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Cuidado de las fresias

Daria · 23.02.2025.

La fresia, esta flor fragante y colorida originaria de Sudáfrica, ya ha capturado los corazones de muchos entusiastas de la jardinería. Esto no es casualidad, ya que su elegante apariencia, su floración duradera y su característica fragancia dulce son igualmente cautivadoras. Si bien el cuidado de las fresias requiere cierta atención y experiencia, con el conocimiento adecuado, cualquiera puede cultivar con éxito plantas sanas y de floración abundante. En este artículo, exploraremos a fondo cada paso importante del cultivo de fresias, desde la selección de los cormos hasta el corte de las flores y la hibernación de los cormos. Nuestro objetivo es proporcionar toda la información necesaria para que nuestros lectores también puedan experimentar la alegría de cultivar fresias y maravillarse con la belleza de estas maravillosas plantas.

La fresia pertenece a la familia Iridaceae y fue nombrada en honor al botánico y médico alemán Friedrich Heinrich Theodor Freese. En su hábitat nativo en la región del Cabo de Sudáfrica, se adaptó a un clima de lluvias invernales y sequías estivales, lo que también determina sus requisitos de cultivo. Es importante comprender estas características biológicas fundamentales para proporcionar a la planta condiciones óptimas. Gracias al trabajo de los mejoradores, hoy en día existen innumerables variedades de fresias de diferentes colores y formas, entre las cuales todos pueden encontrar una que se adapte a su jardín u hogar. La gama se extiende desde tipos más simples, de una sola flor, hasta variedades de pétalos dobles y ondulados.

Mucha gente conoce y ama la fresia como flor cortada, ya que su durabilidad e intensa fragancia la convierten en un elemento popular en ramos y arreglos decorativos. Sin embargo, vale la pena saber que, con el cuidado adecuado, podemos disfrutar de sus flores durante mucho tiempo en nuestros jardines o incluso cultivadas en macetas. La fresia no solo ofrece placer estético, sino que también puede contribuir a la biodiversidad del jardín al atraer insectos polinizadores. En esta guía de cuidados, también abordaremos cómo extender el período de floración y la vida útil de las flores cortadas.

La clave para el cultivo exitoso de fresias radica en la atención al detalle, incluida la profundidad de plantación correcta, la regulación del suministro de agua y las condiciones de hibernación. Aunque para algunos, mantener los cormos intactos durante el período de latencia puede ser un desafío, esta tarea también se puede gestionar fácilmente aprendiendo las técnicas correctas. Esperamos que esta guía completa ayude a disipar cualquier duda relacionada con el cultivo de fresias y anime a tantas personas como sea posible a embarcarse en el cultivo de esta maravillosa flor. ¡Prepárese para un viaje fragante y colorido al mundo de las fresias!

Características botánicas de la fresia

El género Fresia comprende aproximadamente entre 16 y 20 especies, todas originarias de la parte sur de África, específicamente de la Región Floral del Cabo. Son plantas herbáceas perennes que se desarrollan a partir de órganos de almacenamiento subterráneos característicos llamados cormos. Un cormo es en realidad una base de tallo subterráneo modificada e hinchada que almacena nutrientes y permite a la planta sobrevivir a períodos desfavorables. Estos cormos tienen forma cónica o redondeada y están protegidos por una túnica fibrosa y seca (cubierta exterior). Cada año, se forma un nuevo cormo encima del viejo, mientras que el inferior se marchita gradualmente.

Las hojas de la fresia son estrechas, en forma de espada, típicamente de color verde brillante y dispuestas en forma de abanico en el tallo corto y aéreo. La longitud de las hojas puede variar según la variedad y las condiciones de cultivo, pero generalmente oscila entre 10 y 30 cm. El porte de la planta es generalmente laxo y elegante, lo que contribuye a su apariencia refinada. Es importante tener en cuenta que la salud e integridad de las hojas son cruciales para la fotosíntesis, que proporciona la energía para la floración y el desarrollo del nuevo cormo.

La parte más distintiva y valorada de las fresias es su inflorescencia. Las flores nacen en una espiga unilateral, técnicamente un cima secunda, que se lleva en un tallo delgado, a menudo ramificado, conocido como escapo. Esta disposición, donde las flores se abren secuencialmente a lo largo de un lado del tallo, hace que la planta sea particularmente llamativa. Un solo tallo puede llevar típicamente de 5 a 10 flores, o incluso más, que se abren progresivamente desde la base hacia arriba, asegurando así un largo período de floración.

Las flores individuales tienen forma de embudo y son zigomorfas, lo que significa que tienen simetría bilateral (pueden dividirse en dos mitades iguales por un solo plano). Cada flor consta de seis tépalos (pétalos y sépalos no diferenciados) que están fusionados en la base para formar un tubo. El color de las flores es extremadamente diverso, yendo desde el blanco, amarillo, naranja, rosa y rojo hasta varios tonos de lavanda, púrpura y azul, a menudo con marcas contrastantes en la garganta. Muchas variedades son intensamente fragantes, emitiendo un aroma dulce, a menudo cítrico, que es una de sus principales atracciones.

Selección de variedades y colores

El mejoramiento de las fresias tiene una larga historia, lo que ha resultado en una gama extremadamente amplia de variedades y colores disponibles para los jardineros de hoy. Las especies silvestres originales, como Freesia refracta (con flores blancas o amarillo verdosas y una fuerte fragancia) o Freesia corymbosa, sirvieron como base para crear híbridos modernos. Estos híbridos, a menudo denominados Freesia x hybrida, combinan los rasgos deseables de diferentes especies parentales, como un mayor tamaño de flor, una paleta de colores más rica y una vida útil más larga en florero. Los mejoradores trabajan continuamente en el desarrollo de nuevas variedades que sean aún más resistentes o tengan una apariencia más única.

Las variedades de fresia se pueden agrupar según varios criterios, como el color de la flor, el tamaño de la flor o la estructura de la flor. Quizás las más populares sean las variedades clásicas de un solo color, como la ‘Alba’ de color blanco nieve, la ‘Buttercup’ de color amarillo sol, la ‘Red Lion’ de color rojo fuego o la ‘Blue Heaven’ de color púrpura intenso. Además, también existen variedades bicolores o multicolores donde los bordes de los pétalos o el área de la garganta son de un tono diferente, creando un contraste emocionante. Estas variedades más distintivas pueden dar una atmósfera única a los macizos de flores o ramos.

Basándonos en la estructura de la flor, distinguimos entre fresias de flor simple y de flor doble. Las de flor simple representan una apariencia más natural y elegante, mientras que las de flor doble, donde algunos de los estambres se han transformado en estructuras similares a pétalos, presumen de cabezas florales más llenas, casi como rosas. Las variedades populares de flor doble incluyen ‘Double White’, ‘Rosalinde’ (rosa) o ‘Volante’ (naranja). Al elegir, vale la pena considerar el uso previsto: las variedades de tallo largo y flor grande son ideales como flores cortadas, mientras que las de crecimiento más corto y compacto pueden ser más adecuadas para macetas o borduras.

Al seleccionar los colores, no solo el gusto personal sino también la armonía con otras plantas del jardín puede ser una consideración importante. Los colores cálidos como el amarillo, el naranja y el rojo crean un ambiente vibrante y alegre, mientras que los tonos más fríos como el azul, el púrpura y el blanco transmiten una atmósfera más tranquila y elegante. Al combinar fresias de diferentes colores, se pueden crear grupos de flores espectaculares y armoniosos. Al comprar, es aconsejable elegir cormos sanos de fuentes confiables para asegurar un cultivo exitoso y una floración abundante.

Época y método óptimos de plantación

La época óptima para plantar los cormos de fresia depende en gran medida de si se destinan al cultivo al aire libre o en maceta, y de las condiciones climáticas predominantes. Debido a la sensibilidad de las fresias a las heladas, la época más temprana recomendada para la plantación al aire libre en climas templados es después de que hayan pasado las últimas heladas primaverales, generalmente desde finales de abril hasta mediados de mayo. Si se desea una floración más temprana, los cormos se pueden pre-germinar en interiores en macetas a partir de marzo, en un lugar luminoso y libre de heladas, y luego trasplantarlos al exterior cuando el clima sea favorable. Es importante que la temperatura del suelo alcance al menos 10-12°C (50-54°F) en el momento de la plantación.

Para el cultivo en maceta, el momento puede ser más flexible, ya que las plantas se pueden proteger más fácilmente de las condiciones climáticas adversas. Para la floración en invierno o principios de primavera, los cormos se pueden plantar en otoño, durante septiembre-octubre, y cultivarlos en un lugar luminoso y fresco (10-15°C o 50-59°F). En este caso, se puede esperar la floración aproximadamente de 10 a 12 semanas después de la plantación. Las fresias prosperan particularmente bien en invernaderos o jardines de invierno donde la temperatura y la humedad se pueden controlar mejor.

El proceso de plantación en sí requiere una preparación cuidadosa. Los cormos de fresia deben colocarse en el suelo preparado con el extremo puntiagudo hacia arriba. La profundidad de plantación es generalmente de dos a tres veces la altura del cormo, lo que significa unos 5-7 cm (2-3 pulgadas). Si se plantan demasiado superficialmente, las plantas pueden ser inestables, mientras que si se plantan demasiado profundamente, pueden emerger más lentamente y producir una floración más débil. El espaciado entre los cormos individuales debe ser de al menos 5-10 cm (2-4 pulgadas) para proporcionar suficiente espacio para el crecimiento y una adecuada circulación del aire.

Después de plantar, riegue el suelo a fondo pero con suavidad, para que el suelo alrededor de los cormos se humedezca bien y fomente el enraizamiento. En el período inicial, evite el riego excesivo, ya que el agua estancada puede hacer que los cormos se pudran. Para la plantación al aire libre, es aconsejable marcar el lugar de plantación para encontrar fácilmente las plantas más tarde y evitar dañar los brotes emergentes durante el deshierbe. Una técnica de plantación adecuada sienta las bases para un desarrollo saludable de la fresia y una floración abundante.

Preparación y selección del suelo adecuado

Uno de los requisitos previos fundamentales para el cultivo exitoso de fresias es proporcionar un suelo de calidad y estructura adecuadas. Estas plantas prefieren suelos bien drenados, de textura suelta y ricos en nutrientes. Los suelos excesivamente pesados y arcillosos no son ideales, ya que tienden a retener agua, lo que puede provocar la pudrición de los cormos. Por el contrario, los suelos excesivamente arenosos se secan rápidamente y no pueden retener adecuadamente los nutrientes, por lo que también requieren mejoras.

La preparación del suelo debe comenzar idealmente unas semanas antes de la plantación. Para la plantación al aire libre, el área designada debe cavarse o aflojarse profundamente, al menos a 20-30 cm (8-12 pulgadas). Esto mejora la aireación del suelo y la permeabilidad al agua. Durante la excavación, elimine las malas hierbas y las piedras más grandes. Si el suelo es demasiado pesado, incorpore compost bien descompuesto, arena o perlita para mejorar su estructura. Estos materiales ayudan a prevenir el encharcamiento y proporcionan el aire necesario para las raíces.

Para aumentar el contenido de nutrientes del suelo, es aconsejable incorporar materia orgánica, como estiércol de granja bien maduro o compost, durante la preparación. Evite el uso de estiércol fresco y sin compostar, ya que puede dañar las raíces jóvenes y promover la proliferación de patógenos. La materia orgánica no solo suministra nutrientes a las plantas, sino que también mejora la capacidad de retención de agua del suelo y su estructura friable. En cuanto al pH del suelo, las fresias prefieren un medio de ligeramente ácido a neutro (pH 6.0-7.0).

Para el cultivo en maceta, utilice una mezcla para macetas de buena calidad y de uso general, que se puede mejorar aún más añadiendo un poco de arena o perlita para un mejor drenaje. Es importante que la maceta tenga agujeros de drenaje en el fondo para que el exceso de agua pueda escapar libremente. También se puede colocar una capa de guijarros de arcilla o grava en el fondo de la maceta para mejorar el drenaje. Un suelo cuidadosamente preparado y seleccionado proporciona a las fresias condiciones óptimas de crecimiento, contribuyendo al desarrollo de un sistema radicular sano y una floración rica.

Requisitos de luz y temperatura

Las fresias son plantas amantes de la luz, lo que significa que requieren abundante luz solar para una floración abundante y un desarrollo saludable. Un mínimo de 6 horas de luz solar directa al día es ideal para ellas. Si se plantan en un lugar más sombreado, sus tallos pueden alargarse (etiolación), la floración puede ser más escasa y el color de las flores puede no ser tan intenso. Para las fresias cultivadas en macetas, elija un alféizar soleado o un patio donde reciban suficiente luz.

La temperatura también es un factor crucial en el ciclo de vida de la fresia. Para la brotación de los cormos y el crecimiento vegetativo, la temperatura diurna óptima es de alrededor de 18-22°C (64-72°F), mientras que una temperatura nocturna ligeramente más fresca de 10-15°C (50-59°F) es ideal. Sin embargo, para la inducción floral, es decir, la formación de botones florales, es necesario un período más fresco, durante el cual la temperatura oscila entre 8-12°C (46-54°F) durante varias semanas. Esto imita el período invernal en su hábitat nativo.

Durante el período de floración, las fresias prefieren temperaturas moderadamente cálidas entre 15-20°C (59-68°F). Las temperaturas excesivamente altas, especialmente cuando se combinan con baja humedad, pueden acortar el tiempo de floración y provocar un marchitamiento más rápido de las flores. Evite mantener las plantas en lugares con corrientes de aire o someterlas a fluctuaciones bruscas de temperatura, ya que esto puede causar estrés a la planta. Las condiciones de temperatura equilibradas contribuyen a la longevidad de las flores y a la intensidad de su fragancia.

Al final de la temporada de crecimiento, después de que las hojas se hayan amarilleado y marchitado, los cormos entran en estado de latencia. Durante este período, los cormos requieren condiciones cálidas y secas para una maduración adecuada y preparación para la siguiente temporada. Este patrón cíclico de alternancia de períodos más fríos y más cálidos es esencial para el éxito de la floración de las fresias año tras año. Por lo tanto, el conocimiento preciso y la provisión de los requisitos de luz y temperatura son de fundamental importancia en el cultivo de estas maravillosas flores.

Riego y humedad

Las necesidades de agua de las fresias varían según la etapa de desarrollo de la planta, por lo que el riego siempre debe ajustarse a las necesidades actuales. Después de la plantación y hasta la brotación, riegue los cormos solo moderadamente para evitar la pudrición. Una vez que aparecen los primeros brotes y comienza el crecimiento, aumente gradualmente la cantidad de agua. Requieren el suministro de agua más intenso durante el período anterior y durante la floración, cuando el suelo debe mantenerse constantemente ligeramente húmedo.

Es importante que la capa superior del suelo se seque ligeramente entre riegos para evitar el encharcamiento, que puede provocar la asfixia de las raíces y enfermedades fúngicas. Para el riego, utilice preferiblemente agua a temperatura ambiente y blanda, como agua de lluvia o agua del grifo que se haya dejado reposar. El riego en las primeras horas de la mañana es lo más ideal, ya que esto permite que las hojas se sequen durante el día, reduciendo el riesgo de infecciones fúngicas. Al regar, intente dirigir el agua directamente al suelo, evitando mojar las hojas y las flores.

Las fresias prefieren un ambiente moderadamente húmedo, especialmente durante el período de floración. La baja humedad, particularmente en habitaciones con calefacción, puede provocar un marchitamiento más rápido de las flores y el secado de los botones. Se pueden utilizar varios métodos para aumentar la humedad del aire. Para las plantas cultivadas en maceta, la maceta se puede colocar en una bandeja llena de agua y guijarros, asegurándose de que el fondo de la maceta no esté directamente en el agua. Rociar las hojas también puede ayudar, pero esto debe hacerse con cuidado, con un pulverizador fino, y evitando rociar las flores.

Una vez finalizada la floración y cuando las hojas comiencen a amarillear y marchitarse, reduzca gradualmente el riego. En esta etapa, la planta está extrayendo nutrientes hacia el cormo y preparándose para el período de latencia. Deje que el suelo se seque por completo antes de extraer los cormos. Unas prácticas adecuadas de riego y control de la humedad son esenciales para el desarrollo saludable de las fresias, una floración abundante y la preparación de los cormos para la siguiente temporada.

Suministro de nutrientes y fertilización

Las fresias, especialmente los híbridos modernos de flor grande, son plantas exigentes en nutrientes, por lo que un suministro regular y equilibrado de nutrientes es esencial para una floración abundante y un crecimiento fuerte y saludable. Es importante establecer un nivel adecuado de nutrientes en el suelo desde el momento de la plantación. Como se mencionó anteriormente, la incorporación de estiércol orgánico bien descompuesto o compost durante la preparación del suelo antes de la plantación proporciona una base excelente. Esta materia orgánica se descompone lentamente, suministrando gradualmente a la planta los nutrientes necesarios.

Durante la temporada de crecimiento, a partir de la aparición de los brotes, se requiere una fertilización suplementaria regular. Inicialmente, durante la fase de crecimiento, se recomienda un fertilizante de uso general equilibrado con un mayor contenido de nitrógeno para promover el desarrollo de un follaje y tallos fuertes. Más tarde, durante la formación de los botones florales, cambie a un fertilizante líquido estimulante de la floración con un mayor contenido de fósforo y potasio. El fósforo es crucial para la formación de flores y raíces, mientras que el potasio fortalece la resistencia de la planta y mejora la calidad de las flores.

La fertilización líquida se suele realizar cada dos o tres semanas, según las instrucciones del fabricante del producto utilizado. Es importante no exceder la dosis recomendada, ya que una fertilización excesiva puede dañar las raíces y alterar el equilibrio de nutrientes de la planta. Aplique siempre el fertilizante líquido sobre suelo húmedo para evitar quemaduras en las raíces. Durante la floración, se puede continuar con una suplementación moderada de nutrientes para asegurar que la planta tenga suficiente energía para el desarrollo de las flores y el crecimiento del cormo.

Después de la floración, cuando las hojas comiencen a amarillear, deje de aplicar nutrientes, ya que la planta se está preparando para su período de latencia. Un suministro adecuado y equilibrado de nutrientes durante la temporada de crecimiento no solo influye en la floración de la temporada actual, sino que también contribuye a que los cormos almacenen suficientes nutrientes para una brotación y floración exitosas el año siguiente. Preste atención a las señales de la planta, como el amarillamiento de las hojas o un crecimiento débil, que pueden indicar una deficiencia de nutrientes, y ajuste las prácticas de fertilización si es necesario.

Fomento de la floración y cuidado de las flores

Fomentar una floración rica y duradera de las fresias requiere la armonía de varios factores. Como se discutió anteriormente, unas condiciones adecuadas de luz y temperatura, un riego equilibrado y un suministro de nutrientes son fundamentales. Es particularmente crucial asegurar el período más fresco necesario para la inducción floral, después del cual las plantas forman botones florales. Además, la inspección regular de las plantas y el tratamiento temprano de cualquier enfermedad o plaga emergente también contribuyen a maximizar el potencial de floración.

Cuando las fresias desarrollen tallos florales, asegúrese de que las plantas reciban un soporte adecuado, especialmente para las variedades de mayor crecimiento y flores grandes. Los tallos delgados y esbeltos pueden doblarse o romperse fácilmente bajo el peso de las flores. Se pueden usar tutores delgados de bambú o soportes especiales para plantas, a los que se atan cuidadosamente los tallos. Esto no solo protege la integridad de las flores, sino que también da una apariencia más estética al grupo de plantas.

Cortar flores para un jarrón también es una parte importante del cuidado, y algunas prácticas pueden extender su vida útil. Idealmente, las fresias deben cortarse cuando una o dos flores inferiores de la espiga se hayan abierto y el resto aún esté en botón. Use un cuchillo o tijeras afiladas y corte temprano en la mañana o tarde en la noche, cuando las plantas estén turgentes (llenas de agua). Coloque inmediatamente los tallos cortados en agua tibia y vuelva a cortar los extremos de los tallos en ángulo para aumentar la superficie de absorción de agua.

Cambie el agua del jarrón de las fresias a diario o cada dos días, y cada vez, recorte un pequeño trozo de los extremos de los tallos. El uso de una solución especial de alimento para flores cortadas también puede prolongar significativamente la vida y la frescura de las flores. Evite colocar los jarrones bajo la luz solar directa o cerca de fuentes de calor, así como cerca de frutas maduras, ya que el gas etileno acelera el marchitamiento. Las fresias cortadas y bien cuidadas pueden adornar un hogar con su maravillosa fragancia y colores durante una semana o semana y media.

Protección contra enfermedades y plagas

Aunque las fresias son plantas relativamente resistentes, ciertas enfermedades y plagas pueden atacarlas ocasionalmente, especialmente si las condiciones de cultivo no son óptimas. La prevención es siempre la mejor estrategia de defensa. Esto incluye la compra de cormos sanos de fuentes verificadas, la práctica de la rotación de cultivos siempre que sea posible, asegurar un suelo bien drenado y evitar el hacinamiento, lo que promueve una buena circulación de aire entre las plantas.

Entre las enfermedades fúngicas más comunes se encuentran la pudrición del cormo por Fusarium (Fusarium oxysporum), que causa la descomposición de los cormos y las raíces, y el moho gris (Botrytis cinerea), que ataca principalmente las flores y las hojas en climas húmedos y frescos. El Fusarium se puede controlar eliminando los cormos infectados y reemplazando el suelo, o tratando los cormos con un fungicida antes de plantar. El moho gris se puede prevenir manteniendo las plantas secas, asegurando una buena ventilación y eliminando inmediatamente las partes infectadas de la planta. En infecciones graves, también puede ser necesario rociar con fungicida.

Entre las plagas, los pulgones, los ácaros araña y los trips pueden causar problemas. Los pulgones chupan la savia de los brotes jóvenes y las hojas, causando distorsión y produciendo melaza, que atrae a las hormigas y promueve el crecimiento de la fumagina. Los ácaros araña prosperan en condiciones secas y cálidas, formando finas telarañas en el envés de las hojas y causando amarillamiento y caída de hojas a través de su alimentación. Los trips son pequeños insectos voladores que dañan las flores y las hojas, dejando manchas plateadas y distorsiones.

En caso de infestaciones leves de plagas, se pueden intentar métodos de control biológico, como la introducción de mariquitas para controlar los pulgones, o lavar las partes infectadas con un chorro de agua. En casos más persistentes, puede ser necesaria la aplicación de insecticidas, pero siempre proceda con precaución, siguiendo las instrucciones de uso. La inspección regular es importante para detectar y tratar los problemas lo antes posible, minimizando así los daños y asegurando el desarrollo saludable de sus fresias.

Hibernación y almacenamiento de los cormos

Dado que las fresias son originarias de Sudáfrica y son sensibles a las heladas, en climas templados, sus cormos deben extraerse en otoño e hibernar en un lugar libre de heladas. El momento de extraer los cormos llega cuando las hojas de la planta se han amarilleado y marchitado, lo que generalmente ocurre de 6 a 8 semanas después de la floración. Esto indica que los cormos han madurado y están listos para su período de latencia. Excave con cuidado los cormos del suelo, teniendo cuidado de no dañarlos.

Retire los restos de tierra y las partes secas de la planta de los cormos extraídos. Déjelos secar durante unos días en un lugar bien ventilado, cálido y sombreado. Este proceso de secado ayuda a prevenir la pudrición durante el almacenamiento. De los cormos completamente secos, separe con cuidado el cormo parental viejo y marchito y cualquier cormo pequeño (hijuelos) que se haya formado, que luego se pueden usar para la propagación. Almacene solo cormos sanos, intactos y firmes.

Los cormos de fresia limpios y secos se pueden almacenar en bolsas de papel, bolsas de malla o en una sola capa en bandejas, rodeados de turba seca, serrín o vermiculita. El medio de almacenamiento ayuda a mantener el contenido de humedad de los cormos y los protege de daños físicos. El lugar de almacenamiento debe ser oscuro, seco, fresco, pero libre de heladas. La temperatura ideal de almacenamiento es entre 12-15°C (54-59°F). En un lugar más cálido, los cormos pueden brotar prematuramente, mientras que las temperaturas demasiado frías pueden dañarlos.

Durante el almacenamiento, inspeccione regularmente los cormos, al menos una vez al mes, y retire cualquiera que se haya enmohecido o ablandado para evitar la propagación de la infección. Los cormos hibernados adecuadamente se pueden replantar en primavera y volverán a deleitar con hermosas flores. Una hibernación cuidadosa es crucial para cultivar fresias con éxito año tras año, lo que permite conservar las variedades favoritas durante muchos años.

Métodos de propagación

Las fresias se pueden propagar de varias maneras, pero más comúnmente se multiplican por cormelos (pequeños cormos hijos) o por semilla. Ambos métodos tienen sus propias ventajas y desventajas, así como técnicas específicas que vale la pena conocer si se desea ampliar la colección de fresias o probar nuevas variedades. El método más común y simple es la propagación por cormelos, que da como resultado réplicas exactas de la planta madre.

Los cormelos, también conocidos como cormos hijos, se forman en el costado del cormo parental, en su base, durante la temporada de crecimiento. Estos se pueden separar del cormo parental al extraer y limpiar los cormos. Utilice solo cormelos sanos y bien desarrollados para la propagación posterior. Los cormelos más pequeños generalmente florecen solo en el segundo o tercer año, mientras que los más grandes pueden florecer incluso en la siguiente temporada. Los cormelos deben almacenarse y plantarse de la misma manera que los cormos maduros.

La propagación de fresias a partir de semillas es un proceso más largo que requiere más paciencia, pero ofrece la oportunidad de crear nuevas plantas con características únicas, especialmente si se utilizan semillas de cruces propios. Las semillas se pueden sembrar en primavera u otoño en un medio de siembra suelto y bien drenado. La germinación de las semillas requiere un ambiente cálido (aprox. 20-22°C o 68-72°F) y húmedo. La germinación generalmente tarda de 3 a 6 semanas. Las plántulas jóvenes deben cuidarse con esmero, asegurándose de que reciban luz y humedad adecuadas.

Las fresias cultivadas a partir de semillas generalmente alcanzan el tamaño de floración solo en el segundo o tercer año. En el primer año, desarrollan pequeños cormos, que deben extraerse al final de la temporada y replantarse la primavera siguiente. Aunque este método requiere más tiempo, es una excelente oportunidad para los jardineros con mentalidad experimental. Es importante tener en cuenta que la descendencia cultivada a partir de las semillas de variedades híbridas no hereda necesariamente todas las características de las plantas parentales, por lo que el resultado puede deparar sorpresas. Ya sea intentándolo con cormelos o sembrando semillas, una propagación exitosa siempre trae una gran alegría a los amantes de las plantas.

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