer y más importante paso es seleccionar y plantar la planta adecuada. Busque material vegetal sano y fuerte de un vivero de confianza y proporciónale un lugar adecuado en el jardín que satisfaga sus necesidades: una posición soleada y aireada y un suelo con buen drenaje. La profundidad de plantación correcta y la preparación adecuada del suelo sientan las bases para el futuro crecimiento vigoroso y la resistencia de la planta.

La poda es uno de los procedimientos agrotécnicos más importantes en la protección de las plantas. Durante la poda de finales de invierno o principios de primavera, no solo damos forma a la planta, sino que también eliminamos las ramas muertas, enfermas, dañadas o que se cruzan. Esto elimina las fuentes potenciales de infección y crea una copa aireada y abierta. Una buena circulación de aire asegura que el follaje se seque rápidamente después de la lluvia o el riego, lo que reduce significativamente el riesgo de infecciones fúngicas como la moniliosis o la perdigonada. Utilice siempre herramientas afiladas y limpias para la poda.

Un tratamiento de invierno es un pilar del control integrado para los frutales de hueso, incluido el almendro de flor. La pulverización en un día suave y sin heladas antes de la brotación tiene como objetivo destruir los patógenos (esporas de hongos, bacterias) y plagas (huevos, larvas) que invernan en las grietas de la corteza y debajo de las escamas de las yemas. Para este propósito, utilizamos con mayor frecuencia productos a base de cobre o azufre, o aceites hortícolas, o una combinación de ellos. Esta única intervención puede reducir drásticamente la presión de la infección en primavera, proporcionando un comienzo saludable para la planta.

La protección química de las plantas siempre debe ser el último recurso cuando los métodos preventivos y agrotécnicos resultan insuficientes. Si es necesario pulverizar, elija un producto específico para el problema, respetuoso con el medio ambiente, y siga estrictamente las instrucciones de uso en cuanto a dosis, momento de la pulverización y normas de salud laboral. Para proteger a las abejas, nunca pulverice las plantas en flor durante el día; siempre programe el tratamiento para la madrugada o el anochecer. El uso de pesticidas biológicos y el fomento de los enemigos naturales también son una parte importante de la jardinería sostenible.

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