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Cuidados de la dimorfoteca

Daria · 03.03.2025.

La dimorfoteca, esta belleza resplandeciente originaria de Sudáfrica, es con razón una elección popular entre los amantes de los jardines soleados. Sus flores vibrantes, parecidas a las margaritas, se exhiben en tonos de naranja, amarillo, salmón y blanco, a menudo con un centro más oscuro, aportando una verdadera mancha de color a cualquier arriate o maceta. Para que estas maravillosas plantas brillen en todo su esplendor, merece la pena conocer y asegurarles las condiciones óptimas de cuidado. Desde la elección del lugar de cultivo adecuado, pasando por el riego correcto, hasta la protección contra plagas, cada pequeño detalle puede contribuir a que nos recompensen con una floración prolongada en nuestro jardín. El cultivo de esta impresionante planta no es excesivamente complicado, pero la adquisición de algunos conocimientos básicos es esencial para obtener una floración abundante y mantener la salud de la planta.

Presentación de la dimorfoteca

La dimorfoteca, con su nombre botánico Dimorphotheca sinuata, es una especie de planta de la familia Asteraceae, originaria de las regiones soleadas y áridas de Sudáfrica. A menudo se la conoce también como margarita del Cabo o simplemente flor del sol, aludiendo a su naturaleza amante de la luz y a sus flores brillantes. Conocer su hábitat original es crucial para un cultivo exitoso, ya que nos ayuda a comprender sus necesidades fundamentales, como la atracción por el sol abundante y los suelos bien drenados. Su valor como planta ornamental es indiscutible, ya que con pocos cuidados puede ofrecer un espectáculo impresionante, atrayendo a los insectos polinizadores y animando la atmósfera del jardín.

Morfológicamente, la dimorfoteca es una planta de porte bajo a medio, con un crecimiento arbustivo, que suele alcanzar una altura de entre 15 y 30 centímetros, aunque algunas variedades pueden crecer más. Las hojas son simples, alargadas, a menudo lobuladas o con bordes dentados, y su color varía del verde claro al verde oscuro. Las flores forman inflorescencias en forma de capítulo, que pueden alcanzar un diámetro de 5-7 centímetros; las flores liguladas son de colores vivos –generalmente naranjas, amarillas, de color albaricoque o blancas–, mientras que las flores tubulosas del centro de la inflorescencia son más oscuras, a menudo marrones o violáceas, formando un centro contrastante. Es interesante que las cabezas florales se abren completamente en tiempo soleado, mientras que con tiempo nublado o por la noche se cierran, siguiendo el movimiento del sol.

En cuanto a sus hábitos de crecimiento, la dimorfoteca se cultiva generalmente como planta anual en los jardines de zonas de clima templado, ya que no tolera bien las heladas. Sin embargo, en su hábitat original de Sudáfrica, en inviernos suaves y sin heladas, puede comportarse también como una planta perenne de corta vida. Su ciclo de vida típico en la zona templada dura desde la siembra primaveral o la plantación de plántulas, pasando por la abundante floración estival y de principios de otoño, hasta las primeras heladas serias. Tiene una tasa de crecimiento extremadamente rápida, por lo que en poco tiempo puede formar atractivos cojines llenos de flores en el jardín.

Su importancia y uso hortícola son muy variados, gracias a sus colores vivos, su largo período de floración y sus requisitos de cuidado relativamente bajos. Es excelente para decorar borduras, macizos de flores, rocallas y otras zonas soleadas del jardín. Plantada en grupos, forma una impresionante mancha de color, pero también se desarrolla muy bien en jardineras de balcón y otros recipientes de jardín. Desempeña un papel importante en la atracción de insectos polinizadores, como abejas y mariposas, contribuyendo así al equilibrio ecológico del jardín. Debido a su tolerancia a la sequía, se está convirtiendo en una opción cada vez más popular también en los jardines de bajo consumo de agua (xerojardinería).

Elección del lugar de cultivo adecuado

Para la dimorfoteca, el factor más importante es la abundante luz solar, ya que incluso su nombre sugiere su afinidad por la luz. Necesita al menos de seis a ocho horas de sol directo al día para florecer abundantemente y desarrollarse de forma saludable. En lugares más sombreados, la planta se ahila, desarrolla tallos más débiles y la floración es escasa o nula. La intensidad de la luz también afecta directamente a la viveza de los colores de las flores; cuanta más luz solar reciba, más brillantes e intensos serán los colores.

En cuanto al tipo de suelo, la dimorfoteca prefiere los suelos bien drenados y de estructura suelta. Lo ideal para ella son los suelos arenosos o francos que no retienen el exceso de agua, previniendo así la pudrición de las raíces. Deben evitarse los suelos pesados, arcillosos y compactos donde el agua pueda estancarse alrededor de las raíces, especialmente en períodos lluviosos o en caso de riego excesivo. Para mejorar la estructura del suelo, se recomienda incorporar compost u otra materia orgánica antes de la plantación, lo que aumenta la permeabilidad y enriquece el suelo con nutrientes.

La acidez del suelo, es decir, el valor del pH, también influye en el crecimiento óptimo de la dimorfoteca. Generalmente, prefiere un pH neutro o ligeramente ácido (pH 6,0-7,0). Antes de plantar, sería conveniente comprobar el pH del suelo del jardín con una prueba sencilla. Si el suelo es demasiado ácido o demasiado alcalino, el pH puede corregirse con las enmiendas adecuadas, aunque la dimorfoteca es relativamente tolerante en este aspecto y puede crecer satisfactoriamente en un amplio rango de pH si se cumplen las demás condiciones.

Al elegir el lugar de cultivo, también hay que tener en cuenta la protección contra el viento y una buena circulación del aire. Aunque la planta es generalmente resistente, el viento fuerte y huracanado puede dañar los tallos y las flores más frágiles. Sin embargo, cierto movimiento de aire es beneficioso, ya que ayuda a prevenir enfermedades fúngicas al mantener el follaje seco. Por lo tanto, es aconsejable buscar un lugar soleado, protegido de los vientos fuertes, pero donde el aire pueda circular libremente entre las plantas y donde sus colores vivos se aprecien visualmente.

Secretos de la plantación

El momento más favorable para plantar la dimorfoteca es después de que hayan pasado las últimas heladas primaverales, cuando el suelo se haya calentado lo suficiente. Las semillas se pueden sembrar directamente al aire libre, pero para una floración más temprana es mejor cultivar plántulas en interior, a finales de febrero o en marzo. La ventaja de la siembra directa es la simplicidad, mientras que el cultivo de plántulas permite que las plantas se fortalezcan antes del trasplante. Antes de plantar, el suelo debe trabajarse a fondo, eliminarse las malas hierbas y, si es necesario, mejorar su estructura con compost.

Al sembrar, las semillas se cubren solo con una fina capa de tierra, de aproximadamente 0,5-1 cm de profundidad. La distancia ideal entre semillas es de unos 15-20 cm, para que las plantas adultas tengan suficiente espacio para crecer. Para la germinación, necesitan calor, una temperatura de entre 18 y 21 grados Celsius, y un suelo moderadamente húmedo. La germinación suele durar entre 7 y 14 días, tiempo durante el cual es importante asegurar una humedad constante del suelo, pero evitando el riego excesivo. Para una distribución uniforme de las semillas, estas se pueden mezclar con un poco de arena antes de la siembra.

Si se opta por el cultivo de plántulas, las plantas jóvenes deben aclimatarse gradualmente a las condiciones exteriores antes del trasplante; este proceso se llama endurecimiento. Aproximadamente una semana antes del trasplante previsto, se empieza a sacar las plántulas al exterior durante unas horas al día, aumentando gradualmente la duración y la exposición al sol. Al trasplantar las plántulas, hay que tener cuidado de no dañar las raíces y respetar la distancia mencionada anteriormente de 15-20 cm. Después del trasplante, las plantas se riegan bien para que la tierra se asiente alrededor de las raíces.

En el caso del cultivo en recipientes, se elige una maceta de tamaño adecuado, con un diámetro y una profundidad de al menos 15-20 cm, para asegurar suficiente espacio para el desarrollo de las raíces. El fondo de la maceta debe tener obligatoriamente orificios de drenaje para que el exceso de agua pueda escurrir. Se utiliza un sustrato de buena calidad, de estructura suelta, específico para plantas anuales con flor, o se mezcla tierra universal para flores con arena y perlita para un mejor drenaje. Las plantas en recipientes deben regarse más a menudo que las del jardín, especialmente en tiempo cálido y seco.

Requisitos de luz y condiciones de temperatura

La dimorfoteca es una planta extremadamente amante de la luz, lo cual no es sorprendente, dado que es originaria de los paisajes soleados de Sudáfrica. La luz solar directa y abundante es esencial para la apertura de las flores y el desarrollo saludable de la planta. Las flores se abren característicamente solo a pleno sol, mientras que en tiempo nublado, lluvioso o por la noche se cierran. Este comportamiento fototrópico, es decir, la reacción a la luz, es una de las características más distintivas de la planta y contribuye a que siempre pueda atraer a los polinizadores en las condiciones más óptimas.

El rango de temperatura ideal para la dimorfoteca es el clima cálido y veraniego. Tolera bien el calor y se desarrolla mejor a temperaturas entre 20 y 30 grados Celsius. Sin embargo, el calor excesivo y prolongado, por encima de los 35 grados Celsius, puede causar estrés a la planta, lo que puede llevar a una reducción de la floración, especialmente si no recibe suficiente humedad. Las bajas temperaturas y las heladas, por otro lado, las tolera muy mal, por lo que en la zona templada se cultiva como planta anual.

Debido a su sensibilidad a las heladas, es extremadamente importante plantar la dimorfoteca al aire libre solo después de que haya pasado el peligro de las heladas primaverales. Incluso las heladas débiles pueden dañar el follaje y las flores, y las temperaturas negativas más serias pueden causar la muerte de la planta. Precisamente por eso, en las regiones de clima más frío, a menudo se plantan plántulas precultivadas o las semillas se siembran recién en mayo. Conviene prestar atención también a los microclimas del jardín; por ejemplo, una ubicación orientada al sur, protegida por un muro, puede proporcionar un ambiente más cálido.

La temperatura también juega un papel importante en la germinación de las semillas y el desarrollo de las plántulas jóvenes. La temperatura óptima del suelo para la germinación de las semillas está entre 18 y 21 grados Celsius. Si el suelo está demasiado frío, la germinación puede retrasarse o incluso no producirse. Para las plantas jóvenes, el ambiente cálido, pero no abrasador, es el más favorable en la fase inicial de crecimiento. Las fluctuaciones bruscas de temperatura pueden estresar a las plántulas tiernas, por lo que es importante asegurar un ambiente cálido y equilibrado.

El arte del riego

Al regar la dimorfoteca, es importante encontrar un equilibrio entre proporcionar humedad y respetar la tolerancia de la planta a la sequía. Dado que su hábitat original se caracteriza por zonas áridas y semidesérticas, se considera una planta moderadamente tolerante a la sequía, lo que significa que tolera mejor los períodos cortos de sequía que el exceso de humedad. El riego excesivo es uno de los errores más comunes en su cuidado, pudiendo provocar la pudrición de las raíces y otras enfermedades fúngicas. Por ello, son fundamentales un suelo bien drenado y una práctica de riego prudente.

Cuándo es necesario regar se puede determinar más fácilmente comprobando la humedad del suelo. Introduce el dedo unos 2-3 centímetros en el suelo; si está seco, es hora de regar. La frecuencia del riego depende en gran medida de las condiciones meteorológicas, el tipo de suelo y si la planta crece en el jardín o en una maceta. En los días calurosos y secos de verano, puede ser necesario regar con más frecuencia, mientras que en períodos más frescos y nublados, con menos frecuencia. La propia planta también puede dar señales de sed: las hojas pueden empezar a marchitarse ligeramente, pero no se debe esperar a que esto ocurra regularmente.

Desde el punto de vista de la técnica de riego, un riego profundo pero menos frecuente es más beneficioso que riegos superficiales y frecuentes. El riego profundo anima a las raíces a penetrar más profundamente en el suelo, haciendo que la planta sea más resistente a la sequía. Riega directamente en la base de la planta para que el agua llegue a la zona radicular y evita mojar innecesariamente el follaje, especialmente por la noche, ya que esto puede favorecer el desarrollo de enfermedades fúngicas. El mejor momento para regar es temprano por la mañana, para que las hojas tengan tiempo de secarse durante el día y las pérdidas por evaporación sean mínimas.

Las necesidades de agua de las dimorfotecas cultivadas en recipientes difieren de las de las plantas del jardín. La tierra de las macetas y jardineras se seca más rápidamente, especialmente en lugares soleados y ventosos, por lo que estas plantas deben regarse con más frecuencia, a veces incluso a diario, durante el calor del verano. Sin embargo, es importante que los orificios de drenaje del fondo de la maceta permanezcan libres y que la maceta no permanezca en agua estancada, ya que esto también puede provocar la pudrición de las raíces. El riego de las plantas eventualmente invernadas debe reducirse significativamente en invierno, recibiendo solo la cantidad de agua necesaria para que la tierra no se seque por completo.

Fertilización y aporte de nutrientes

La dimorfoteca generalmente no se encuentra entre las plantas especialmente exigentes en cuanto a nutrientes, por lo que la fertilización debe realizarse con moderación. Un aporte excesivo de nutrientes, especialmente de fertilizantes con alto contenido de nitrógeno, puede causar más daño que beneficio. El nitrógeno abundante puede estimular un fuerte crecimiento vegetativo, es decir, la planta desarrolla muchas hojas y brotes, pero en detrimento de la floración, produciendo menos flores y menos coloridas. Por ello, la moderación es la palabra clave en lo que respecta a la fertilización.

La mejor solución es asegurar un contenido adecuado de nutrientes en el suelo incluso antes de la plantación. La incorporación de compost maduro o estiércol bien descompuesto en el suelo antes de la plantación suele proporcionar suficientes nutrientes a la planta durante todo el período de vegetación. Estas materias orgánicas se descomponen lentamente, suministrando a la planta los macro y microelementos necesarios de forma gradual y equilibrada, al tiempo que mejoran la estructura del suelo y su capacidad de retención de agua.

Si el suelo es especialmente pobre o si la intensidad de la floración de la planta está por debajo de las expectativas, se puede considerar la fertilización suplementaria. En este caso, se elige un fertilizante líquido con bajo contenido de nitrógeno y mayor contenido de fósforo y potasio, especialmente formulado para plantas con flor. El fósforo estimula una floración abundante y el desarrollo de las raíces, mientras que el potasio aumenta la resistencia de la planta. La fertilización se puede realizar durante el período de vegetación, desde el inicio de la floración, a intervalos de 2-4 semanas, siguiendo las instrucciones del envase del producto, pero siempre se prefiere una solución más diluida.

Es importante observar las reacciones de la planta y reconocer los signos de deficiencia o exceso de nutrientes. Las hojas amarillentas (especialmente las inferiores), el crecimiento lento o la floración escasa pueden indicar una deficiencia de nutrientes. Por el contrario, un follaje excesivamente exuberante, de un verde oscuro, con pocas flores, sugiere un exceso de nitrógeno. Tras establecer un diagnóstico correcto, se puede corregir el aporte de nutrientes de forma selectiva. En general, sin embargo, en el caso de la dimorfoteca, el principio de «menos es a veces más» suele ser válido en lo que respecta a la fertilización.

Poda y eliminación de flores marchitas

La eliminación regular de las flores marchitas, también conocida como «deadheading», es crucial para mantener una floración continua y abundante de la dimorfoteca. Cuando una flor se marchita y comienza a formar semillas, la planta dirige gran parte de su energía a este proceso en lugar de desarrollar nuevas flores. Al eliminar las flores marchitas, «engañamos» a la planta, animándola a producir más flores, prolongando así el período de floración, a menudo hasta las primeras heladas. Además, la eliminación de las flores marchitas también mejora el aspecto estético de la planta, haciéndola más ordenada y cuidada.

La técnica para eliminar las flores marchitas es sencilla: la flor marchita, junto con el tallo floral, se corta o se pellizca hasta la primera hoja sana o ramificación. Esta operación se puede realizar con unas tijeras de podar afiladas y limpias o incluso con los dedos. Es importante no eliminar solo los pétalos, sino toda la cabeza floral con parte del tallo, para evitar la formación de la cápsula de semillas. Esta tarea debe realizarse regularmente, al menos una o dos veces por semana, inspeccionando las plantas en busca de partes marchitas.

En el caso de las plántulas jóvenes de dimorfoteca, el pinzado de los brotes apicales puede fomentar una forma de crecimiento más arbustiva y densa. Cuando la planta joven alcanza una altura de unos 10-15 cm y ya ha desarrollado algunos pares de hojas verdaderas, el extremo del brote principal se puede pellizcar con cuidado. Esto anima a la planta a desarrollar brotes laterales, lo que da como resultado un arbusto más denso y compacto que, en última instancia, producirá más flores. Esta operación solo debe realizarse al principio del período de crecimiento, antes del inicio de la floración.

Puede ser necesaria una poda ligera si la planta se alarga, se pela en la base o si la floración disminuye a mediados de temporada. En este caso, parte de los tallos se pueden cortar aproximadamente a la mitad de su longitud, lo que puede estimular la formación de nuevos brotes y flores, revitalizando la planta. Sin embargo, se debe evitar la poda drástica, especialmente durante el calor del verano, ya que puede estresar a la planta. Al final de la temporada, después de las primeras heladas, los restos vegetales muertos deben eliminarse del jardín para mantener la higiene y evitar la invernada de plagas y enfermedades para el año siguiente.

Estrategias de hibernación

La dimorfoteca es originaria de climas cálidos, por lo que generalmente no sobrevive a los inviernos de la zona templada al aire libre. Por esta razón, la mayoría de los jardineros la tratan como una planta anual y siembran nuevas semillas o plantan plántulas cada primavera. En las regiones donde los inviernos son suaves y sin heladas (por ejemplo, algunas partes del sur de Europa o los estados del sur de EE. UU.), la dimorfoteca también puede comportarse como una planta perenne de corta vida y florecer durante varios años. En climas más fríos, la invernada puede ser un desafío y requiere una cuidadosa consideración para ver si el esfuerzo merece la pena.

Si, a pesar de todo, se intenta la invernada, las plantas cultivadas en macetas tienen las mayores posibilidades de éxito. Antes de las primeras heladas, las plantas en maceta deben trasladarse a un lugar luminoso, fresco, pero libre de heladas, por ejemplo, un invernadero sin calefacción, un jardín de invierno o un alféizar luminoso en una habitación fresca. La temperatura ideal para la invernada está entre 5 y 10 grados Celsius. Durante este período, la planta entra en reposo vegetativo, por lo que el riego debe reducirse al mínimo, lo justo para que la tierra no se seque por completo. La fertilización no es necesaria en este momento.

Otro método posible de invernada es el enraizamiento de esquejes. A finales del verano o principios del otoño, antes de que lleguen las heladas, se pueden cortar esquejes de los ápices de los brotes sanos y sin flores. A los esquejes de unos 8-10 cm de largo se les quitan las hojas inferiores, luego la superficie cortada se puede sumergir en hormona de enraizamiento (aunque esto no siempre es necesario) y se plantan en un sustrato húmedo y suelto (por ejemplo, una mezcla de perlita y turba). Los esquejes se mantienen en un lugar cálido y luminoso y se asegura una alta humedad ambiental (por ejemplo, cubriéndolos con una lámina transparente). Los esquejes enraizados se pueden plantar al aire libre en primavera. Este método es ventajoso porque se comienza la siguiente temporada con plantas jóvenes y vigorosas.

Por supuesto, la estrategia de «invernada» más sencilla y extendida es la recolección y conservación de semillas. Las semillas que se desarrollan a partir de las flores marchitas se dejan madurar en la planta, luego se recolectan en tiempo seco y soleado, antes de que las cápsulas se abran y las semillas se dispersen. Las semillas se secan bien, luego se guardan en un sobre de papel o en un recipiente hermético, en un lugar fresco, oscuro y seco, hasta la siembra de la primavera siguiente. Así, nos aseguramos de que también el año que viene podremos disfrutar del esplendor de estas maravillosas flores. En algunas zonas de clima más suave, la planta puede auto-sembrarse, y en la primavera siguiente pueden aparecer nuevas plántulas.

Plagas y enfermedades: prevención y control

Aunque la dimorfoteca se considera generalmente una planta resistente, ocasionalmente puede ser atacada por ciertas plagas. Los problemas más comunes pueden ser causados por pulgones, arañas rojas y trips. Los pulgones son pequeños insectos, verdes o negros, que chupan la savia de los brotes tiernos y del envés de las hojas, debilitando la planta y excretando una sustancia pegajosa llamada melaza, que puede favorecer la aparición de negrilla. Las arañas rojas son pequeñas criaturas, parecidas a las arañas, que tejen una fina telaraña en las hojas y, al chupar la savia, provocan el amarilleo y la caída de las hojas, especialmente en tiempo seco y cálido. Los trips son pequeños insectos voladores que dañan los pétalos de las flores y las hojas, causando manchas plateadas y deformaciones. Para la detección temprana de la presencia de plagas, es necesario inspeccionar regularmente las plantas, especialmente el envés de las hojas y los capullos florales.

En el control de plagas, es aconsejable dar prioridad a los métodos ecológicos. En caso de infestaciones menores de pulgones, puede ser suficiente lavarlos de la planta con un chorro fuerte de agua o pulverizar con agua jabonosa (por ejemplo, una solución de jabón potásico). Contra las arañas rojas, aumentar la humedad ambiental (por ejemplo, pulverizando las plantas) puede ayudar, ya que estas plagas prefieren las condiciones secas. Los productos a base de aceite de neem también pueden ser eficaces contra pulgones, arañas rojas e incluso trips, siendo al mismo tiempo relativamente suaves con los insectos beneficiosos. En caso de infestaciones más graves, si los métodos biológicos no resultan suficientes, puede ser necesario el uso de insecticidas específicos, pero siempre deben utilizarse con precaución y siguiendo las instrucciones de uso.

La dimorfoteca es atacada por relativamente pocas enfermedades, pero las condiciones de cultivo inadecuadas pueden favorecer la aparición de ciertos problemas. Los problemas más comunes pueden ser causados por enfermedades fúngicas, como el damping-off (mal del vivero), el oídio, el mildiu o la pudrición de raíces y tallos. Estas enfermedades suelen aparecer como resultado de una humedad excesiva, una mala circulación del aire, una plantación demasiado densa o agua estancada. El damping-off afecta a las plántulas jóvenes, el oídio forma una capa blanca y polvorienta en las hojas, el mildiu causa manchas amarillentas y un moho grisáceo en el envés de las hojas, mientras que la pudrición de las raíces provoca el marchitamiento y la muerte de la planta.

Para la prevención de enfermedades, lo más importante es asegurar unas condiciones de cultivo adecuadas: suelo bien drenado, espaciamiento adecuado entre plantas para una buena circulación del aire, riego por la mañana en la base de la planta y evitar mojar innecesariamente el follaje. También es importante mantener la higiene del jardín, por ejemplo, eliminando los restos vegetales muertos y aplicando la rotación de cultivos. Si, a pesar de todo, aparece alguna enfermedad fúngica, el primer paso es eliminar y destruir las partes infectadas de la planta. En casos más leves, los fungicidas a base de cobre o azufre pueden ayudar, y en caso de infecciones más graves, puede ser necesario el uso de fungicidas específicos. Si es posible, elige variedades más resistentes a las enfermedades.

Asociación en el jardín: combinaciones armoniosas de plantas

La dimorfoteca, con sus colores vivos y su naturaleza amante del sol, se asocia excelentemente con otras plantas de requisitos similares, permitiendo crear zonas de jardín variadas y de floración prolongada. Al elegir las plantas de compañía, el criterio principal es que también prefieran el pleno sol, el suelo bien drenado y el riego moderado. Es importante tener en cuenta también el tamaño adulto de las plantas, su porte y el período de floración, para crear una composición armoniosa y estéticamente agradable que ofrezca algo de interés durante toda la temporada.

Excelentes plantas de compañía para la dimorfoteca pueden ser otras flores anuales o perennes, también tolerantes a la sequía y amantes del sol. Se combina muy bien, por ejemplo, con la gazania (Gazania), la verbena (Verbena), la portulaca (Portulaca grandiflora), diversas gramíneas ornamentales, la salvia azul (Salvia farinacea) o el cosmos (Cosmos bipinnatus). Estas plantas no solo tienen requisitos ambientales similares, sino que con sus diferentes alturas, texturas de hojas y formas de flores pueden crear contrastes interesantes y un efecto visual espectacular. Las plantas con follaje grisáceo o plateado, como la cineraria (Senecio cineraria) o la lavanda, también realzan excelentemente los colores vivos de la dimorfoteca.

La dimorfoteca se puede utilizar de forma versátil en el diseño de jardines. Las variedades más bajas son ideales para el primer plano de las borduras, a lo largo de los senderos o en los rincones soleados de las rocallas. Plantadas en grupos, forman una impresionante mancha de color, llenando los espacios vacíos en los macizos más grandes. Sus flores de color naranja, amarillo o salmón vivo sirven como excelentes puntos focales, pero también se integran bien en los macizos de flores con esquemas de colores cálidos. Combinando las diferentes variedades de colores, se puede lograr un efecto alegre y juguetón. Es importante prestar atención también al contraste del follaje; las texturas más finas de las gramíneas ornamentales o las hojas más grandes de las plantas perennes pueden complementar bien las hojas más simples de la dimorfoteca.

Evita asociarla con plantas que tengan requisitos significativamente diferentes, por ejemplo, especies amantes de la sombra o que necesiten mucha agua, ya que estas o bien ahogarían a la dimorfoteca o no se sentirían bien en su ambiente soleado y más seco. Asegúrate también de que las plantas asociadas no crezcan demasiado altas, sombreando así a la dimorfoteca amante de la luz. Siempre proporciona suficiente espacio para cada planta para su crecimiento y una adecuada circulación del aire, previniendo así también la aparición de enfermedades. Las combinaciones de plantas bien elegidas no solo elevan el nivel estético del jardín, sino que también contribuyen a aumentar la biodiversidad y a atraer insectos beneficiosos.

Variedades y cultivares de dimorfoteca

El género Dimorphotheca incluye varias especies, pero en los jardines se encuentran con mayor frecuencia Dimorphotheca sinuata y sus híbridos, así como sus variedades. Es importante distinguir el género Dimorphotheca del género Osteospermum, que también se conoce a menudo como margarita africana. Aunque están emparentados y su aspecto puede ser similar, las especies de Osteospermum suelen ser perennes y pueden tener requisitos de cuidado ligeramente diferentes. Dimorphotheca sinuata se conoce principalmente como planta anual en la zona templada, aunque en su hábitat original puede sobrevivir como una perenne de corta vida.

Existen numerosas variedades e híbridos populares de Dimorphotheca sinuata, que difieren principalmente en el color y el tamaño de las flores, así como en el porte de la planta. Los colores de flores más comunes son el naranja puro, el amarillo brillante, el salmón delicado, el crema y el blanco puro, a menudo con un anillo central más oscuro y contrastante, o con estambres oscuros. Series de variedades conocidas son, por ejemplo, los híbridos ‘Jambo’, disponibles en varios colores, o la variedad ‘Glistening White’ con flores de color blanco puro. Algunas variedades tienen un crecimiento más compacto, mientras que otras crecen un poco más altas.

Los fitomejoradores trabajan continuamente en la creación de nuevas y nuevas variedades de dimorfoteca que ofrecen colores aún más atractivos, un período de floración más largo, una forma de crecimiento más compacta o una mejor resistencia a las enfermedades. Estos nuevos híbridos a menudo provienen de cruces entre Dimorphotheca sinuata y otras especies relacionadas, como Dimorphotheca pluvialis. En los viveros y tiendas de semillas pueden aparecer anualmente nuevas variedades, por lo que merece la pena informarse sobre la oferta actual.

Al elegir la variedad adecuada, ten en cuenta las condiciones de tu jardín y el esquema de color planificado. Si deseas utilizarla como bordura o cubresuelos, elige variedades más bajas y de porte rastrero. Para la plantación en macetas, las variedades más compactas pueden ser ideales. Combinando variedades de diferentes colores, puedes crear arriates alegres y multicolores. Puedes encontrar información sobre las variedades disponibles y sus características en los sobres de semillas, en las etiquetas de las plántulas o en las tiendas especializadas de jardinería. También puede ser importante tener en cuenta la idoneidad regional de las diferentes variedades, aunque Dimorphotheca sinuata generalmente se adapta bien a la mayoría de los climas soleados y cálidos.

Ventajas y uso de la dimorfoteca en paisajismo

La dimorfoteca tiene numerosas ventajas que la convierten en una opción preferida tanto por jardineros como por paisajistas. Uno de sus principales atractivos es el color increíblemente vivo y brillante de sus flores, que anima instantáneamente la atmósfera del jardín. Su largo período de floración, que con el cuidado adecuado puede durar desde principios de verano hasta el otoño, asegura un esplendor cromático continuo. Además, es una planta relativamente tolerante a la sequía, lo que la hace especialmente valiosa en los jardines de bajo consumo de agua y en zonas de fuerte exposición solar y calurosas. También es recomendable para jardineros principiantes, ya que florece agradecidamente con pocos cuidados si se satisfacen sus necesidades básicas.

Debido a su versatilidad de uso, también es un elemento apreciado en el paisajismo. Plantada en masa en superficies más grandes, crea un efecto dramático, formando coloridas alfombras de flores. Es excelente para bordear caminos y senderos, para decorar el primer plano de los macizos de flores o para rellenar espacios vacíos en los macizos mixtos. Debido a su baja estatura y porte arbustivo, también puede funcionar bien como cubresuelos en taludes soleados o en rocallas. Gracias a su tolerancia a la sequía, puede ser un tema ideal para la xerojardinería, es decir, el diseño de jardines con plantas tolerantes a la sequía, contribuyendo a un diseño de jardín más sostenible.

También se adapta excelentemente a la jardinería en macetas. Cultivada en macetas, jardineras, cestas colgantes u otros recipientes de jardín, puede formar espectaculares manchas de color en terrazas, balcones o junto a las entradas. Como prefiere los lugares soleados, se siente muy bien también en los balcones orientados al sur. En macetas, se puede asociar con otras plantas de requisitos similares para crear composiciones variadas y portátiles. El cultivo en macetas permite que también aquellos que no tienen jardín disfruten de su belleza.

Desempeña un papel importante también en el mantenimiento del equilibrio ecológico del jardín, ya que sus flores atraen a insectos polinizadores como abejas, abejorros y mariposas. De este modo, contribuye a aumentar la biodiversidad del jardín y a la polinización de otras plantas. Su aspecto alegre y soleado tiene un efecto positivo en la estética general del jardín, proporcionando alegría al propietario del jardín y a los visitantes. En resumen, la dimorfoteca es una planta de jardín valiosa y agradecida, capaz de ofrecer un espectáculo impresionante con un mínimo de cuidados.

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