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Defensa contra el pulgón verde del manzano – Consejos y trucos

Daria · 16.06.2025.

El pulgón verde del manzano, conocido científicamente como Aphis pomi, es una de las plagas de insectos más importantes y comunes en el cultivo de la manzana, capaz de causar graves daños económicos en los huertos. Este pequeño pero muy destructivo insecto debilita los árboles al succionar la savia de las hojas, lo que conduce a un menor crecimiento de los brotes, la distorsión de las hojas y una disminución de la calidad de la fruta. Además, la melaza secretada por la plaga promueve el crecimiento de la negrilla, que reduce aún más la superficie de asimilación de la hoja y contamina la fruta. El control eficaz se basa en una comprensión profunda de la biología y el ciclo de vida de la plaga, lo que permite la sincronización óptima de las intervenciones preventivas y dirigidas.

La lucha contra el pulgón verde del manzano es una tarea compleja que requiere un enfoque integrado, incorporando métodos agrotécnicos preventivos, opciones de control biológico e intervenciones químicas según sea necesario. Por ejemplo, un exceso de aporte de nitrógeno fomenta el crecimiento de brotes frondosos y de tejido blando, creando condiciones ideales de alimentación y reproducción para los pulgones, por lo que una gestión equilibrada de los nutrientes es crucial. Durante la poda, también se debe prestar atención a la eliminación de las puntas de los brotes infestados, reduciendo así la población invernante de la plaga. Aumentar la biodiversidad del entorno del huerto, por ejemplo, plantando franjas de floración, también puede contribuir a la proliferación de enemigos naturales como las mariquitas y los sírfidos.

El seguimiento de la plaga es esencial para desarrollar una estrategia de control. En primavera, después de la brotación, se deben revisar regularmente las puntas de los brotes y las hojas jóvenes para detectar a tiempo la aparición de las fundadoras (madres fundadoras) que causan la infección primaria. La colocación de trampas pegajosas amarillas puede ayudar a rastrear el enjambre de individuos alados, lo que indica el riesgo de que la plaga se propague dentro de la plantación. Determinar el umbral de infestación es crucial para una protección fitosanitaria económica y respetuosa con el medio ambiente, ya que el control químico solo debe utilizarse cuando esté justificado.

Por lo tanto, un control eficaz no consiste en una única intervención, sino en una serie continua de actividades bien planificadas y adaptadas a las condiciones locales. El objetivo de la protección fitosanitaria moderna no es la erradicación completa de la plaga, sino mantener su población a un nivel que ya no cause daños económicos. Este enfoque no solo protege el medio ambiente, sino que también hace que el cultivo de la manzana sea más sostenible y económico a largo plazo, preservando el equilibrio ecológico del huerto. A continuación, detallaremos los métodos que se pueden utilizar para combatir con éxito el pulgón verde del manzano.

El papel de la prevención y la agrotecnia

La forma más rentable y respetuosa con el medio ambiente de controlar el pulgón verde del manzano es mediante la prevención, que se basa en procedimientos agrotécnicos cuidadosamente planificados. La elección adecuada de la variedad y el portainjerto en el momento de la plantación puede sentar las bases para el éxito futuro de la protección fitosanitaria, ya que algunas variedades son menos susceptibles al daño por pulgones. Una gestión equilibrada de los nutrientes basada en los resultados de los análisis de suelo también es fundamental; en particular, se debe evitar la aplicación excesiva de nitrógeno, ya que da como resultado un crecimiento vigoroso de los brotes y una estructura de tejido blando, creando las condiciones ideales para una rápida proliferación de los pulgones. Un suministro óptimo de potasio, por otro lado, fortalece los tejidos de las plantas, aumentando su resistencia.

La poda regular y profesional es una de las medidas preventivas más eficaces, que puede reducir significativamente el número de huevos invernantes y la extensión de la infección primaveral. Durante la poda, se deben eliminar las puntas de los brotes infestadas y deformadas, así como los chupones, que son los lugares de alimentación preferidos de la plaga. La creación de una estructura de copa abierta y bien ventilada no solo facilita una mejor penetración de los líquidos de pulverización, sino que también crea un microclima menos favorable para los pulgones, al tiempo que apoya el trabajo de enemigos naturales como las mariquitas y las crisopas. Es importante retirar y destruir los restos de poda de la zona para evitar que los huevos eclosionen.

Mantener el huerto libre de malezas también contribuye al éxito del control, ya que algunas malezas pueden ser plantas hospedantes alternativas para los pulgones o proporcionarles refugio. El manejo adecuado de las calles, por ejemplo, mediante mulching o siega, también es un elemento importante de la gestión integrada de plagas. La limpieza de las áreas que rodean el huerto también es importante, ya que los individuos alados pueden volar fácilmente a la plantación desde áreas descuidadas y con malezas, creando nuevos focos de infección. Al aplicar de manera consistente los procedimientos agrotécnicos preventivos, podemos crear un agroecosistema estable y saludable que esté menos expuesto a las gradaciones de plagas.

Un tratamiento de invierno aplicado al final del reposo vegetativo es un elemento clave de la estrategia preventiva, destinado a reducir los huevos invernantes. Los productos a base de aceite, como el aceite de parafina, forman una fina capa sobre los huevos, impidiendo su suministro de oxígeno y, por lo tanto, destruyéndolos. Esta intervención reduce significativamente la tasa de proliferación primaveral y da tiempo a los enemigos naturales para prepararse para controlar las poblaciones emergentes de pulgones. El tratamiento de invierno debe aplicarse antes de la brotación, en condiciones de temperatura adecuadas, para garantizar la máxima eficacia y evitar la fitotoxicidad.

Opciones de control biológico

El control biológico se basa en el apoyo y la conservación de las poblaciones de enemigos naturales, ofreciendo una solución sostenible y respetuosa con el medio ambiente a largo plazo en la lucha contra el pulgón verde del manzano. En los huertos de manzanos viven muchos organismos depredadores y parasitoides que pueden regular eficazmente el número de pulgones. Entre los más conocidos se encuentran las mariquitas (Coccinellidae), cuyas larvas y adultos consumen grandes cantidades de pulgones. Una sola larva de mariquita de siete puntos puede destruir varios cientos de pulgones durante su desarrollo, lo que hace que su presencia sea extremadamente beneficiosa en el huerto.

Además de las mariquitas, las larvas de los sírfidos (Syrphidae) también se encuentran entre los enemigos naturales más importantes de los pulgones. Los sírfidos adultos se alimentan de polen y néctar, por lo que plantar plantas con flores como la facelia o el trigo sarraceno en las calles o en los bordes de los campos puede atraerlos y mantenerlos en el lugar de manera eficaz. Las hembras ponen sus huevos cerca de las colonias de pulgones, y las larvas sin patas que eclosionan consumen vorazmente las plagas. Igualmente útiles son las larvas de las crisopas (Chrysopidae), también conocidas como «leones de pulgones», en referencia a su extraordinario apetito y naturaleza depredadora.

Además de los depredadores, las avispas parasitoides (Aphidiinae) también desempeñan un papel importante en la regulación de las poblaciones de pulgones. Estas diminutas avispas ponen sus huevos dentro de los cuerpos de los pulgones, y la larva que eclosiona consume al huésped desde dentro. El pulgón parasitado finalmente se convierte en una «momia» hinchada y momificada, de la cual emerge más tarde la avispa parasitoide adulta, continuando el ciclo. Para proteger a estos organismos beneficiosos, se debe evitar el uso de insecticidas de amplio espectro y persistentes, y se deben preferir los productos selectivos que respetan a los enemigos naturales.

El éxito del control biológico depende de la creación del entorno adecuado. Esto incluye proporcionar refugio y lugares de hibernación, por ejemplo, dejando montones de maleza, montones de rocas o tallos de plantas secas en el borde del huerto. Aumentar la biodiversidad, la presencia de plantas con flores y minimizar el uso de productos químicos crean en conjunto la oportunidad para que se desarrollen poblaciones estables de organismos beneficiosos, que son capaces de mantener las plagas por debajo del umbral económico. El control biológico no produce resultados inmediatos y espectaculares, sino que es una inversión a largo plazo en el equilibrio ecológico y la sostenibilidad del huerto.

Control químico: momento y selección del producto

Cuando los métodos agrotécnicos y biológicos preventivos ya no son suficientes para controlar la población del pulgón verde del manzano y el daño alcanza el umbral económico, puede ser necesario el control químico. El momento de la pulverización es fundamental para el éxito; el objetivo es llevar a cabo la intervención durante la etapa de desarrollo más sensible de la plaga, antes de que las colonias se hagan demasiado grandes y el enrollamiento de las hojas dificulte la obtención de una cobertura de pulverización adecuada. Los tratamientos foliares en primavera, después de la brotación, son generalmente los más eficaces, cuando las fundadoras que han salido de los huevos invernantes comienzan a reproducirse. El seguimiento regular ayuda a determinar el momento óptimo para la pulverización.

La elección del producto fitosanitario adecuado es al menos tan importante como el momento correcto. De acuerdo con los principios del Manejo Integrado de Plagas (MIP), se debe dar preferencia a los productos selectivos que respetan a los enemigos naturales (mariquitas, crisopas, avispas parasitoides) sobre los insecticidas de amplio espectro y persistentes. Los ingredientes activos como la flonicamida, el espirotetramat o el pirimicarb se consideran selectivos y eficaces contra los pulgones, a la vez que suponen un menor riesgo para los organismos beneficiosos. Los productos a base de aceite, los jabones potásicos o los productos a base de aceite de naranja también pueden ser buenas alternativas, especialmente en la agricultura ecológica o con una menor presión de infestación.

Para prevenir el desarrollo de resistencias, es esencial la rotación de ingredientes activos. Esto significa que durante las pulverizaciones dentro de una temporada de crecimiento o en años consecutivos, se deben alternar insecticidas con diferentes modos de acción. Si se utiliza continuamente el mismo ingrediente activo, se pueden seleccionar individuos resistentes dentro de la población de pulgones, lo que lleva a una disminución de la eficacia del producto, o incluso a su pérdida total. La clasificación del modo de acción (por ejemplo, el código IRAC) siempre se indica en la etiqueta del producto fitosanitario, lo que ayuda a planificar una rotación consciente de productos.

La calidad de la técnica de pulverización también determina el éxito del control. La pulverización debe realizarse con un gran volumen de agua y un tamaño de gota fino para garantizar que el líquido de pulverización llegue a la parte inferior de las hojas y al interior de las hojas enrolladas donde se esconden los pulgones. Las horas sin viento, temprano en la mañana o al atardecer, son las más adecuadas para la pulverización para minimizar la deriva de la pulverización y la pérdida por evaporación, y para proteger a los insectos polinizadores activos durante el día, especialmente a las abejas. El uso de tecnologías de precisión, como los pulverizadores dirigidos, puede aumentar aún más la eficiencia y reducir la carga ambiental.

Estrategias de control integrado y perspectivas de futuro

El Manejo Integrado de Plagas (MIP) es un enfoque holístico que utiliza todos los métodos de control disponibles en la lucha contra el pulgón verde del manzano de forma colectiva y complementaria para lograr un manejo de plagas económicamente aceptable, sostenible a largo plazo y respetuoso con el medio ambiente. Esta estrategia no tiene como objetivo la erradicación completa de la plaga, sino mantener su población por debajo del nivel de daño económico utilizando procesos de regulación natural. La base del MIP es el seguimiento continuo, la aplicación de umbrales de daño y la toma de decisiones informada que sopesa la necesidad, los beneficios y los riesgos potenciales de cada intervención antes de llevarla a cabo.

La implementación práctica de una estrategia integrada comienza con procedimientos agrotécnicos preventivos, como un suministro equilibrado de nutrientes, una poda profesional y el control de malezas. A esto le sigue la máxima utilización de las opciones de control biológico, lo que significa mejorar las condiciones de vida de enemigos naturales como mariquitas, sírfidos y avispas parasitoides plantando franjas de floración y proporcionando refugios. El control químico solo se utiliza cuando el seguimiento indica que el nivel de infestación lo justifica, e incluso entonces, se deben elegir los productos más selectivos, respetuosos con el medio ambiente y con los organismos beneficiosos, cumpliendo estrictamente el principio de rotación de ingredientes activos.

Las tecnologías de precisión y la digitalización desempeñarán un papel cada vez más importante en las futuras estrategias de control. El reconocimiento con drones o sensores permite la identificación temprana y precisa de los focos de infección, por lo que las intervenciones se pueden llevar a cabo de manera dirigida, limitadas solo a las áreas infestadas, reduciendo significativamente la cantidad de producto fitosanitario utilizado. Los Sistemas de Apoyo a la Decisión (SAD), que proporcionan pronósticos basados en datos meteorológicos, modelos de desarrollo de plagas y observaciones locales, ayudan a los agricultores a optimizar las decisiones de control y a sincronizar perfectamente las pulverizaciones.

El cambio climático plantea nuevos desafíos a la protección fitosanitaria, ya que los inviernos más suaves pueden favorecer la hibernación del pulgón verde del manzano, y las temporadas de crecimiento más largas pueden permitir el desarrollo de más generaciones, aumentando la presión de la plaga. Por lo tanto, el desarrollo de variedades resistentes y el perfeccionamiento de los métodos de control biológico serán de suma importancia en el futuro. La investigación se dirige cada vez más hacia el uso de biopesticidas, como productos a base de hongos y bacterias, así como extractos de plantas, que pueden ofrecer nuevas alternativas respetuosas con el medio ambiente para los programas de control integrado, garantizando la sostenibilidad del cultivo de la manzana en condiciones ambientales cambiantes.

📷 InfluentialPointsCC BY 3.0, via Wikimedia Commons

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