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Cómo invernar las gerberas

Daria · 30.03.2025.

La gerbera, esta planta perenne originaria de Sudáfrica y perteneciente a la familia Asteraceae, ha cautivado los corazones de muchos entusiastas de la jardinería con sus flores vibrantes, similares a las margaritas. Aunque a menudo se trata como una planta anual en nuestro clima, se puede invernar con éxito si se le proporcionan las condiciones adecuadas, lo que nos permite disfrutar de su esplendor floral nuevamente la siguiente temporada. Invernar no solo significa salvar la planta, sino que también brinda la oportunidad de que desarrolle matas más fuertes y exuberantes año tras año, las cuales recompensarán tus cuidados con floraciones aún más abundantes. La clave para una invernada exitosa radica en una comprensión profunda de las necesidades de la planta, el momento adecuado y una preparación cuidadosa.

Las especies y cultivares de Gerbera×hybrida son sensibles a las heladas, lo que hace que su invernada al aire libre en la mayoría de los jardines sea arriesgada, si no imposible. Sin embargo, para los especímenes en maceta, la situación es considerablemente más sencilla, ya que se pueden trasladar fácilmente a un lugar protegido. Es importante tener en cuenta que durante la invernada, la planta entra en un estado de latencia, por lo que sus requisitos de cuidado también cambian significativamente. Ignorar esto puede llevar fácilmente a la muerte de la planta, por lo que vale la pena prepararse a fondo para este período.

La importancia de los preparativos otoñales

El éxito de la invernada de las gerberas depende en gran medida de los preparativos otoñales. Antes de que la temperatura descienda consistentemente por debajo de los 10 grados Celsius (50 grados Fahrenheit), pero aún antes de las primeras heladas serias, debes comenzar a preparar la planta para los meses fríos. Esto suele ser alrededor de finales de septiembre o principios de octubre, pero siempre se deben tener en cuenta las condiciones climáticas actuales. Uno de los pasos más cruciales es podar la planta; retira con cuidado las hojas secas y los tallos florales para prevenir el desarrollo y la propagación de enfermedades fúngicas. También es aconsejable eliminar algunas hojas verdes y sanas, especialmente las exteriores más viejas, para que la planta pueda dirigir su energía hacia el fortalecimiento de sus raíces y corona.

Durante la preparación, presta especial atención a la detección de plagas y enfermedades. Inspecciona minuciosamente las hojas, especialmente el envés, y los tallos en busca de signos de pulgones, arañas rojas u otras plagas. Si notas una infestación, trata la planta con un pesticida apropiado, preferiblemente biológico, antes de llevarla al interior para la invernada. Las enfermedades fúngicas, como el oídio o el moho gris, también pueden causar serios problemas durante la invernada, así que actúa de inmediato si observas tales síntomas. Una planta sana y fuerte sobrevivirá mucho mejor el período invernal que un ejemplar debilitado y enfermo.

Para las gerberas en maceta, el trasplante también puede considerarse en otoño, especialmente si la planta ha superado su maceta o el sustrato está agotado. Elige una mezcla para macetas suelta y con buen drenaje, y una maceta que sea solo un tamaño más grande que la anterior. Después de trasplantar, riega la planta moderadamente. Es importante que el cuello de la raíz no se plante más profundo de lo que estaba originalmente, ya que esto puede provocar podredumbre. El trasplante es estresante para la planta, por lo que es aconsejable hacerlo al menos unas semanas antes de que comience el clima más frío, para darle tiempo a recuperarse.

En las últimas semanas antes de llevar la planta al interior definitivamente, reduce gradualmente la cantidad de riego. Esto ayuda a la planta a prepararse para su período de latencia y reduce el riesgo de podredumbre de la raíz en el ambiente más fresco y húmedo. Suspende la fertilización por completo durante este tiempo, ya que el crecimiento se ralentiza y el exceso de nutrientes solo se acumularía en el suelo, dañando potencialmente las raíces. Asegurar una transición gradual es clave para que la planta se adapte a las condiciones cambiantes.

Elegir el lugar ideal para la invernada

Una de las condiciones más importantes para invernar con éxito las gerberas es elegir el lugar de invernada adecuado. El lugar ideal es luminoso, fresco y libre de heladas. La temperatura óptima durante la invernada es de entre 5 y 10 grados Celsius (41-50 grados Fahrenheit). En un lugar más cálido, es posible que la planta no entre en latencia correctamente o que comience a brotar prematuramente, lo que puede debilitarla. Las temperaturas bajo cero pueden ser fatales. Es importante que la habitación esté bien ventilada para evitar la condensación y el desarrollo de enfermedades fúngicas.

Excelentes lugares para la invernada pueden incluir un invernadero sin calefacción o solo ligeramente calentado, una escalera luminosa, un garaje libre de heladas con ventana, o incluso un sótano fresco, siempre que haya luz y ventilación adecuadas. Las habitaciones oscuras no son adecuadas para invernar gerberas porque la planta necesita algo de luz incluso durante su período de latencia, aunque sea en menor medida. Si la luz natural es escasa, puedes complementarla con una luz de cultivo, pero ten cuidado de que la lámpara no produzca demasiado calor. Se debe evitar la luz solar directa y fuerte durante la invernada.

Otro factor importante al elegir un lugar es la humedad del aire. Un ambiente demasiado húmedo fomenta las enfermedades fúngicas, mientras que el aire demasiado seco puede provocar la desecación de las hojas y la proliferación de plagas como las arañas rojas. La humedad ideal del aire es de alrededor del 50-60%. Si el aire es demasiado seco, puedes rociar ocasionalmente los alrededores de la planta con agua o colocar una bandeja llena de agua y guijarros debajo de la maceta para aumentar la humedad. Una buena circulación de aire también ayuda a regular la humedad y prevenir enfermedades.

Antes de colocar finalmente las plantas en su lugar de invernada, es aconsejable limpiar y desinfectar a fondo el área para reducir las posibilidades de que los patógenos y las plagas invernen. Comprueba si hay corrientes de aire por donde podría entrar aire frío y dañar las plantas. No coloques las macetas directamente sobre un suelo frío; usa platillos o estantes para aislarlas del frío del suelo. Un lugar de invernada cuidadosamente elegido y preparado contribuye en gran medida a que tus gerberas sobrevivan el invierno de forma saludable.

Cuidados durante el período de latencia invernal

Durante los meses de invierno, la gerbera entra en estado de latencia, su metabolismo se ralentiza y, por lo tanto, sus requisitos de cuidado cambian significativamente. La tarea más importante durante este período es establecer un régimen de riego adecuado. El riego excesivo es el error más común que puede llevar a la muerte de la planta, ya que las raíces pueden pudrirse fácilmente en un sustrato frío y húmedo. Riega solo cuando la capa superior del suelo esté completamente seca, e incluso entonces, solo moderadamente, dando la cantidad justa de agua para que el cepellón no se seque por completo. Es mejor regar con menos frecuencia y con menos agua que con demasiada frecuencia y demasiada agua.

La fertilización debe detenerse por completo durante la invernada. Dado que la planta no está creciendo activamente, no necesita nutrientes adicionales. Los nutrientes aplicados en exceso pueden acumularse en el suelo y dañar las raíces o promover la acumulación de sales en la superficie de la maceta. La fertilización solo debe reanudarse en primavera, al comienzo de la temporada de crecimiento, cuando la planta esté brotando activamente. Durante los meses de invierno, el descanso es primordial, no estimular el crecimiento.

Inspecciona regularmente las plantas durante la invernada para detectar cualquier problema potencial a tiempo. Presta atención al estado de las hojas: el amarilleo, el pardeamiento o el marchitamiento pueden indicar errores de riego, falta de luz o enfermedad. Examina la planta en busca de plagas como arañas rojas o cochinillas algodonosas, que pueden multiplicarse fácilmente en lugares de invernada más secos. Si notas un problema, toma las medidas necesarias de inmediato, como ajustar el riego o aplicar un pesticida apropiado.

Ventilar la habitación de invernada también es una parte importante del cuidado invernal. Ocasionalmente, en días más templados y sin heladas, abre una ventana para permitir que circule aire fresco y reducir la humedad. Ten cuidado de no colocar las plantas en una corriente de aire directa, ya que esto puede dañarlas. Un intercambio de aire adecuado ayuda a prevenir enfermedades fúngicas, como el moho gris, que se propagan fácilmente en aire estancado y húmedo. Una atención cuidadosa y una intervención mínima pero experta asegurarán que la gerbera supere con éxito su período de latencia.

Enfermedades y plagas durante la invernada

Durante la invernada, incluso con las preparaciones más cuidadosas, pueden aparecer ciertas enfermedades y plagas. Las plantas debilitadas, así como las condiciones de invernada subóptimas –como alta humedad, mala ventilación o temperatura incorrecta– favorecen su aparición. Uno de los problemas más comunes son las enfermedades fúngicas, especialmente el moho gris (Botrytis cinerea) y el oídio. El moho gris forma una capa gris y aterciopelada en las partes de la planta, especialmente donde hay heridas o donde el aire no puede circular correctamente. El oídio, por otro lado, crea una capa blanca y polvorienta en las hojas.

Para prevenir estas enfermedades fúngicas, son cruciales una ventilación adecuada, evitar el riego excesivo y la eliminación inmediata de las partes muertas de la planta. Si ya se ha producido una infección, retira con cuidado las partes enfermas y, si es necesario, aplica un fungicida apropiado. Es importante rociar con cuidado y, si es posible, aislar temporalmente la planta tratada de las demás para evitar una mayor propagación de la infección. La prevención siempre es más eficaz que tratar un problema ya establecido.

Entre las plagas, las arañas rojas y las cochinillas algodonosas pueden causar la mayoría de los problemas durante la invernada. Las arañas rojas son criaturas diminutas, parecidas a arañas, que chupan la savia del envés de las hojas, tejiendo finas telarañas. Su presencia puede indicarse por el amarilleo, el bronceado de las hojas y la aparición de pequeñas manchas de color claro. Las cochinillas algodonosas forman una capa blanca, similar al algodón, en las axilas de las hojas y en los tallos. Ambas plagas prefieren el aire cálido y seco, por lo que aumentar la humedad del aire en la habitación de invernada y la inspección regular pueden ayudar a prevenirlas.

Si notas una infestación de plagas, existen varias soluciones. Para una infestación leve, puede ser suficiente lavar las plantas con agua tibia jabonosa o eliminar las plagas con un hisopo de algodón humedecido en alcohol. En casos más persistentes, puede ser necesario un insecticida; elige uno que se pueda usar de forma segura en interiores y que sea menos dañino para el medio ambiente. La regularidad y la persistencia también son importantes en la lucha contra las plagas para eliminarlas por completo antes de que causen daños graves a la planta.

Despertar primaveral y aclimatación a las condiciones exteriores

A medida que se acerca la primavera, los días se alargan y las temperaturas comienzan a subir, es hora de preparar tus gerberas para su regreso al exterior. Este proceso no debe apresurarse; las plantas deben aclimatarse gradualmente a las condiciones cambiantes. Por lo general, finales de marzo o principios de abril es cuando puedes comenzar el «despertar», pero siempre considera el clima actual y el fin del peligro de heladas. Inicialmente, puedes aumentar la cantidad de riego y también comenzar con una fertilización ligera para estimular el crecimiento.

El primer paso para aclimatarse a las condiciones exteriores es sacar las plantas durante el día, con clima templado y protegido, a un lugar sombreado o semisombreado. Inicialmente, déjalas afuera solo por unas pocas horas, luego aumenta gradualmente el tiempo que pasan al aire libre. Es importante no exponer las plantas inmediatamente a la luz solar fuerte y directa, ya que sus hojas se han vuelto sensibles durante la invernada y pueden quemarse fácilmente. Hasta que hayan pasado las heladas nocturnas, asegúrate de devolverlas a su lugar de invernada protegido por la noche. Esta aclimatación gradual ayuda a la planta a adaptarse a las condiciones de luz exterior, las fluctuaciones de temperatura y el movimiento del aire.

Cuando ya no haya peligro de heladas y las plantas se hayan acostumbrado a las condiciones exteriores, puedes trasladarlas permanentemente al exterior. Esto suele ser alrededor de mediados de mayo. Antes de plantar al aire libre, puede ser aconsejable trasplantar las plantas a un sustrato fresco y rico en nutrientes, especialmente si esto no se hizo en otoño. Elige un lugar soleado, pero que esté ligeramente protegido del fuerte sol del mediodía. A las gerberas les encanta la mucha luz, pero demasiada luz solar directa puede dañar sus hojas. Un suelo bien drenado sigue siendo crucial para su cultivo exitoso.

Después de trasladarlas al exterior, continúa con el riego y la fertilización regulares según las necesidades de la temporada de crecimiento. La gerbera agradecerá el cuidado y pronto florecerá de nuevo, decorando tu jardín o balcón. Las plantas invernadas con éxito que se reinician cuidadosamente en primavera suelen ser más fuertes, más resistentes y florecen más abundantemente que las plántulas recién compradas. Por lo tanto, invernar no solo significa salvar la planta, sino que también es una especie de inversión en el esplendor floral del próximo año.

Errores comunes al invernar las gerberas

Durante la invernada de las gerberas, pueden surgir numerosas dificultades que pueden debilitar o incluso matar la planta. Uno de los errores más comunes es el riego excesivo durante el período de latencia. Muchas personas tienden a continuar regando como lo hicieron durante la temporada de crecimiento, ignorando el hecho de que el metabolismo de la planta se ha ralentizado y su absorción de agua ha disminuido significativamente. El agua fría y estancada provoca la podredumbre de las raíces, lo que casi con seguridad conduce a la muerte de la planta. Espera siempre hasta que la capa superior del suelo esté seca antes de agregar una pequeña cantidad de agua.

Otro problema frecuente es una temperatura de invernada inadecuada. Si la habitación es demasiado cálida, la planta no puede entrar en latencia correctamente y puede comenzar a brotar prematuramente, lo que la agota. Si hace demasiado frío y la temperatura baja del punto de congelación, la planta puede congelarse. Asegurar una temperatura ideal entre 5 y 10 grados Celsius (41-50 grados Fahrenheit) es esencial. Además, la falta de luz también puede causar problemas; aunque la planta está en latencia, necesita una cantidad mínima de luz para mantener sus procesos vitales. Las gerberas invernadas en un lugar completamente oscuro a menudo se debilitan y se vuelven más susceptibles a las enfermedades.

Ignorar las plagas y enfermedades también puede tener graves consecuencias. Las plantas que se llevan a invernar deben inspeccionarse minuciosamente y, si es necesario, tratarse antes de llevarlas al interior. También deben revisarse regularmente durante la invernada porque el ambiente cerrado, a veces húmedo, puede favorecer la proliferación de ciertos patógenos y plagas. Un problema detectado a tiempo es más fácil de resolver que una infestación avanzada. Se debe prestar especial atención al moho gris y a las arañas rojas.

Finalmente, apresurar la aclimatación primaveral a las condiciones exteriores también es un error común. Las plantas trasladadas repentinamente de su lugar de invernada al sol fuerte o al clima frío experimentan estrés, sus hojas pueden quemarse o pueden dañarse por el cambio brusco de temperatura. El principio de gradualidad es extremadamente importante aquí: acostumbra lentamente la planta a las condiciones exteriores, durante varios días o semanas, antes de trasladarla permanentemente. Evitando estos errores y considerando las necesidades de la planta, la invernada de las gerberas puede ser exitosa, y podrás disfrutar de tus flores favoritas año tras año.

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